miércoles, 28 de febrero de 2018

Dresde, capital del Estado de Sajonia

Dresde, capital Del Estado federado de Sajonia


Llegué a Dresde en el verano de 1999, la primera ciudad alemana que visitaba. La elegí por su arte y no me defraudó, a pesar de encontrarse en proceso de reconstrucción. Pero conservaba ese glamour que tienen algunas ciudades europeas. Alguien la ha comparado con Florencia, la Florencia del Elba, dicen. Los gustos son tan personales que es difícil establecer cánones. Desde luego, para mí, una cosa es Florencia y otra es Dresde. Ni una es mejor que  la otra ni tampoco se parecen. Prometí volver cuando la cúpula de la Frauenkirche estuviera terminada y no he vuelto. En ese momento estaban todos los pedazos de la famosa cúpula, como si de un puzle gigantesco se tratara,  debidamente clasificados y acordonados en un perímetro aproximado al tamaño de la plaza de España de Madrid. Eso me emocionó, por eso decidí volver.

Era una ciudad que empezaba a levantarse de un pasado duro, todavía se veían trabant, esa marca de coches de la República Democrática alemana, con aspecto de que se iban a parar en cualquier momento para no volver a arrancar. Calles con poca circulación, con lentos tranvías, parecía el tiempo detenido. Pero sabíamos que no iba a seguir así por mucho tiempo, que la reunificación iba en serio y, que en unos pocos años, Dresde se podría comparar a cualquiera de las ciudades del oeste de Alemania.
El mayor esplendor de la ciudad comenzó en 1694 coincidiendo con el comienzo del reinado de Federico Augusto I, el Fuerte; una estatua ecuestre totalmente dorada y con armadura romana que desde un alto pedestal parece que nos diera la bienvenida, nos lo recuerda; 69 años de reinado en el que se dieron cita artistas, músicos, artesanos italianos, literatos, entre los mejores de Europa y  nos dejaron bellísimas obras de arte.
El día de la Ascensión, a las tres, penetraba un joven en la ciudad de Dresde por la Puerta Negra, metiéndose, sin advertirlo, en un cesto de manzanas y de bollos que vendía una vieja, de modo que toda la mercancía salió rodando y los chiquillos de la calle se apresuraron a apoderarse del botín que tan generosamente les proporcionaba aquel señor. (El puchero de oro. E. T. A. Hoffmann  (Könisbreg, Prusia 1776- Berlín, Alemania, 1822)
Estamos en la mejor época de Dresde, la ciudad rococó por excelencia. El nombre de rococó, que viene de rocaille se dio mucho más tarde por los adversarios en sentido despreciativo y caricaturesco. Pasan los años, los gustos cambian y se ponen las cosas en su lugar. Un estilo, que a menudo se considera heredado del barroco y no es así, convive en la misma ciudad, como es nuestro caso y lo supera en gracia, originalidad y belleza. Francia inició el proceso. Pero, por lo menos, en arquitectura, Alemania produjo el mayor número de obras. El Zwinger de Dresde es la obra maestra de
Matthäus Daniel Pöppelmann construido entre 1711 y 1722 para Augusto el Fuerte. El Zwinger es un conjunto de salones de baile, de juego, termas, grutas y galerías, destinado a albergar las grandes fiestas de corte, único en su género en Europa. La estructura adoptada por Pöppelmann en el pabellón del recinto del Zwinger, un cuerpo redondo en el centro de dos alas bajas, fue la solución típica del Rococó alemán. Así, hay que verlo para entenderlo.
No estoy menospreciando el barroco pero la diferencia de estilos es importante. Mientras que el Rococó busca lo agradable, refinado y desenvuelto, sutilmente sensual, el barroco tiende a lo imponente y sublime. Ambos estilos subsisten a la vez, el barroco destinado a edificaciones más serias, iglesias, el rococó más lúdicas. Es decir es la función lo que determina el estilo. Así tenemos la impresionante cúpula de la Frauenkirche, iglesia de Nuestra Señora, construida entre 1726-1743, de estilo barroco.
En escultura y pintura las diferencias son todavía más notables; el abandono de los temas grandiosos, de las proporciones majestuosas, en favor de los temas más ligeros y agradables, de pequeñas y refinadas dimensiones, de colores mórbidos y airosos. Y, además, la valorización de las artes menores, que en este periodo viven un gran momento: muebles, espejos, tapices, porcelanas y plata.
Las primeras porcelanas europeas fueron fabricadas precisamente en la manufactura sajona de Meissen, que mantuvo y mantiene un altísimo prestigio.  
En la estrecha calle Augustusstrasse, se encuentra la fachada exterior de la Larga Galeria, aquí , sobre una longitud de 102 metros, el pintor Wilhelm Walter había representado (1873-76) a los soberanos de la dinastía de los electores de Wettin, el llamado “Desfile de los Príncipes”, primeramente con la técnica del revoque rasguñado. Después de que aparecieran daños en la construcción, en 1906 se reprodujo el monumental mural sobre 24.000 azulejos de porcelana de Meissen. Esta obra aguantó incluso la noche del bombardeo de 1945 sin detrimento y documenta la historia milenaria de la dinastía de los príncipes electores de Wettin así como la vestimenta y armas de las distintas épocas.

