viernes, 21 de mayo de 2010

Mi pesadilla sobre "Robin Hood", de Ridley Scott


Queridos Cinéfilos:

Esta noche he tenido un sueño desasosegador:

William Hurt charlaba con Max Von Sydow en un descanso del rodaje de la última de Ridley Scott, "Robin Hood", lanzando y devolviendo de revés aceradas indirectas solo aceptables entre grandes figuras que ya no están en edad de merecer:

Max, ¿qué hace un chico como tú, que protagonizaste "El Séptimo Sello" o "El Manantial de la Doncella" a las órdenes de Bergman, en una cosa como ésta que se le ha ocurrido al pobre Ridley, que va a ensuciar su curriculum tras haber dirigido hace años maravillas como "Los duelistas", "Alien", "Blade Runner" o "Thelma y Louise"?.

Mira, Will, es que como la residencia de la 5ª edad me cuesta un pico, he tenido que aceptar esto y, por otra parte, acabo actuando casi en el mismo ambiente y época de la primera mía que citas. ¿Y tú?. Se te ha pasado ya el fuego en el cuerpo. Porque la Turner creo que le ganaba hasta a la Gardner en sus tiempos en eso de dejar KO a sus compañeros de rodaje, con lo cuál debiste quedar touché en aquella fantástica película de Lawrence Kasdan en la que salías chamuscado.


Y así seguía la pelota de lado a lado de la pista, pero el que perdía el juego, el set y el partido era Ridley, según machacaba Max, que para eso es muy mayor y puede decir lo que le parezca adecuado, como Fraga:

Creo que lo que habría que hacer es condenar al guionista, Brian Helgeland, no olvides su nombre, a la hoguera como se hacía en el siglo XII con los descerebrados que se salían de madre, porque mira que hay detalles chuscos en el guión, a bote pronto:

Cuando al principio resulta que todos los que tienen que decir algo se encuentran por casualidad en un camino perdido de Francia, porque sí.

Cuando Robin Hood, un arquero a pie de toda la vida, de golpe y porrazo se disfraza de caballero y en un santiamén cabalga como John Wayne en "Centauros del desierto" y maneja la espada (que nunca había usado antes) como Conan.

Que no haya nadie que se acuerde del difunto señor del castillo que se fue a las cruzadas sólo diez años antes y descubra que el recién llegado es un impostor.

Que el anciano Lord que interpreto debía estar gagá para proponerle a su nuera el papelito de aceptar al desconocido que llegaba del mar como si fuera su auténtico esposo que ha vuelto. ¡Si se descubría el pastel, iba a quedar el honor de la familia a la altura del betún de Judea!.

Que Lady Marian sea capaz de enfrentarse en bata y con una espada que encuentra tirada a tropas de élite francesas y, no contenta, al final se disfraza de la futura Juana de Arco, esta vez inglesa, y carga a caballo con un completo equipo de caballero contra el ejército francés que desembarca.

¿Cómo es posible que Ridley que va de intelectual acepte semejantes disparates?. Si fuera su hermano Tony no me extrañaría, ¿pero él?.

Mira, Kurosawa decía que con un buen guión se puede hacer una película buena o mala, pero con uno malo es imposible hacer una buena (se ve que, como era japonés y su alimentación era más sana, no desvariaba con la edad como le pasa a algunos grandes directores europeos, que se venden al vil metal Holliwoodiense y dirigen mastodónticos bodrios como éste o "Troya" donde el alemán (¿cómo se llamaba?: el de "El submarino"... maldito Alhzeimer ..., sí, Wolfgang Petersen, que también se lució en "Air Force One" o aceptando como efecto especial una ola imposible en "Tormenta perfecta") mataba a Menelao por que era antipático, salvaba a Paris, por que era simpático, reducía la guerra de 10 años a ¿un mes?...

Oye: ¿Y qué hace una panda de chavales desarrapados que parecen escapados del rodaje de "El señor de las moscas" y que aparecen de vez en cuando?...


Me desperté y me di cuenta de que mi subconsciente había producido la pesadilla que os relato como consecuencia de mi equivocada elección de película la tarde anterior.

Además de todo lo soñado, eso de que el malo, malísimo, requetemalo fuera calvo y con menos cambio de expresión que un busto egipcio y que el rastrero, traidor, enclenque Juan sin Tierra tuviera el aspecto de un despreciable hispánico tópico (como el embajador español en la "Elisabeth", que también protagonizó Cate Blanchett, hace años) me produjo acidez y me dejó un mal regusto.

