El
Manuscrito Encontrado en Zaragoza es un libro de Jean Potocki
publicado en 1804 que yo leí hace muchos años. Debo decir que es
una de esas lecturas de adolescencia a las que no se renucia nunca.
Aún asi, o precisamente por esto, el libro es muy atrayente con una combinación de tensión erótica y misterio muy lograda y lo recomiendo a cualquiera que quiera leer algo original y alejado del mundanal ruido. También se hizo una película del mismo nombre en 1965 por el director polaco Wocjciec Has.
Si a estas alturas te estás preguntando, amigo lector, por qué te cuento todo esto, te diré que viene a cuento del sentido fallecimiento del intelectual, escritor y filósofo italiano Umberto Eco.
Cuando leí "El Nombre de la Rosa" no pude evitar que viniera a mi recuerdo la novela de Potocki debido a que uno de los argumentos que sostienen los dos o tres centenares de páginas del libro de Eco está sacado del Manuscrito. Este misterio, que no voy a comentar por si queda alguien que aun no haya leido el Nombre de la Rosa, es el motivo principal de que la película del mismo nombre con Sean Connery de protagonista resultase medianamente aceptable.
Unos escritores nos dejan y otros llegan. Gloria y agradecimiento a los que se han ido y respeto y cariño para los que llegan y para todos los que nos hacen amar la literatura.
Se llevan escribiendo libros desde los tiempos de Hammurabi. Cada día se publica más literatura de la que un ser humano podría leer durante toda su vida si se dedicase a ello de forma exclusiva. Por favor admitamos que si un libro ha sobrevivido más de 200 años tiene que ser por algo.
A todos los escritores de este siglo y del pasado les deseo que en el siglo XXIII alguien les recuerde.
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