En 1697, Augusto el Fuerte se pasa, con toda su corte, al catolicismo y se convierte en rey de Polonia. Las primeras misas las mandaba celebrar en la capilla del Palacio Residencial y, a partir de 1707, en el vacío teatro de la ópera, junto al Palacio. En 1727 cuando la población evangélica estaba a punto de crear, con la construcción de la iglesia “Frauenkirche”, la obra arquitectónica religiosa protestante más importante de Europa. Augusto III vio la necesidad de edificar una iglesia católica. La planificación y los preparativos se llevaron en el máximo secreto, Fue encargada a Gaetano Chiaveri, entre 1739-1755, que la decoró con 78 imágenes de santos en las  balaustradas, al gusto italiano. La Horfkirche o catedral de la Santísima Trinidad que así se llamó, tenía prohibido el tañer de las campanas  y las procesiones deberían celebrarse dentro de la catedral.
En el siglo XVIII, un grupo de pintores venecianos, Canalleto, Belloto, Guardi, Marieschi, crean un tipo de paisaje nuevo, son vistas de Venecia en su mayoría, pero no sólo de ésta, también de otras ciudades europeas a donde viajan y recrean su ambiente, los lugares donde se desarrolla la vida cotidiana de sus ciudadanos, sus costumbres, mercados, meriendas en las orillas de los ríos o en pequeñas embarcaciones, todo con el decorado de la ciudad al fondo; son los que se llamarán vedutistas. Se pusieron tan de moda porque muchos príncipes, aristócratas y adinerados personajes de la época deseaban adquirir una de estas “vistas”.
Bernardo Belloto, llamado el Canaletto joven, (Venecia 1721- Varsovia 1780) pintor y grabador, sobrino de Canaletto, viajó por distintas ciudades europeas; llegó a Dresde en 1747 donde trabajó hasta 1758 y fue nombrado pintor de corte de Augusto III.  Nos dejó las más bellas vistas de la ciudad con el Augustusbrücke sobre el Elba en primer término y la ciudad con su esplendorosa cúpula de la Fraunenkirche en segundo término. Se pueden contemplar todas sus obras en la Gemäldegalerie Alte Meister. Belloto en 1759 viaja a Viena, después Munich, pero en 1761 regresa a Dresde, devastada por la guerra de los siete años, permanece allí otros seis años. Acabaría sus años en Varsovia.
En la pinacoteca de los “Maestros Antiguos” además de muchas otras pinturas
magistrales se puede admirar la famosa Madonna Sixtina, obra de Rafael (1483-1520).
Los angelitos que el pintor italiano pintó en la base del cuadro en actitud de cansancio y aburrimiento se han convertido en el  lema de la ciudad y se pueden ver repetidos en multitud de objetos de recuerdo. Estoy casi segura que Rafael incluyó en su cuadro a unos niños que le estaban dando la lata.
Ni en Dresde ni en las principales ciudades europeas se puede vivir sin música. Ha formado parte de nuestra tradición desde siempre y ha evolucionado paralelamente a nuestro desarrollo cultural y científico. Los grandes compositores, los genios son europeos: alemanes, italianos, rusos sobre todo, pero también, ingleses, franceses o españoles.
Por tanto se necesitaban hermosos teatros para escuchar tan maravillosas melodías. Y
los arquitectos se lucían cuando había que hacer un auditorio o un palacio para representar ópera. No sólo la acústica sino también la belleza artística buscaban estos genios de la arquitectura. En Dresde, Gottfried Semper construye un palacio para ópera en 1841 y se convierte en la envidia de toda Europa. Un año después llega Richard Wagner como director de música. Pero el afamado y suntuoso edificio, de estilo renacentista italiano fue pasto de las llamas y quedó destruido en 1869. Nuevamente se le encarga a Semper la planificación de un teatro para ópera y otra vez realiza un maravilloso proyecto que será destruido en febrero de 1945. Pasaron 40 años pero se ha reconstruido fielmente el proyecto de Semper. Ojalá esta ciudad no tenga que sufrir nuevas reconstrucciones.
Continuación de El Puchero de oro de Hoffmann:
Ante el griterío que armó la vieja, abandonaron las comadres sus puestos de bollos y aguardiente, rodearon al joven y lo llenaron de soeces insultos; tanto, que el infeliz, mudo de vergüenza y de susto, sólo pensó en entregar su no muy bien provisto bolsillo a la vieja; que lo cogió ávidamente, haciéndolo desaparecer. Entonces se abrió el círculo; pero cuando el joven salió huyendo, la vieja le gritó: “¡Corre…, corre…, hijo de Satanás, que pronto te verás preso en el cristal! La voz chillona y agria de la mujer tenía algo de horrible; los paseantes se quedaron parados en silencio y la risa de todos desapareció. El estudiante Anselmo-que este era nuestro joven- aunque no comprendía el sentido de las palabras de la vieja, se sintió sobrecogido por un involuntario estremecimiento, y apresuró más y más el paso para escapar a la curiosidad de las gentes. Conforme se abría camino entre la multitud, oía murmurar: “¡Pobre muchacho!... ¡La maldita vieja!...”
Pasó de largo por la puerta de los Baños, y por fin fue a refugiarse en el paseo  a orillas del Elba, que estaba solitario. Bajo un saúco que sobresalía de una tapia halló una sombra amable; se sentó tranquilamente y sacó una pipa que le había regalado su amigo el pasante Paullmann. Ante su vista jugueteaban las ondas doradas del Elba, detrás de las cuales se levantaban las torres esbeltas de Dresde en el cielo polvoriento del cielo, que cubría las verdes praderas floridas y los verdes bosques; y en la profunda oscuridad se erguían las dentadas montañas, nuncios del país de Bohemia.
Como Anselmo podemos sentarnos y disfrutar de tan bellas vistas si, durante unas cortas vacaciones, decidimos pasarnos por Dresde.
Los jardines de los Baños de Linke, en la orilla derecha del Elba, eran uno de los sitios más frecuentados por los habitantes de Dresde; se podía escuchar música y beber café con ron, cerveza o aguardiente. La puerta negra hace referencia a una construcción romana

