sábado, 28 de octubre de 2017

Tres Periodistas en la Revolución de Asturias Manuel Chaves Nogales, José Diaz Fernández, Josep Pla Prólogo de Jordi Amat

Al hilo del centésimo aniversario de la revolución soviética viene a cuento la publicación por Libros del Asteroide de este libro en el que tres periodistas comentan en caliente los hechos acaecidos en Asturias en Octubre de 1934, solo 17 años después de los "diez días que conmovieron al mundo".

Entre los levantamientos y pronunciamientos que hubo contra la Segunda República Española entre 1931 y 1936 ninguno admite comparación con el balance de muerte y destrucción que dejó el "Octubre rojo en Asturias". Sorprendentemente estos hechos son ignorados por casi todo el mundo, o bien considerados como "menores", o incluso como necesarios intentos de parar al fascismo.

Debemos decir que José Diaz Fernández, además de periodista, era político de Izquierda Republicana, el partido de Azaña y Josep Pla pertenecía a la Lliga Regionalista de Cambó. Manuel Chavez Nogales no tenía "carné" de ningún partido político y escribía para el diario "Ahora", calificable como republicano moderado. Los tres son excelentes escritores.

El prólogo de Jordi Amar nos pone en situación del momento político y nos presenta a los autores.

El libro se lee de dos tragos, especialmente la vertiginosa narración de José Diaz. Tiene el valor del testimonio directo, de la cercanía a los hechos. Se puede decir que el entusiasmo, el horror, el asombro o la tristeza en el narrador provienen de lo que ven sus ojos y del contagio de los protagonistas directos. Personalmente cada vez aprecio más este tipo de narración.

En cada página se encuentran valiosas reflexiones absolutamente aplicables al "aquí y ahora". Propongo las siguientes para que el lector las busque, como un remedo del juego de las siete diferencias y animo a los posibles lectores a añadir otras nuevas:

  • como las revoluciones se devoran a si mismas y como los mas extremistas siempre se imponen en las situaciones confusas.

  • como una masa o grupo humano que cree en algo está dispuesta a todo antes de plantearse: primero si aquello en lo que cree es cierto, segundo cual es el precio a pagar y tercero si vale la pena pagarlo. (valor supremo de la propaganda)

  • como la justificación de "situación de opresión intolerable",  tan frecuentemente esgrimida es muy a menudo simplemente falsa y los estallidos sociales se producen en regiones y colectivos privilegiados.

  • Como al final nadie paga por los platos rotos, excepto la gente del pueblo. Como los responsables de los desmanes se escabullen y como los responsables de proteger la Ley prefieren terminar cuanto antes la faena, de la forma más rápida posible y mirar para otro lado evitando situaciones incómodas, (ni vencedores ni vencidos)

  • Como el final, esta política lleva a los delincuentes a pensar e incluso a decir sin sonrojo "hemos perdido esta vez, la próxima vez será"





miércoles, 25 de octubre de 2017

"Barcos y Cine": Sueños e ilusiones de un joven de 17 años en octubre de 1967



Queridos "Cinéfilos":
La ETSIN

Los que no seáis miembros del COIN (Colegio de Ingenieros Navales de España) no sabréis que está celebrando su 50º aniversario y que, con esta ocasión, nuestra Cinéfila compañera Belén, que es la Directora de la RIN (Revista de la Ingeniería Naval), me sugirió/pidió que escribiera un artículo sobre la relación de nuestra carrera y el Cine para publicarlo en la web del COIN con motivo del aniversario.

Mal que bien traté de imaginar algo original pero, finalmente, me incliné por reflejar una historia real que sucedió en los primeros días de octubre de 1967, con lo que rimaba cronológicamente con la fundación del Colegio.

Belén aceptó mi propuesta y el artículo resultante  está colgado desde la primavera pasada en la web del COIN, pero como amo tanto a la Construcción Naval, el ámbito profesional en el que os he conocido a la gran mayoría de vosotros, como al Cine, mi afición más destacada, creo que es congruente publicar esta doble declaración de amor en este Foro, que nació para tratar temas del Séptimo Arte. La única corrección que para ello he introducido en el artículo es incluir un pie de foto en la única que aparece, de fondo, en la versión de la web y añadir otras de mi vida para que podáis visualizar en ellas a algunos Cinéfilos los que aún no los conozcáis personalmente.

