miércoles, 27 de noviembre de 2013

La Mano Invisible


La mano invisible - Isaac Rosa

Acabo de terminar de leer este libro,  y me ha quedado una extraña sensación. ¿Qué he leído? ¿Una novela o un ensayo sociológico? ¿Me ha gustado? ¿Ha terminado?

Por supuesto, no voy a revelar el final, absolutamente coherente con el resto del libro. Una situación absurda e inexplicable (un grupo de trabajadores de distintos oficios, contratados por una ETT para desarrollar su oficio inútilmente ante un público invisible)  es el hilo conductor de unas para mí durísimas reflexiones sobre el trabajo asalariado. Las duras condiciones laborales habituales para  los trabajadores “sin mando”, la monotonía del gesto mil veces repetido todos los días, el cansancio físico y mental, la falta de futuro y casi de vida más allá del trabajo, las relaciones con los jefes y las familias, el miedo al desempleo y la miseria, las ilusiones hace tiempo perdidas…. Esto y mucho más ayuda a componer un panorama desolador.

Mención aparte merecen las relaciones entre los propios trabajadores protagonistas del relato. En cuestión de días se reproducen entre ellos las relaciones de dominación, explotación, servilismo, desprecio al considerado inferior, envidia, odio. Un microcosmos bajo los focos y a la vista de unos espectadores que, cual programa de tele realidad, acuden a observarlos trabajar sin saber si aquello es un anuncio, una obra de teatro de vanguardia, un parque temático o una simple tomadura de pelo.

La novela se estructura sobre los pensamientos que desarrolla cada protagonista durante su jornada laboral. ¿En qué piensa un albañil mientras pone ladrillos? ¿Y un mecánico del automóvil mientras desmonta una transmisión? ¿Y un …? Es evidente que el autor ha dedicado muchas horas a escuchar. No sé si lo ha hecho de manera informal, espiando las conversaciones de un bar de barriada o dando conversación sin identificarse como escritor, o ha contratado a un grupo de trabajadores de distintos oficios para que le cuenten su vida. En cualquier caso, ha conseguido una sensación de realidad asombrosa. Nunca he tenido un trabajo manual prolongado, pero en la descripción de los pensamientos del personaje más cercano a mi entorno laboral (la administrativa) he encontrado muchos aspectos absolutamente reales y cercanos. La prolongación sistemática y no retribuida de la jornada laboral, el portátil para seguir trabajando en casa, el teléfono móvil de la empresa para estar siempre localizado y disponible ¿os suena?

En fin, una obra muy recomendable, salvo en épocas de depresión.

Si queréis saber algo más, ahí van algunos enlaces. Pero nada como leerla.



domingo, 24 de noviembre de 2013

La carretera de Cormac McCarthy

Premio Pulitzer 2006, Cormac McCarthy dedica el libro a su hijo de ocho años que tuvo con su tercera esposa. En un mundo deprimentemente apocalíptico (no se especifica cuál fue la catástrofe, natural o provocada) un padre y su hijo, de corta edad, intentan sobrevivir. Un argumento aparentemente sencillo pero encierra toda clase de dificultades, porque el ser humano a la hora de sobrevivir recurre a los más bajos instintos. ¿Todos los seres humanos o sólo algunos o unos más que otros? Esta pregunta y otras más, que nos iremos formulando, son las que el autor intentará responder lo mejor que pueda. Hay que decir que Cormac McCarthy vivió como un vagabundo durante un cierto tiempo, época que, supongo, le sirvió para cosechar todo tipo de experiencias. El lenguaje es tan escaso que, a veces, parece telegráfico, pero. ¿Es que no sobran las palabras en ocasiones especialmente dramáticas? Hay referencias bíblicas: Un mundo sin Dios ¿es posible? El hombre va buscando una esperanza. El niño necesita creer en algo. Novela, por tanto muy compleja, que nos pone siempre en una tesitura ¿qué haría yo en esa situación? En cuanto a la película me parece que no llega al nivel de calidad de la novela, por una razón relativamente sencilla; la película tiene que responder a todas las cuestiones anteriores y, por tanto, al espectador se le da ya todo hecho, no tiene que pensar por sí mismo.