domingo, 18 de febrero de 2018

Martes de Carnaval, 13 de Febrero de 1945: El mayor crematorio de la Historia actúa en Dresde


Queridos Cinéfilos:

Mi edición (1969) de la novela sobre Dresde
Hace más de diez años, el 5 de abril de 2006, cuando este Foro aún no había empezado a operar como un blog (Marga aún no nos había hecho el inmenso regalo de informatizarlo y tan sólo era una simple lista de correos electrónicos con la que los miembros del “grupo fundador” compartíamos nuestras opiniones sobre películas, obras de teatro, programas culturales en TV o libros), circulé una recomendación sobre un reportaje entonces recién emitido en La 2 en su programa habitual de la noche de los sábados, “La Noche Temática”, dedicado al bombardeo aéreo aliado y consecuente completa destrucción de Dresde (en alemán, Dresden, capital de Sajonia, calificada hasta entonces como "la Florencia del Elba"aunque fuera la más barroca ciudad alemana), masacre que comenzó exactamente a las 22:03 del 13 de febrero de 1945, martes de carnaval, y continuó hasta el anochecer del día siguiente, al menos.

Escribí en aquel correo una pequeña introducción que considero sigue siendo válida:

“El sábado pasado en "La noche temática" de TV2 vi un magnífico documental, que ha ganado no se qué premio internacional, “El bombardeo de Dresde en Febrero de 1945”. Espectacular y no por las imágenes del bombardeo en sí (su eficacia hizo que no queden imágenes) sino por los recuerdos y opiniones de los testigos.

Cuando tenía 20 años leí un libro sobre este bombardeo y me quedé impresionado: No todos saben que es el triste récord mundial de víctimas en un solo día: 150.000 muertos (cifra estimada; para comparar, los muertos durante la totalidad de la guerra en Londres por bombardeos, incluidas las V2, no llegaron a 8.000), duplicando las de la bomba atómica en Hiroshima.


Dresde en 1939. A la derecha la Frauenkirche, principal iglesia luterana.
Dresde era algo así como la Salamanca de Alemania, con medio millón de habitantes, nulo valor militar o industrial y que no había sido bombardeada hasta el fatídico martes de carnaval de 1945, con Alemania perdiendo la guerra a chorros en sus tres últimos meses.

Los habitantes presumían que había un pacto tácito por el que en sus días de poder la Luftwaffe nunca bombardeó Cambridge ni Oxford y a cambio los angloamericanos no lo harían con Dresde. Lo que no habían imaginado es que, como en los acuerdos de Yalta entre la URSS, USA y GB de un mes antes se repartían las porciones de Europa en función de su fuerza militar y aportación de su esfuerzo para derrotar a Alemania, los occidentales quisieron demostrar a la URSS la eficacia que habían conseguido en sus bombardeos estratégicos contra la industria alemana, bombardeando durante una noche y un día, hasta arrasarla, una ciudad "virgen" que el Ejército Rojo conquistaría en pocos días. Lamentablemente era la joya del barroco sajón y lo único que contenía era una inmensa muchedumbre de refugiados que huían del avance ruso a 100 kms de distancia. Lo que dijeron en el programa: una carnicería totalmente inútil (en su inmensa mayoría de no combatientes) para el resultado de la guerra, y cruel (los 3000 bombarderos emplearon masivamente bombas incendiarias precursoras del napalm que desencadenaron lo que se llama una "tormenta de fuego" de dimensiones apocalípticas).