Dedicado a los Barcos y al Cine, Amigos.

Manrique


Estaba muy nervioso mientras caminaba desde la salida del metro de Moncloa hasta su Escuela en la ciudad Universitaria, la ETSIN, en la que esa tarde de principios de octubre de 1967 comenzaba sus estudios para llegar a ser ingeniero naval.


No era para menos. Tras once años en un mismo colegio, haber superado el duro curso de preu y el examen final que daba acceso a la universidad, ahora iba a sufrir un gran cambio entrando en una carrera que, según las noticias, era durísima, pero a sus diecisiete años y pocos meses la ilusión de forjarse un futuro profesional en el mundo de los barcos vencía todos sus temores.


Sin saber cómo, una duda le vino a la mente: “Si soy de Madrid, no tengo familiares marinos y sólo conozco los buques por mis vacaciones en Málaga o Alicante, ¿por qué me atraen tanto?” Inmediatamente encontró una respuesta: el Cine.


Como la inmensa mayoría de los niños españoles urbanitas de los cincuenta, sus amigos y él habían tenido durante la infancia y adolescencia el Cine como su afición estrella para los fines de semana, siendo lo habitual cada tarde de sábado ir a un cine de programa doble con sesiones continuas (con lo que disfrutaban de dos películas por cinco o seis pts, que poco a poco subieron hasta las diez o algo más ya a mediados de los sesenta), entrando cuando podían y abandonando la sala cuando querían. Con este régimen, más los extras de algunos domingos yendo a un cine de estreno en sesión numerada, veían anualmente bastante más de cien películas en la pantalla grande (la pequeña no llegó a la mayoría de sus hogares hasta ya empezados los sesenta).



Y repasó mentalmente entre aquellas películas las de aventuras marinas que tanto le habían impactado a lo largo de su joven vida: la versión cinematográfica de la primera “novela” de viajes, con Odiseo (Kirk Douglas) amarrado al mástil de su nave para no caer en la trampa que, con sus cantos, le tendían las pérfidas sirenas (“Ulises”); de batallas navales en la antigüedad clásica (nadie superaría jamás la incluida en “Ben-Hur”); de los drakker airosamente navegando con su vela cuadra a franjas rojas y blancas amenazando las costas del occidente europeo (“Los Vikingos”); de piratas “de verdad” en el Mar Caribe, no fantasmillas rizosos y rijosos (“El temible burlón”, irreemplazable Burt Lancaster); de la fallida expedición inglesa de la Bounty al Pacífico en búsqueda del árbol del pan (“Rebelión a bordo”, con sus increíbles secuencias para intentar doblar el Cabo de Hornos); de los combates navales en las guerras napoleónicas (“Motín en el Defiant, con el mando de su comandante socavado permanentemente por su segundo a bordo, un memorable duelo interpretativo entre Sir Alec Guinness y Dirk Bogarde, excelsos actores ); de goletas mercantes que competían en el tráfico desde Alaska a California (“El mundo en sus manos”); o la lucha a muerte del enloquecido capitán Ahab con su particular Leviatán (“Moby Dick”), ambas películas protagonizadas por Gregory Peck; de una profética aventura imaginada por Julio Verne (“20.000 leguas de viaje submarino”, Nemo-James Mason frente a Ned-Kirk Douglas) y aún de otra historia suya, con su protagonista, Phileas Fogg (David Niven), comprando en pleno viaje el buque mixto Henrietta y ordenando a su capitán que, agotado el carbón, desguazara toda la madera de su superestructura y la quemase en las calderas para poder llegar a tiempo a su destino y ganar su gran apuesta (“La vuelta al mundo en 80 días”); del más recordado naufragio de un trasatlántico (“La última noche del Titanic, lógicamente muy inferior en el trucaje a la última Titanic, pero con un guión 100 veces superior a ésta); del audaz raid en el Atlántico Norte, durante la Segunda Guerra Mundial, del más famoso acorazado alemán de la Historia perseguido por la práctica totalidad de la Home Fleet británica tras haber hundido al orgulloso Hood en un combate épico (“¡Hundid al Bismarck!”); de la inimaginable, pero real, singladura en corso del germano crucero auxiliar Atlantis involucrando decenas de buques de guerra ingleses en su búsqueda (“Bajo diez banderas”); de la encarnizada caza de un submarino alemán por un destructor americano (“Duelo en el Atlántico”); de las batallas navales entre la U.S. Navy y la Flota Imperial japonesa en el Pacífico (“Primera victoria”)…