Tratando de pasar página, sólo me queda por daros un consejo, especialmente dedicado a los "Cinéfilos" de S. Fernando o de la cosa naval en general: si vais a verla llevad una cafenitrina por si la necesitáis si se os desencadena una angina por el pasmo al descubrir las lanchas de desembarco modelo 1944, forradas de madera y con propulsión a remo para intentar dar el pego, pero con una rampa-portón a proa por donde desembarcan al trote los caballeros del ejército francés (su rey, por otra parte, es un poema). Vamos, como los soldados romanos con reloj de pulsera que decían había en algunas de las producciones serie B italianas de los 50. ¡Lástima que no os hubieran contratado de asesores navales!.

Tened suerte en lo que elijáis para la próxima vez que vayáis al cine.

Os doy una pista: ¡Qué astuto el actor que hacía de Cómodo en "Gladiator" que, en vez de seguir a Ridley en su declive modelo IBEX 35, ha preferido participar en una aparentemente sencilla pero muy buena película dirigida por un tal James Gray... con un guión basado en Dostoievski, como en "Match point", a la que, de alguna manera, recuerda!.

¡Y con Isabella Rossellini!, que tanto nos gustaba a los Space Cowboys en "Terciopelo Azul". ¿O era su madre en "Casablanca"?, José Ramón. Creo que ambas, cada una en la suya. Ahora, Isabella hace de madre del protagonista, treintañero pasado... ¡Gulp!. ¡Cada vez estoy más como Max!.

Buen cine, otro día.

Manrique

PD: Si queréis reponeros en casa de este "Robin Hood", por que ya habéis caído en la trampa, alquilad, comprad, pedid prestada a otro "Cinéfilo" o descargad "Becket" y su consecuente "El león en invierno". ¡Qué diferencia!. Abismal.

sábado, 15 de mayo de 2010

OCNE Temporada 2010-2011

Estimados cinéfilos:

Hace tiempo que no hablamos, o hablamos muy poco, sobre música. La reciente publicación del programa de la Orquesta y Coro Nacionales de España para la temporada 2010-2011 (http://ocne.mcu.es) me anima a hacerlo. Por eso escribo, por una vez, sobre el futuro, no sobre conciertos ya vistos y oídos, como me ha gustado hacer alguna vez en el pasado.

El lema elegido para la próxima temporada de conciertos es “la música en el cine”, nada más apropiado para nuestra común afición, y muchas de las obras elegidas para los 24 conciertos de la temporada están ligadas con el séptimo arte:

• 5ª sinfonía de Mahler (Muerte en Venecia) (ojo, Manrique)
• La cabalgata de las valquirias de Wagner (Apocalipsis now)
• Réquiem de Ligeti (2001, una odisea en el espacio)

Pero también habrá conciertos dedicados a nuevos compositores especializados en bandas sonoras, como el judeo-argentino Osvaldo Golijov (Coppola) y a la música de las películas más famosas de la historia. No me resisto a adjuntaros el programa del primer concierto del ciclo (días 15, 16 y 17 de octubre) que será, sin duda un homenaje al mejor cine musical de todos los tiempos. Os recomiendo que no os lo perdáis si tenéis la oportunidad de asistir.

Por último, para los aficionados a Mahler, que somos muchos, este año la OCNE interpretará las sinfonías tercera, cuarta, quinta, sexta, décima y Das klagende Lied. También habrá un concierto dedicado a la Missa solemnis de Beethoven.

Todos los conciertos tienen precios que oscilan entre los 6 y 29 € los viernes y sábados y los 4 y 16 € los domingos por la mañana.

Buen cine y buena música.

Saludos,
José Ramón López Díaz-Delgado

domingo, 9 de mayo de 2010

Los limoneros




Los limoneros






Es la historia de dos mujeres, no de dos pueblos, sino de dos mujeres, de ellas dos, de Salma y Mira.
La historia de dos mujeres con un trasfondo político que las tiene encorsetadas, que las impide comunicarse, que las ahoga.
Dos mujeres que viven cada una su propia historia de amor (Salma) y de desamor y ruptura (Mira).
Y por lo tanto es también las historia de miles y miles de mujeres de todo el mundo, no sólo palestinas e israelíes, sino de todas aquellas que se encuentran en situaciones parecidas. Las barreras no sólo son políticas, a veces son sociales y económicas, claro que no siempre son tan dramáticas.
Tristemente no pueden romper dichas barreras; barreras creadas por algunos hombres, pero ésto no debe ser ni una acusación ni una disculpa.
Hay que ser valientes, como Salma y Mira, e intentar, por lo menos romperlas, porque somos nosotras las únicas que podemos crear un mundo diferente, un mundo de amor y de perdón y no de rencor y de venganza; pero para eso tenemos que empezar por querernos a nosotras mismas, sin barreras.