Dresde después de la "tormenta de fuego"

Tengo un amigo que ha estado pasando una semana en Dresde hace un par de años y está maravillado de cómo se han reconstruido los principales monumentos de la ciudad en una labor de décadas. Me mostró fotos preciosas. Eso sí, no han podido revivir a los 150.000 muertos....A ver si el mundo aprende.”


Mi comentario no tenía más utilidad práctica, a posteriori, que resaltar la excelencia del programa por si alguna vez lo repetían y podíais verlo (hecho muy inusual entonces, no como ahora que en las cadenas de TVE se repiten varias veces los reportajes e incluso las películas en un plazo de meses, por los recortes de gasto, supongo) y, no menos importante, llamar la atención de los que no tuvierais noticia previa de dicho bombardeo, cuyo número de víctimas es imposible prácticamente de fijar por unas evidentes razones:
  • Habría que haber sabido con cierta aproximación cuántas personas se encontraban en Dresde esa noche, pero parece lógico aceptar que su población habitual prácticamente estaría duplicada por la enorme cantidad de refugiados civiles de Prusia y Silesia (de los que no había listas o se perdieron) que huían en masa aterrorizados por la proximidad del avance inexorable del Ejército Rojo, que llegaba dispuesto a cobrarse duplicadas, triplicadas o más, las ofensas recibidas de la Wehrmacht en su tierra durante los años anteriores.
    La zona de la Frauenkirche en ¡¡1952!!  Reconstrucciones al fondo
  • Debido a que se utilizaron muy mayoritariamente bombas incendiarias en vez de rompedoras, se alcanzó una enorme temperatura en todo el centro de la ciudad por la “tormenta de fuego” que se desencadenó, por lo que se supone que miles (¿cuántos?) de cadáveres literalmente se convirtieron en ceniza y no quedó rastro de dichas víctimas. Así Dresde se convirtió en un inmenso crematorio "automático".
  • Se pueden obtener en internet datos pavorosos: en los días siguientes al bombardeo, ante la enormidad de víctimas, que desbordaban la posibilidad de enterramientos incluso en fosas comunes, las autoridades organizaron piras colectivas “in situ” de varios cientos de cadáveres apilados en cada una, que se quemaban de la forma más eficaz posible con las escasísimas reservas de combustible disponibles. Es casi un sarcasmo que hubiera que recurrir al fuego para eliminar los cadáveres del pavoroso incendio.
  • Tras apagarlo y enfriarse las ruinas, lo que he leído que tardó siete días, y poder acceder las patrullas de rescate a algunos refugios no muy profundos o protegidos, a veces encontraron un magma resultado de la fusión de los cuerpos humanos que allí se apretujaron a tope durante el ataque. ¡El horror!.
Zona céntrica tras el bombardeo
Mi primera noticia sobre ese terrible bombardeo la obtuve a través de una novela francesa que leí en 1970, “La ciudad asesinada” (“La ville aux toits verts” = La ciudad de los tejados verdes, por el color oxidado de los tejados de cobre de muchos de sus mejores edificios) escrita por Maurice Guillot, sargento voluntario en el ejército francés durante la Segunda Guerra Mundial, con 20 años prisionero de los alemanes tras la debacle militar gala y consiguiente rendición de junio de 1940, logrando escapar posteriormente para unirse a la Resistencia y volver a ser capturado y enviado a los campos de concentración, posteriormente de trabajo, nazis en Polonia y Alemania. Liberado definitivamente al final de la guerra, fue múltiplemente condecorado y ascendido a oficial. Estudió lenguas vivas y en 1948 se reincorporó voluntario al Ejército, participando en la Guerra de Indochina, causando baja definitiva en 1956, cuando declaró que ya no quería ser más “ni funcionario, ni mercenario”, añadiendo que deseaba “poder describir libremente la verdadera imagen de un ejército en la guerra”.

La publicación en 1959 de su primera obra “La Grande Ocassion”, crítica con la política militar francesa, trajo consigo su fulminante despido de su puesto en los Servicios Sociales de la zona de ocupación francesa en Alemania y un largo proceso judicial con el Ejército, que acabó con el Tribunal de Apelación fallando a su favor.

A partir de entonces se dedicó plenamente a escribir, basándose para “La ciudad asesinada” en las experiencias propias y las referencias que le facilitaron otros prisioneros en el cautiverio, novela en la que narra la vida de un supuesto alter ego desde la rendición de junio de 1940 durante su largo calvario en diversos campos de prisioneros para acabar, hacia el final de la guerra, como trabajador forzoso en Sajonia, ya no rígidamente controlado en un campo sino alojándose en semilibertad en una casa de alemanes de la tercera edad con los que establece un relativamente estrecho nivel de convivencia, hasta llegar a la hecatombe de la noche del Martes de Carnaval de 1945 con la destrucción de Dresde, que está narrada de una forma casi de documental periodístico que, os aseguro, no le deja a uno indiferente. Es totalmente impactante.