Pero no, esas películas le habían ilustrado el mundo de los barcos, mayoritariamente de los buques de guerra, a lo largo de la Historia, pero la que consideró más le había inclinado a tratar de ser ingeniero naval fue el caso de “Misterio en el barco perdido” (“The Wreck of the Mary Deare), producción británica de 1959 dirigida por Michael Anderson con un dos protagonistas sobresalientes, Gary Cooper, en una de sus últimas películas, y Charlton Heston, en la cumbre de su carrera, acompañados por un novel que se estrenaba en ella en un papel secundario, el posteriormente muy famoso Richard Harris.

Narraba un intento de estafa a una compañía de seguros marítimos mediante el autohundimiento de un viejo buque “tramp”, un antiguo Liberty en la película, al que subrepticiamente su armador le había “aligerado” de su valiosa mercancía de motores de aviación en su último puerto de escala previa, trama que daba la oportunidad de rodar escenas muy descriptivas del buque abandonado navegando sin gobierno con mala mar y su difícil abordaje por el equipo de un remolcador de salvamento, así como la posterior encuesta legal y técnica por la presunta pérdida del buque y su cargamento, concluyendo con las operaciones para reflotar el carguero encallado en los bajos de los Minkies, al sur de la isla de Jersey en la entrada del Canal de la Mancha, una vez que se constataba que no se había hundido… pero que podría serlo intencionadamente en aguas profundas camino a su reparación, temas todos ellos que le parecieron fascinantes y reforzaron su atracción por los buques mercantes, lejos de escenarios bélicos.

La película le impactó cuando la vio con unos diez años, la volvió a ver meses o semanas más tarde en un cine de sesión continua y hasta una tercera vez mucho después, cuando la emitieron en la única cadena de televisión existente en esa época.

Sí, ésa fue la película que más le influyó a la hora de ir pensando elegir carrera, por más que en ella no se tratara del proceso de la construcción naval en sí, tema que no consta haya inspirado ningún guión de película conocida hasta la fecha.


Y ahí acabó la remembranza, porque mientras había revisitado aquellas películas acababa de llegar a la Escuela y esa tarde empezó sus estudios…


Allí, con la necesaria aportación de esfuerzo, más sudor y casi lágrimas durante los dos primeros cursos, fue aprobando asignatura tras asignatura, pero simultáneamente descubriendo y aprendiendo los conocimientos teóricos necesarios para su futuro laboral y confirmando, con enorme satisfacción, que no se había equivocado a la hora de elegir carrera.


Y también tuvo la oportunidad de vivir unas muy específicas “prácticas” de navegación: los veranos de 1971 y 72 los dedicó a cumplir las primeras fases de su servicio militar, entonces obligatorio, en la Milicia Naval Universitaria de la Armada, incluyendo una formación específica y práctica, a menudo muy interesante, y lo que más apreció en esos meses fue una singladura de dos semanas a bordo de un buque de guerra (no muy moderno ni impresionante, el LST L-13 Conde de Venadito, construido en 1955, participante activo en la guerra de Vietnam y recién vendido a la Armada por la US Navy) por el Mediterráneo occidental y costa atlántica andaluza, donde tuvo ocasión de hacer unas cuantas guardias diarias de puente o de máquinas, e incluso participar en una práctica de fuego con sus montajes dobles de 75 mm, que inmediatamente le recordaron escenas de combate artillero vistas en Cine una década antes.



Compañeros de la Promoción en la jubilación de Felipe, inolvidable bedel de la ETSIN
Pero lo mejor que sacó de su paso por la Escuela fue el grupo de amigos, compañeros de curso y varios también de los dos veranos de mili, con los que estableció una ligazón de confianza mutua y solidaridad que sigue inalterable 50 años después.

El 25 de septiembre de 1973, habiendo superado los cinco cursos de la carrera y teniendo pendiente de terminar y presentar su proyecto fin de carrera, como era lo habitual, entró a trabajar en un astillero y casi simultáneamente se afilió como precolegiado estudiante al COIN, descubriendo que éste se había fundado sólo unos meses antes de que él iniciara sus estudios en la ETSIN.


