domingo, 28 de febrero de 2016

Ridley Scott nos cuenta un cuento de marcianos.



Queridos Cinéfilos:

Hace un par de meses inicié mi comentario sobre "El puente de los espías" de Steven Spielberg, con los siguientes dos párrafos:

”Es de sabios saber retirarse a tiempo para que el balance final de una vida artística o profesional exitosa no se vea decrecido por obras cuyo nivel no corresponda a las anteriores de esa persona. Pocas cosas más patéticas que finales de "pitos", precedidos de avisos con "palmas y pitos", tras múltiples faenas de "dos orejas y rabo" en los años gloriosos.

Por ello me da mucho placer poder afirmar aquí que, en mi opinión (también de la gran mayoría de la crítica), Steven Spielberg tuvo y retiene, a punto de cumplir 69 años, el talento, la profesionalidad y el ojo clínico para escoger buenos temas y realizar espléndidamente interesantes películas, como ha hecho en el presente caso con "El puente de los espías"


Lamentablemente no puedo aplicarle la misma calificación a las películas filmadas por Ridley Scott en los últimos 15 años, con soberanos fiascos, al menos en mi opinión, como “El Reino de los Cielos” o “Robin Hood”, aquí comentada hace tiempo, o como la última, “The Martian”, titulada para el mercado español “Marte”, ya que bautizarla con la traducción literal “El marciano” habría producido una catarata de chistes carpetovetónicos (¿entenderán las ultimísimas generaciones el calificativo?.

Fui a verla hace ya un par de meses y me defraudó profundamente, no digamos si la comparamos con el trío de sus obras maestras, “Alien” (1979), “Blade Runner” (1982) y “Thelma y Louise” (1991), absolutamente espléndidas, o con las “simplemente” muy buenas “Los duelistas”, “Legend”, “La sombra del testigo”, ”Black Rain”, incluso “Gladiator”, muy bien realizada a pesar de la simpleza de su guión (mucho mejor era el de “La caída del Imperio Romano”, su muy claro antecedente).

Trato de descubrir el por qué del pertinaz “bajonazo” de calidad en la producción de Ridley Scott. Se me ocurren fundamentalmente dos razones:


La tripulación
  • Que desde su “emigración laboral”, por ahora permanente, a la industria americana, con el consecuente enfoque profesional al mercado USA, se ha volcado en productos primordialmente comerciales “to have fun”, abandonando el espíritu de búsqueda de “calidad” y de “trascendencia europea”, perfectamente aplicable a películas que además resulten muy amenas y por lo tanto con éxito de taquilla, como ocurrió con sus tres citadas obras maestras. Una pena.
  • La indiscutible peor calidad de los guiones de sus películas más o menos recientes frente a las de su época dorada. Por ejemplo, los de sus dos primeras películas como director, “Los duelistas” y “La línea de la sombra”, estaban basados en sendas novelas del magnífico escritor polaco-inglés Joseph Conrad (autor de la extraordinaria “El corazón de las tinieblas”, de la que algo hemos hablado ya en este Foro y se adaptó en el guión de “Apocaypse Now”), mientras que el de “Blade Runner” lo fue de “¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas” de Philip K. Dick.
Después del largo preámbulo vamos a ajustar cuentas respecto a “el marciano”:
Un invernadero en Marte
  • La fotografía y los efectos especiales son excelentes. Lo digo lo primero porque es lo único que considero muy bueno y así puedo pasar a los “tirones de oreja”.
  • El guión es bastante inverosímil y parece dirigido a levantar el orgullo humano y americano en tiempos difíciles. Diría que en el campo de la ciencia ficción esta película equivaldría a la serie de películas “Desaparecido en combate 1, 2,3, ….,N” en el campo del cine bélico USA tras la derrota en Vietnam. O peor aún, el “ambiente” de la acción me recuerda al de la nefasta “Independence Day”, muchísimo más reciente.
  • Algunos pasajes parecen perfectos ejemplos de “buenismo” naif, como el de la colaboración fraternal con la República Popular China para salvar al “marciano”.
  • Lo del cultivo “hidropónico marciano, en atmósfera artificial con abono orgánico humano” es propio de estudiar en “Cuarto Milenio” (en mi infancia hubiéramos dicho que es un “invento del TBO”).
  • No sólo eso, sino que aparecen paradojas científicas como que, si una feroz tormenta en Marte es casi capaz de derribar una nave posada en su superficie o hacer volar a los astronautas, se permita en un despegue de emergencia sustituir la caperuza de protección frontal de una nave por una tela plástica para aligerar peso (literal).
  • Tampoco parece muy normal que, cuando todavía esté en Marte la misión ARES N (no recuerdo si 2, 3, 4…), ya esté en ese planeta, perfectamente preparada para despegar, una nave de vuelta para la siguiente misión ARES N+1 (que como mínimo llegaría un par de años más tarde, supongo) , eso sí, a unos cientos de kms. No soy experto en esos temas, pero me resulta inexplicable.
  • La interpretación es, en mi opinión, muy, muy floja, especialmente negativa la de Matt Damon ya que no me puedo creer su absoluta parsimonia y ánimo en una situación tan desesperada y…¡está nominado para el Oscar!. Los demás o se dedican a “pasar el rato” (Jessica Chastain, tan excelente en todas las otras películas suyas que he visto), o no “se creen” su papel (Chiwetel Ejiofor) o son tan malos actores como siempre lo han sido, especialmente Jeff Daniels, cuya única actuación aceptable lo fue en la excelente “La Rosa púrpura de El Cairo”, quizás porque hacía el papel de simplón personaje de “comedia blanca” de los años 30. Claro que su personaje en “Marte” es tan tópicamente falso que dudo que Michael Caine lo hubiera podido hacer creíble.
  • Y como responsable final de semejante fiasco, Ridley Scott aparece como un director que lo mejor que podía haber hecho, habida cuenta de sus últimos trabajos, es retirarse para que pudiéramos recordarle como el mago que nos regaló maravillas como, reitero la calificación, “Alien” , “Blade Runner” y “Thelma y Louise”.
Ante semejante resultado, no voy a buscar ni facilitar enlaces ni críticas. Desde mi punto de vista, la película no lo merece.

Si esta noche le dan un óscar diferente al de los efectos especiales o a la fotografía, pensaré que los votantes de la Academia están seriamente presionados por la productora. No me cabe que puedan ser tan simples como para gustarles esta película.

Y lo peor es que no he terminado de ajustar cuentas con Ridley Scott. Dejo para otro día comentar su ”Prometheus” …o cómo manchar la memoria de “Alien”.

Manrique

PD: Vi la película en un cine lleno a tope, mayoritariamente de gente muy joven, mientras el espectador sentado delante de mí dedicó intermitentemente un 30%, diría yo, de su tiempo en consultar su muy luminoso móvil. Al final de la película hasta hubo algunos aplausos. Me hubiera encantado hacer una encuesta entre todos los asistentes con una sola pregunta: ¿Por qué la misión espacial se llamaba "ARES"? Me temo que, lamentablemente, sólo una ínfima minoría conoceríamos la respuesta. Apuesto 10 a 1 a que hace 50 años lo sabría un mucho mayor porcentaje de espectadores.

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