Pira en el centro de Dresde
En cierto modo “La ciudad asesinada” es una novela con un mensaje y estilo similar a "La Hora 25", recientemente muy bien comentada por José Ramón, aunque, en mi opinión, esta última sea literariamente superior y tenga un personaje fundamental, aunque no protagonista,  Traian Koruga, que inserta la visión razonada de un intelectual como testigo del caos total, categoría de persona que no aparece en “La ciudad asesinada”

En el verano de 2016 participamos en un viaje colectivo visitando el norte de Alemania en el que lamentablemente pasamos sólo cinco o seis horas en Dresde, tres de ellas con una muy buena guía local que nos enseñó la ciudad reconstruida, incluyendo en su explicación una referencia al bombardeo en la que nos comentó que la “tormenta de fuego” llegó a elevar la temperatura en el centro de la ciudad a 1000 o 1500ºC, no lo recuerdo bien pero por ahí andaba. 


En este sentido tengo que añadir un dato llamativo: dos días después, durante nuestra visita al enorme ayuntamiento de Hannover nos enseñaron en su hall cuatro muy grandes y detalladas maquetas de esa ciudad a lo largo de su historia, una de ellas de 1945, al final de la guerra, donde la guía local nos informó que fue la ciudad alemana más destruida durante el conflicto por ser un gran centro fabril; creo recordar que afirmó que el 85% de  los edificios del conjunto de la ciudad quedaron en ruina total, superando en ello a Dresde, Hamburgo y Berlín, eso sí, como resultado de muchos bombardeos y no de uno único y terrible.

Cecilienhof, sede de la Conferencia de Potsdam
Recalco lo que ya escribí en 2006 sobre la absoluta inutilidad militar de la destrucción de Dresde: según todo lo que he leído al respecto, parece claro que se llevó a cabo únicamente porque los Aliados quisieron demostrar a los rusos la capacidad destructiva de su bombardeo estratégico en 24 horas sobre una ciudad anteriormente intacta... cuyos habitantes soñaban estar en un lugar relativamente seguro. Tras la cumbre de Yalta (4 al 11 de febrero de 1945, es llamativo que el ataque a Dresde se llevara a cabo tan sólo dos días después de acabar la cumbre) entre la URSS, Gran Bretaña y USA y con vistas a la próxima en Potsdam, cuando se rindiera Alemania (finalmente se celebró en julio de 1945, cerca de Berlín), por parte de Churchill se trataba de negociar  con Stalin desde una posición de fuerza equilibrada sobre qué parte de Europa quedaría bajo control exclusivo soviético, puesto que éste alardeaba de que el ejército que realmente había desgastado y derrotado a la Wehrmacht era el soviético y no los angloamericanos. 

Volviendo a la novela, el texto “La ciudad asesinada” se abre con una cita: ”Que nuestros ojos se sientan colmados ya de todo esto” (de ‘El Infierno’ en “La Divina Comedia” de Dante) y acaba con un anexo, de sólo una página, tomado de  New Statesman nº 1677, revista semanal británica de temas políticos y culturales, del que copio únicamente sus dos últimos párrafos (estimo que son suficientes):
“… 
En materia de exterminio, constituyó la operación más lograda de la historia de la humanidad, asesinando y destruyendo en una sola noche mucho más que lo conseguido en las dos incursiones atómicas en el Japón y tres veces más que todos los bombardeos alemanes reunidos en la Gran Bretaña.
La destrucción de Dresde el 13 de febrero de 1945 supuso uno de estos crímenes de guerra contra la humanidad cuyos autores habrían comparecido ante el Tribunal de Nuremberg si está jurisdicción no se hubiera convertido en un mero instrumento de venganza de los aliados"

R.H.S. Crossman
(3 de mayo de 1963)

Para ilustrar este comentario he buscado en internet el mejor documental accesible, el espléndido anteriormente citado que emitieron en La 2, “El drama de Dresde” de Sebastian Dehnhardt, ganador del premio Emmy Internacional 2005 y el Magnolia 2006 (que estuvo en youtube, fue eliminado y afortunadamente ya está de nuevo disponible en este enlace)
 
La Frauenkirche, como yo la vi en 2016
Actualmente Dresde está reconstruida con la típica eficacia y minuciosidad germanas, como demuestran las fotos tomadas personalmente en mi corta visita, que incluyo, y es una ciudad muy turística. Como Ana Díaz, muy activa miembro de nuestro Foro pasó una semana visitándola alrededor de 2009, le dejo la tarea de contarnos sus impresiones sobre "Dresde" con muchísima más base que yo, si está de acuerdo.

Tan sólo adelanto que la Frauenkirche era, y ahora vuelve a ser, la más importante iglesia luterana de la ciudad y que tras el pavoroso incendio siguió en pie toda la obra de piedra, pero a una altísima temperatura, y a los pocos días se hundió tras enfriarse. No fue reconstruida hasta después de la reunificación alemana entre 1993 y 2005, tratando de reincorporar los bloques de piedra que no se habían dañado en su derrumbamiento, que habían sido identificados y conservados en la época de la RDA en espera de una posible futura reconstrucción.