Sintió un ramalazo de orgullo cuando muy pocos años después, tras presentar y aprobar su proyecto fin de carrera, obtuvo su título de Ingeniero Naval y consecuentemente la categoría de colegiado de pleno derecho en el COIN.



Compañeros del DT de ASTANO (dos Cinéfilos: José Mª de Juan y yo)
Pasó catorce años trabajando en un astillero, donde también se integró en un equipo de compañeros que se convirtió en círculo de amigos, viviendo en directo como los cálculos, planos y documentación constructiva en cuya realización tomaba parte se transformaban en grandes buques petroleros, OBOs y graneleros que se elaboraban, prefabricaban, montaban, botaban, terminaban su armamento a flote, realizaban las pruebas en muelle y, antes de su entrega, viajaban a su varada en un dique suficientemente amplio para el repasado y pintado final de su obra viva previo las pruebas de mar que, casi sin excepción, se realizaban en los días de viaje de vuelta al astillero, pruebas que el ya menos joven ingeniero consideró siempre una oportunidad de oro para descubrir nuevos aspectos de la carrera más atrayente de toda la politécnica. En aquellos viajes, de vez en cuando se acordaba del vetustísimo Mary Deare que le enamoró tanto un cuarto de siglo atrás como para inducirle a dedicarse a la Ingeniería Naval.

Y ya con 37 años le “movilizaron” desde el astillero a las oficinas centrales de la Compañía en Madrid, lo que él, influido por su afición a la Historia y al Cine, siempre consideró que era como pasar “del frente ruso a Berlín”, para bien y para mal, comentario que no siempre fue apreciado por sus superiores.



IZAR, izq>dcha: Rogelio 4, Rocío 5, yo 7, Juan 8 y Antonio 9
Veinte años después tuvo el honor de ser elegido vocal de la Delegación Territorial del COIN en Madrid y, dentro de las actividades de ésta, propuso y fue aceptado por la Junta Territorial que se hicieran sesiones de Cine-Fórum relacionadas con el ámbito de la Ingeniería Naval, en las que se proyectaba una película y se invitaba a un colegiado o experto en el tema técnico naval más relevante de la cinta en cuestión para que diera una charla a la que seguía un pequeño debate con el público invitado. Ni que decir tiene que el ya muy maduro ingeniero presentó la candidatura de “Misterio en el barco perdido”, realizándose el correspondiente Cine-Fórum el 19 de octubre de 2009, incluyendo una conferencia impartida por la Directora de SASEMAR, actividad que batió el nivel de asistencia previo a dichas sesiones y alcanzó un notable éxito.

Cuando ahora me afeito cada mañana frente al espejo no puedo dejar de extrañarme por no reconocerme físicamente como aquel joven que inició sus estudios de Ingeniero Naval en 1967, pero si cierro los ojos recorro de nuevo el camino entre la estación del metro y la Escuela y siento el escalofrío de emoción cuando atravesé su puerta de entrada, pregunté dónde estaba la clase y hasta me tomé un café en la minúscula cantina que regentaba Josefina, porque, por mucho que la envoltura esté muy obsoleta, mi espíritu sigue invariable.



Antonio, Josechu, Marga, José Ramón, Rogelio y yo
En estos 50 años transcurridos desde la fundación de nuestro Colegio, y de mi casi simultánea entrada en la Escuela, hasta la época actual he seguido amando el Cine y he disfrutado de algunas películas destacadas que en mayor o menor grado tienen una temática relacionada con la Ingeniería Naval, como la clásica y famosísima cinta dirigida por Eisenstein en 1925 sobre el estallido prerrevolucionario ruso en la flota del Mar Negro en 1905, “El acorazado Potemkin (que no había visto de estudiante); la alemana y técnicamente definitiva “El submarino”; la muy buena ilustración del desafío de la Copa de América en “La fuerza del viento”; las tramposillas “La caza del Octubre Rojo o “Marea roja”; dos películas sobre sendas tempestades extremas, “Tormenta blanca” y “Tormenta perfecta”; la técnicamente inmejorable Titanic de James Cameron; la excelente “Master and Commander”

Sí, sin duda muchas de ellas son técnicamente superiores a “Misterio en el barco perdido”, pero ésa fue, ha sido y creo que siempre seguirá siendo mi película en relación con mi carrera, Ingeniero Naval.



jueves, 19 de octubre de 2017

El encargo de Maqroll

Estoy bien jodido. Quedan tres personas delante de mí, y enseguida tendré que abrir la bolsa delante del aduanero, sobre ese mostrador oscuro que seguro que ha visto mil historias más tristes que la mía.