Termino, para mí es esperanzador saber que existe desde 1959 un hermanamiento activo entre Dresde y Coventry, la industrial ciudad inglesa que sufrió muy importantes bombardeos alemanes durante la guerra. Cuando se inauguró la nueva catedral de esta ciudad en 1962, sustituyendo a la original que había resultado destruida totalmente en noviembre de 1940Benjamin Britten compuso para dicha ceremonia su impresionante "War Requiem", insistiendo él en que sería en memoria de todos los caídos en las dos guerras mundiales, de cualquier nacionalidad, por eso los tres cantantes solistas representan a una rusa, un alemán y un inglés, oratorio que tanto hemos recomendado en este Foro José Ramón y yo mismo

Si tenéis la oportunidad de visitar Dresde, os aconsejo hacerlo sin la mínima duda y en tal caso opino que para apreciarla correctamente es conveniente conocer el infierno que sufrió, por ello he escrito este largo comentario que pensaba publicar el pasado 13 de febrero, este año también martes de carnaval, día en el que se cumplían 73 años de su destrucción, pero como el tema me parecía absolutamente impactante y merecedor de la más cuidada elaboración,  prepararlo me ha demandado mucha más dedicación y tiempo de lo previsto, por lo que os llega con retraso.

La catedral católica
A lo peor me he pasado detallando el tema en exceso.  Habrá sido porque he considerado que muy buena maestra es la Historia, Amigos, y que el Foro debería tener una digna referencia sobre bombardeo de Dresde

Manrique

PD:  Conservo las dos novelas citadas, “La ciudad asesinada” y "La Hora 25", que están a disposición de cualquier Cinéfilo que quiera leerlas.
Hay una película alemana para TV de 2006, "Dresde, el infierno", que no está mal, pero puramente ilustrativa y con supuestas historias personales en aquel fatídico día. Se encuentra fácilmente en youtube o similar. Ficha en Filmaffinity en https://www.filmaffinity.com/es/film236458.html

lunes, 12 de febrero de 2018

“Figuras ocultas” de Theodore Melfi (“Hidden Figures” USA 2016) y Hedy Lamarr: Mujeres en la Ciencia


Queridas Cinéfilas, especialmente por ayer, y Cinéfilos:

Tengo un gran Amigo, compañero y antiguo jefe en Ferrol, llamémosle CZ, que no ejerce como muy aficionado al Cine, al que abronco quincenalmente por ello cada vez que le llamo para aconsejarle que vea alguna película que considero excepcional, calificación que, de vez en cuando, él comparte tras verla, aunque usualmente rebajándola a interesante o buena. A mediados de diciembre pasado, en medio de la usual filípica por mi parte, contraatacó astutamente: ‘¿A que no has visto “Figuras ocultas”?, película muy interesante y basada en hechos históricos’. Yo, el gran Cinéfilo, etc, etc, no tenía ni pajolera idea de qué película se trataba, por lo que inicié una vergonzante retirada telefónica prometiéndole que buscaría referencias, cosa que hice de inmediato, y que la trataría de ver, lo que no conseguí hacerlo en un corto plazo.

El 2 de enero, sin el menor aviso previo, recibí en casa la película enviada por CZ, que vi y tras ello no bajé una centésima su calificación, por lo que os la comento, aconsejándola, en este Foro, cosa que he considerado hacerlo con motivo de haber sido declarado el día de ayer Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia por la ONU, dedicatoria que me afecta personalmente por no tener más que hijas (las dos con sendas carreras técnico-científicas, por lo que, de alguna manera, es su fiesta) y nietas.


Las "calculistas" viendo el lanzamiento de Glenn en TV
¿Y qué tiene que ver “Figuras ocultas” con la celebración? Mucho por su argumento que trata de la verídica historia de un grupo de mujeres matemáticas y/o físicas, centradas en Katherine Johnson y sus dos colegas, Dorothy Vaughan y Mary Jackson, que trabajaban en el Centro de Investigación Langley de la NASA calculando las trayectorias para los primeros satélites americanos y posteriormente para la misión de John Glenn, el primer astronauta estadounidense en completar una órbita alrededor de la Tierra en 1962, esto es, antes de que hubiera computadoras capaces de hacer dichos cálculos, lo que debió ser un brutal trabajo manual y de altísima responsabilidad.

Pero hay un aspecto significativo y veraz en la trama: ese grupo de trabajo estaba formado por mujeres “negras” superdotadas, sin que dicha condición, por ejemplo, les diera derecho a utilizar los lavabos sólo para blancas en el, en esa fecha, todavía muy racista estado de Virginia. Ni que decir tiene que ni sus nombres ni sus imágenes figuraron en los “créditos” del programa espacial, hasta que, años después, una de ellas fue condecorada personalmente por el Presidente tras haber seguido trabajando ininterrumpidamente en el mismo tema, pero ya apoyándose en la informática, hasta la época de los vuelos de la serie Apollo. 

El tema es muy bueno y políticamente correctísimo: un reconocimiento a esas mujeres afroamericanas a las que al final de la película se las homenajea insertando sus fotos reales al lado de las de sus intérpretes en la cinta.


Las auténticas y las actrices
Y técnicamente, ¿cómo es la cinta?: Para mi gusto no muy buena en la dirección y guión, ambos responsabilidad de Theodore Melfi. Si el director hubiera sido Clint Eastwood, por ejemplo, posiblemente sería una película espléndida, que no lo llega a ser porque los personajes, especialmente los blancos (representados por Kevin Costner y Kirsten Dunst, entre otros) son bastante planos y con escasos matices; el guión no ayuda nada en este aspecto. A pesar de ello, estuvo nominada al Oscar como Mejor Película y Mejor Guión Adaptado

Las interpretaciones del grupo de mujeres de color son buenas, por parte de las para mí desconocidas Taraji P. Henson, Octavia Spencer y Janelle Monáe, con varias nominaciones al Oscar y otros premios siempre como Mejor Actriz Secundaria, puesto que es una película coral.

Concluyo: CZ llevaba razón. Es una interesantísima película, fundamentalmente por su verídico tema, que os aconsejo ver, sin duda.

Como siempre, inserto enlaces con la opinión de la Crítica profesional:

Excelente presentación en “Días de Cine” en La 2 de TVE (5 min).


Crítica de Jordi Costa en El País: “La santidad de las matemáticas”.

“…Basándose en el libro ‘Hidden Figures: The Story of the African-American Women Who Helped Win the Space Race’ de Margot Lee Shetterly, Figuras ocultas reivindica el decisivo papel de las matemáticas afroamericanas Katherine Goble Johnson, Dorothy Vaughan y Mary Jackson en el seno de la NASA, sobre el telón de fondo de una carrera espacial obligada a acelerar tanto su ritmo como su eficacia tras el lanzamiento del Sputnik I por parte de la Unión Soviética. La lucha por los derechos civiles, que alcanzaba sus primeras conquistas aisladas contra la segregación, suma dimensión épica a la justa labor de visibilidad que rige la película...”


Crítica de Alberto Luchini en El Mundo “'Figuras ocultas': vidas de santas”

“A pesar de su voluntario y calculado exceso de superficialidad, una película interesante, entretenida y muy bien interpretada” Puntuación: ★★★


Hedy Lamarr en "Extasis"
Finalmente y antes de acabar, no puedo dejar de trasmitiros un recuerdo y merecidísimo homenaje a la gran Hedy Lamarr, actriz muy conocida en los años 30 a 50, protagonizando desde la famosísima “Extasis”, de Gustav Machaty (Checoslovaquia 1933, película que tuve la suerte de ver en el ciclo permanente de cine mudo de  la Fundación Juan March hace dos o tres años), donde rodó el primer desnudo en la Historia del Cine, a “Sansón y Dalila” de Cecil B. De Mille (USA 1949). Su gran error fue rechazar el papel principal en "Casablanca".

Lo absolutamente extraordinario es que, en su posterior faceta de científica, inventó un sistema de comunicación que es la base del WiFi, el Bluetooth y otras tecnologías actualmente en uso. No dejéis de acceder al enlachttps://mujeresconciencia.com/2015/11/30/hedy-lamarr-la-inventora/


Hay una frase suya que me parece magistral: “Cualquier chica puede ser glamurosa. Todo lo que tienes que hacer es quedarte quieta y parecer estúpida” 

Ella, desde luego, no era estúpida, pero es que además fue bellísima…

Buen CINE histórico y sobre grandes mujeres, Amigos.

Manrique

PD: Actualmente "Figuras ocultas" ya está accesible en la plataforma Movistar+

jueves, 8 de febrero de 2018

Wonder Wheel


Wonder Wheel

La última película de Woody Allen es una obra maestra. Desde luego que la interpretación de Kate Winslet es fundamental para dicho elogio. Pero es que hay mucho más: ambientada en los años cincuenta la historia gira en torno a una familia formada por Ginny (Kate Winslet), su marido Humpty (Jim Belushi), el hijo de Kate, Richie (Jack Gore), un niño de doce años que no le gusta la escuela, sólo le gusta el Cine y quemar cosas cuando se siente muy fustrado. Viven en una agobiante caseta de feria en el parque de atracciones donde Humpty se encarga del mantenimiento del tiovivo y Ginny es camarera. En esta ambiente llega buscando refugio Carolina (Juno Temple), la hija de Humpty y de su primera mujer,  la persigue, un gánster con el que está casada.

Hay un narrador y, a la vez, quinto y decisivo personaje en esta historia, Mickey (Justin Timberlake) es el socorrista de la playa, un joven con sueños de escritor, culto y seductor. Este personaje narrador y coprotagonista lo hemos visto en otras películas de Woody Allen. Parece que el director gusta de echar mano de alguien  que se explique y que nos explique sus sentimientos.
Esta historia, difiere de cualquier otra que hayamos visto de su autor, en que es un drama sin concesiones a la ironía. Asistimos a un patético y triste final para el que Kate Winslet está sublime. Nada hubiera sido igual con otra actriz.