Sudo como un pollo. Los ventiladores, que chirrían mientras giran cansinos, no logran refrescarme. ¿Por qué habré aceptado el encargo de Maqroll? Hay que estar loco. De esta me caen veinte años. Y ya no tengo edad para escapar.


Pero no pierdo la esperanza, aún me queda una oportunidad, hay una persona que puede librarme de mi destino. Si me atreviera a hablarle a la monjita, si no fuera tan angelical…

miércoles, 11 de octubre de 2017

Escritores catalanes nacidos en Barcelona 1

Escritores catalanes nacidos en Barcelona 1

Eduardo Mendoza, Ana Mª Matute, Juan Marsé, Francisco González Ledesma, Manuel Vázquez Montalbán,  Mercé Rododera y Carmen Laforet.
Entre ellos hay tres premios Cervantes y aunque no soy muy entusiasta de los premios literarios, en estos casos, me parecen tan acertadamente otorgados que no puedo dejar de alegrarme.

Todos escriben o han escrito en castellano menos Mercé Rododera y por ésta voy a empezar.
 Leí casi toda su obra a raíz de un interesantísimo seminario sobre mujeres escritoras, en una Universidad privada de Madrid.
No fue fácil la vida de nuestra escritora, vivió la guerra civil y conoció el exilio, pero la literatura la salvó. Escribir fue su liberación y su huida. Decía: “Siempre he necesitado la soledad, para el trabajo y para la vida; la gente me cansa” “El exilio deshace el alma, lo deshoja de su orgullo” “En una guerra da igual quién gane o quién pierda. En una guerra todos pierden” Esta frase la he hecho mía.
Fue creciendo como escritora por su auto exigencia. “Mi vida se autoalimenta de mis ficciones”
Maestra en la creación de personajes femeninos, llenos de fuerza y afán de superación.
“Si hubiera vivido constantemente en Barcelona no hubiera escrito La plaza del diamante ésta es producto de una inmensa nostalgia, es la añoranza que siento por mi país” “Para mí el exilio ha sido una lección de vida”
En 1960 escribe La plaza del diamante, en 1966 La calle de las camelias y en 1967 Cristina y otros cuentos.
En 1972 regresa a Barcelona, acaba de morir Obiols, su amante  desde 1939   (en Paris, Burdeos y Ginebra). Escribe Espejo Roto en 1974 y en 1980 Cuanta, cuanta guerra. Murió en 1983, a los 75 años, en Romanja de la Selva, Gerona, época en la que decía: “Mi vida es mía” y no concedía entrevistas.
Desde luego su obra cumbre es La plaza del diamante, pero tiene otras novelas igual de interesantes: La calle de las camelias y los Cuentos. Todas ambientadas en Barcelona, casi siempre son mujeres las protagonistas, que luchan para salir adelante. La guerra la hacen los hombres sin contar con las mujeres, a las cuales sólo les queda  sufrimiento y dolor. Este pensamiento es una constante en sus novelas. En Cuanta, cuanta guerra, el protagonista es el joven Adriá Guinart, que sale de su casa a hacer la guerra, sin saber muy bien a donde va.

 Ana Mª Matute era bastante más joven que Mercé Rodoreda, ya que nació en 1926; recibió numerosísimos premios. Premio Nadal 1947 con Los Abel, Premio Café Gijón 1952 con Fiesta al Noroeste, Pequeño teatro Premio Planeta 1954, En esta tierra y Los hijos muertos, Premio de la Crítica 1958 y Nacional de Literatura 1959. Primera memoria, Premio Nadal 1959.

Precisamente me voy a referir a esta última novela, la primera que leí de esta escritora y la primera de la trilogía, compuesta  por Los soldados lloran de noche y La trampa. Es importantísimo leerlas las tres seguidas para ver la evolución de los personajes. En la primera novela son niños con una peligrosa maldad y después se convertirán en frívolos adultos. La trampa consiste en que no podrán ser felices a causa de lo que ocurrió en su infancia y que les perseguirá siempre. Lo mejor de Ana Mª Matute son sus personajes infantiles. La mayoría de los niños son malvados, no existe inocencia, saben que están haciendo el mal y son capaces de mentir cínicamente. No son ajenos al ambiente de sus mayores, al contrario, lo sufren y actúan en consecuencia, copiando lo que aquellos hacen; por tanto, la guerra les sirve como imagen a imitar.
Cuenta Ana Mª que su vocación literaria empezó en el cuarto oscuro de su casa. “Me inventaba cuentos que me libraban de mi oscuridad. Escribir es magia”.
A los trece escribió su primer cuento y a los quince su primera novela.
“He tenido una infancia desgraciadísima” “Tenía terror a mi madre” Este miedo le originó tartamudez. Fue a las “Damas negras” “Las monjas eran terribles” “Todas se reían de mí” “Si no hubiera sido por mi padre y por mi tata Anastasia, me hubiera muerto de angustia”
El padre le fomentaba la capacidad de fantasear. Sin embargo su madre guardaba todo lo que escribía. Todos esos escritos están en la Universidad de Boston. Justifica así que sus temas estén centrados en la infancia.
De manera similar a Merce Rododera el matrimonio fue desgraciado. Se dedicó a viajar y de la depresión salió convertida en una escritora completamente diferente, dedicándose a la novela fantástica: Olvidado rey Gudú, es una de las novelas de esta etapa, aunque ella confesó una vez que la tenía escrita hacía años.
Desde luego yo prefiero las novelas de su primera etapa, las he leído todas y constituyen un documento importantísimo para conocer la sociedad de la posguerra.
Su estilo es de una gran riqueza de adjetivos, metáforas, sinestesias (cruce de dos sentidos, vista y olfato, etc.) muy barroco.
Los personajes femeninos difieren bastantes de los de Mercé Rododera,  son débiles, marcadas por la guerra y maltratadas. Llama la atención el desamor de la madre, madre castrante. En Mercé, simplemente la madre no existía, la habían perdido por uno u otro motivo; Colometa (la protagonista de La plaza del Diamante) se lamenta de que no tiene una madre a quién consultar.
Las novelas de Matute están relacionadas con el estilo gótico: retórica de las metáforas, imágenes impresionistas y expresionistas, lo que hace que la prosa sea muy pictórica. Cromatismo de imágenes que no  esperas. Ha sido muy valorada su obra en EEUU.
Recibió el premio Cervantes, el único que le faltaba, en 2010. Falleció en 2014 en Barcelona donde había nacido.

Francisco González Ledesma nacido en 1927 pertenece a la misma generación que Matute pero es un escritor diametralmente opuesto. Su primera novela, Sombras viejas, escrita con tan solo 21 años y por la que recibió el Premio Internacional de Novela, fue prohibida por la censura franquista. Trabajó en la editorial Bruguera entre 1947 -1966. Mientras, escribía novelas del oeste con seudónimo y también novelas románticas. Abogado y periodista trabajó en El Correo Catalán y en La Vanguardia, llegando a ser redactor jefe.
En 1983 publicó Expediente Barcelona en la editorial francesa Gallimard lo que le proporcionó  prestigio y fama en la capital francesa, inaugurando la  serie del inspector Ricardo Méndez. En 1984 recibió el Premio Planeta por Crónica sentimental en rojo. En el 2002 premio Hammett por El pecado o algo parecido. En el 2007 Premio Internacional de novela negra RBA, por Una novela de barrio.


Leí todas las novelas del inspector Méndez en el verano del 2015, unos meses después de fallecer nuestro admirado escritor. La Barcelona que pinta González Ledesma es la de los barrios bajos: prostitutas, marginados, personajes que sobreviven como pueden y que no son mucho peor que los burgueses de los barrios acomodados de la parte alta de la ciudad. A veces unos y otros se encuentran en situaciones comprometidas.
Méndez es un inspector de oficio, que se empeña en hacer su trabajo concienzudamente. Busca al asesino, no importando si la víctima es o no un personaje importante, a menudo son mujeres marginales. Cuando encuentra al responsable no puede probarlo o es  tan importante socialmente que no puede acusarle, viéndose así él mismo comprometido con su jefe. Esta impotencia la lleva Méndez con profesionalidad; se suele consolar en aquellos bares, bien conocidos por él, en los que además le proporcionan información valiosa.
Por último, una novelita que escribió en el 2002: El adoquín azul, es una historia de amor marcada por la política. Un amor que perdurará a lo largo de los años a pesar de las dificultades y sinsabores de la vida.