¿Vivió Woody Allen de niño, ese ambiente? Todo hace suponer que sí o que, por lo menos, lo vivió muy de cerca. Es decir es el testigo de este drama, silencioso testigo que, se supone, quedará marcado para el resto de su vida. Solamente escribiendo guiones cinematográficos podrá escapar a ese dolor.

El día que Carolina y Mickey se conocen es justamente delante de un inmenso cartel de Cine, el anuncio de una película del oeste con James Stewart, puede ser Winchester 73. Como no creo en el azar cuando se trata de un director de la talla de Woody Allen, Winchester 73 habla de una persecución, precisamente lo que sufre Carolina. Desde luego las referencias al cine son continuas. Se puede ver a Richie absorto en la pantalla mientras que su madre intenta hacerle comprender la necesidad de ir a la escuela.

No puedo terminar sin mencionar la fotografía de Vittorio Storaro, utilizando el color rojo y ocre para crear un ambiente opresor, en los interiores. Los exteriores tienen un color azul y amarillo claro que descongestionan y, es cuando Ginny se siente más libre, los paseos por la playa.


viernes, 2 de febrero de 2018

El castigo - Jacques Sternberg

No puedo resistirme a trascribir aquí un relato de Jacques Sternberg, escritor belga al que desconocía hasta ayer. Espero que os guste.

Aquí los delitos son muchos pero el castigo es único, siempre idéntico.

Se coloca al condenado ante un túnel interminable, entre los rieles de una vía férrea. A partir de ese momento el condenado sabe lo que le espera. Huye, porque no tiene más que esa oportunidad.

Alucinación, porque el túnel no tiene fin.

El condenado corre hasta perder el aliento y después la vida.

Sin embargo, se puede afirmar que nunca tren alguno fue lanzado por esa vía.

FIN



jueves, 1 de febrero de 2018

Tres anuncios en las afueras

Tres anuncios en las afueras

Una madre no sabe cómo exigir que la policía busque al violador y asesino de su hija. Para ello,  decide poner tres anuncios gigantescos en la carretera que conduce al pueblo en el que vive: Ebbing, Misuri. En dichos anuncios denuncia expresamente al jefe de la policía local de no hacer nada.
A partir de aquí se desarrollan una sucesión de acontecimientos, cada vez más violentos,  que nadie parece ser capaz de parar.
Es fácil comprender a Mildred Hayes  (Frances McDormand), la madre, una mujer amargada por el dolor, pero fuerte y dura, muy dura. Mildred está dispuesta a llegar hasta el final y casi, casi lo consigue.
Enfrente tiene al jefe de la policía, William Willoughby (Woody Harrelson), que tiene el difícil papel de hacer comprender a una madre, desgarrada por el dolor, que no tiene pruebas y que no sabe por dónde buscar.

El guion tiene la virtud de desdramatizar las situaciones más tensas, añadiendo chascarrillos y contradicciones propias de la vida cotidiana. ¿Quién no ha discutido con su madre o su hija y se han dicho cosas que no sentían?
Hay personajes elegidos para ahondar más en esta desdramatización y convertir alguna escena, especialmente violenta, en una parodia. Es el caso de un enano, James (Peter Dinklage). Este personaje es el contrapunto a la vanidad. Estupenda interpretación de Dinklage que se dirige directamente al espectador para recordarle que tiene tanta dignidad como cualquier otro hombre  y a las mujeres, que asuman su complejo de inferioridad por salir con un enano a cenar.

Los actores están esplendidos, de todos es conocida Frances McDormand, ganó un Oscar por Fargo, y promete repetir con este nuevo trabajo, sobre todo después de ganar el Globo de Oro como mejor actriz dramática. Si McDonagh aspiraba a ganar un Oscar no tenía más remedio que incorporar una actriz veterana deslumbrante y, que mejor, que Frances McDormand. La acompañan dos actores, Woody Harrelson y Sam Rockwell, jefe y agente de policía que hacen un brillante papel, nada fácil. El director Martin McDonagh había trabajado en anteriores films con estos últimos, ha repetido y se comprende el acierto.

En fin, la película tiene todos los méritos para ganar varios premios y convertirse en la más vista este año. Quizás no sea un peliculón pero tiene el mérito de ser una historia real, sencilla (no banal) y cotidiana. Para mí es muy buena película, no todo es blanco o negro, bueno o malo. Todo tiene sus matices, no hay fatalismo en esta historia, sin embargo hay esperanza, esto es lo que trasmite la última escena. Esa esperanza no reside en encontrar o no al asesino, sino en mejorar las relaciones humanas.

Dirección y guion: Martin McDonagh
Actores: Frances McDormand, Woody harrelson, Sam Rockwell, Peter Dinklage.
Música: Carter Burwell

Fotografía: Ben Davis