Juan Marsé nació en 1933 y es un escritor que se ha hecho a sí mismo, sin formación universitaria pero con las ideas muy claras de lo que quería escribir. Sus novelas reflejan una sociedad clasista, cerrada y provinciana. Separada y diferenciada por barrios que, tan sólo paseando por ellos, puedes adivinar quién vive detrás de las ventanas y de las puertas. Algunos personajes son duramente castigados por la dictadura,  intentando sobrevivir. No hay mucha esperanza para los que perdieron la guerra. Nadie, nadie puede salirse de su clase social. Pesimismo y fatalismo es lo que reflejan sus novelas, como La oscura historia de la prima Montse, Ultimas tardes con Teresa o Si te dicen que caí.
Además, tiene otras novelas como El embrujo de Shangai, en las que el tono narrativo se hace más fresco, sin dejar de lado el dramatismo del argumento.
En  los Cuentos completos es donde lanza la crítica más feroz a la sociedad.
Recibió el merecidísimo premio Cervantes en el 2008.

Manuel Vázquez Montalbán, 1939-2003, divertidísimo narrador, también periodista, injustamente criticado mientras vivía. Son famosas sus novelas del detective Pepe Carvalho, pero también tiene otras importantísimas novelas, algunas  históricas como Galindez, por la que recibió el Premio Nacional de Literatura 1991. Jesús Galindez, representante del Gobierno vasco, fue secuestrado en Nueva York en 1956, a partir de este hecho, el escritor construye su novela entre realidad y ficción.
El pianista se centra en el barrio chino de Barcelona, donde él nació. Era un barrio de trabajadores e inmigrantes y era también el otro lado oscuro y sórdido de la ciudad burguesa, como centro de la vida nocturna, los cabarets y los antros de prostitución y delincuencia. Dividida en tres épocas distintas: la primera entre el 2 y el 3 de junio de 1984, la segunda en el mismo lugar en abril de 1946 y la tercera en Paris entre junio y julio de 1936, la novela es un recuerdo a la generación de sus padres, a los que vivieron la guerra, a los que no pueden olvidar. La novela se articula entre la memoria y el deseo. Los personajes viven de los recuerdos.

El premio es una novela sobre los premios literarios, hay que recordar que en Barcelona se conceden dos importantes premios: el Nadal y el Planeta. Aparece el detective Carvalho para meterse en este mundo de crímenes, intereses financieros y poca muy poca literatura.

Pepe Carvalho  es un detective atípico, no he encontrado paralelismo con ningún otro en la novela negra. Escéptico, individualista, sólo tiene una debilidad: la gastronomía. Tiene una novia prostituta, Charo, que le consuela y le quiere, y un ayudante, Bromuro, limpiabotas y otros oficios. El éxito de este personaje es que su creador le ha despojado de su posible condición de héroe. Con  Los mares del sur se alzó con el Premio Planeta 1979.
En todas sus novelas recrea Barcelona, convirtiéndose en la protagonista indiscutible.

Eduardo Mendoza el más joven, 1943, entre mis favoritos escritores catalanes. ¿Qué puedo decir de Mendoza que no se haya dicho en este foro?
Fue intérprete en la ONU mientras que escribía sus primeras novelas. Parece que el distanciamiento de su ciudad natal inspira a todos estos escritores. Su primera novela: La verdad sobre el caso Savolta, novela histórica,  recrea la tensión revolucionaria de Barcelona en el periodo 1917-1919, cuando la capital fue escenario de choques violentos entre obreros y patronos. La ciudad es la auténtica protagonista de la obra (como en todos estos escritores), se nos presenta como una mezcla de fiestas sociales, vida nocturna y ambientes tabernarios, de bombas y flores, asesinatos y amoríos, le consagró como un extraordinario narrador por la que recibió el Premio de la Crítica 1975.
Me interesa comentar  esta novela de Mendoza por la importancia que tiene para conocer Barcelona. Es una novela coral, narrada en continuos flash back, lo que supone  una cierta dificultad de lectura, pero que una vez que avanzamos en la narración todo se va aclarando fácilmente. La trama está construida de manera que conoceremos los hechos más horribles de manera indirecta. El lector puede así dar rienda suelta a su imaginación, cosa que no ocurriría si el autor se lo diera todo hecho.
En el 2016 le concedieron  el Cervantes que recibió con orgullo y un magnífico discurso.



Como broche final he reservado una novela que me parece de Canon, imprescindible para cualquier español que se precie. Nada de Carmen Laforet. Fue la primera novela de esta escritora y recibió el premio Nadal en su primera edición, 1945. Tuvo una gran importancia literaria y social. De pronto aparecía una joven escritora que tenía muchas cosas que decir y cómo las decía. Abría así, el camino a otras jóvenes escritoras y, sobre todo, nuevas lectoras.
Andrea,  la protagonista de Nada, una joven de dieciocho años llega a Barcelona a casa de su abuela paterna, después de quedar huérfana, allí se encuentra con sus tíos: perdedores, violentos, dominantes y muertos de hambre pero que no tienen intención de trabajar, son artistas, uno de ellos pinta unos cuadros que nadie compra. La descripción del piso de la calle Aribau es propia de novela gótica. El título hace referencia a la respuesta de un personaje  cuando se le pregunta qué pasa. Nada, todo se oculta, secretismo es lo que prevalece. Andrea se moverá por la ciudad con una  absoluta libertad, metiéndose en diversos ambientes. Su amiga Enea representa la clase adinerada catalana, la acompañara en algunos de estos paseos o, simplemente, se encontrarán casualmente  donde no lo esperaban.

Nació Carmen Laforet en Barcelona en 1921 y falleció en Majadahonda en el 2004, de Alzheimer.
Se casó con el periodista y crítico literario Manuel Cerezales con quién tuvo cinco hijos. Se separó en 1970. Su hija Cristina escribió una maravillosa biografía de su madre (Música blanca) cuando ésta ya padecía tan terrible enfermedad.
Todos estos escritores están enamorados de su ciudad, la conocen bien y la describen con gracia, a veces con dolor, otras con ironía o con sentido del humor. Por todas estas cualidades son autores valientes, decididos y responsables. Una sociedad que se precie tiene que saber aceptar las críticas. A menudo, no vemos lo que pasa a nuestro alrededor y son los buenos escritores, grandes observadores, los que ponen el dedo en la llaga.

La literatura es el espejo de la vida. Lo que pueden decir los escritores con absoluta libertad sin que se les acuse de falsedad o de injurias. Por esto leer constituye una ventana abierta al mundo.

miércoles, 4 de octubre de 2017

Qué bonito es Badalona.

Y ¡Cuántas veces he cantado eso de... qué bonito es Badalona !

A ritmo de pasodoble y con mi deje andalú... con esa carretera general y esos albañiles en zamarreta.... he cantado por las calles en infinidad de ocasiones aquéllo de... qué bonita es Badalona en invierno y en verano. Y así supe qué era una barretina, y a qué se refería diciendo lo de "con sus apellidos y sus nombres... y su carnet de identidad".

¡ Casi ná !

Y todo eso era allá por los finales setenta y principios de los ochenta. Era cuando yo cantaba por las calles mientras caminaba y me bebía el aire. Hoy, tan modernos todos... sólo siento una enorme tristeza y un dolor punzante porque, sin ser tierra mía, es tierra de los de mi sangre. Y es tierra de mis libertades. Tierra de mis escapadas. Tierra de mis recuerdos. Tierra de mis pérdidas. Tierra de mis refugios. Tierra de mis aventuras. Tierra de mis osadías. Tierra de mis paseos. Tierra de los míos. ¿O es que sólo nos duele la tierra donde nacemos o pacemos?

La tierra se nos mueve debajo de los pies, a ver si nos enteramos. En cambio, para terminar con el amor hace falta que me saquen el corazón.




Marga. (Esa que no quiere separarse de nada ni de nadie nunca más. Esa a la que le duele que se separen de ella. Esa que no sabe estar donde no la quieren, con quién no la quiere. Esa que no quiere que esté con ella quien no la quiera.)