sábado, 23 de noviembre de 2013

“Tomás Moro, una Utopía” de William Shakespeare … y Anthony Munday, Henry Chettle, Thomas Dekker y Tomas Heywood



Queridos Cinéfilos aficionados al Teatro:

Los ingleses han tenido en su Historia dos casos de amigos consejeros de sendos reyes que, en un determinado momento de sus vidas, tuvieron que elegir entre su deber moral o mantener su relación con el monarca y el consecuente privilegiado estatus. Y eso fue, sigue siendo y será, porque todo poderoso prepotente acabará cometiendo el terrible error de confundir adulación con lealtad, cuando ésta implica que el inferior debe avisar al superior cuando considere, claramente, que va a cometer un error o una injusticia, siendo ésa la máxima prueba de lealtad: arriesgarse a advertir, de frente y claramente, a un superior que no está actuando correctamente, justamente lo contrario que adularle públicamente y traicionarle a sus espaldas.


Enrique II con su Lord Canciller, en "Becket"
Sobre el más antiguo de esos casos, Thomas Becket frente a Enrique II (monarca de la dinastía Plantagenet en la Inglaterra del siglo XII, implantada por los invasores franco-normandos, que la conquistaron cien años antes, convertidos en la clase dominante sobre los vencidos sajones, reducidos éstos a humildes plebeyos), hay una espléndida película: “Becket” (1964, dirigida por Peter Glenville, basada en la obra de teatro de Jean Anouilh “Thomas Becket ou l’honneur de Dieu”, ganó el óscar al Mejor Guión Adaptado, estando nominada para todos las grandes apartados; con un feroz duelo interpretativo entre Richard Burton, Becket, y Peter O’Toole, Enrique II. Desde mi punto de vista, fue una injusticia que no le dieran el óscar de Actor Principal a los dos protagonistas ex-aequo, ambos nominados, o, cuando menos, a Peter O’Toole, considerado por una famosa encuesta entre críticos como responsable de la mejor interpretación masculina de la Historia del Cine, por “Lawrence de Arabia”, pero sin ningún óscar en su chimenea a pesar de sus múltiples nominaciones…) que considero es la primera realmente adulta que me impresionó, ya en mi adolescencia: especialmente espectaculares sus últimos veinte minutos, desde el magnífico soliloquio del Rey tras la cena con su más íntimo círculo de nobles, todos borrachos (como creo recordar que les habla el Rey: “… mis fieles barones, máquinas bien engrasadas para beber, fornicar y matar… ¿¡Pero es que no hay nadie que me libre de este hombre?!”, hasta el histórico asesinato de Becket en la catedral de Canterbury donde va a celebrar misa (que se relata, como un tema lateral, al final de “Los pilares de la Tierra”) por cuatro barones normandos, que han “interpretado” los deseos del Rey, y el cierre circular de la película.

El otro caso, ya en el siglo XVI, es el de Thomas More (Tomás Moro en España) frente al prepotente Enrique VIII, que también tiene su película con muchos óscars: “Un hombre para la eternidad“ (1966) dirigida por Fred Zinnemann y protagonizada por Paul Scofield, excelente actor de teatro y cine que ganó con ella el de Actor Principal. Para los que hayáis tenido la oportunidad y el acierto de ver la muy buena serie de TV “Los Tudor”, Tomás Moro os resultará un personaje muy conocido.


Moro y Cía en el presente montaje
Los dos “Tomás”, que también coincidieron en ser nombrados Lord Canciller (el más alto cargo del gobierno) por su respectivo rey Enrique, acabaron trágicamente (con unos 350 años de diferencia) por honestidad a sus principios y ambos fueron elevados a los altares. Especialmente trascendente fue el caso de Tomás Moro por haberse opuesto  a la creación de la Iglesia de Inglaterra (pasiva y privadamente, hasta su famosa defensa ante el tribunal que lo juzgó, debido a la exquisita lealtad que siempre profesó a Enrique VIII hasta el final,  además de haber sido su mentor y más cercano consejero) preconizada por el Rey como “método definitivo” para conseguir la disolución de su matrimonio con Catalina de Aragón (hija de los Reyes Católicos) y así poder casarse con Ana Bolena, lo que hizo que Tomás Moro no fuera un personaje “reverenciado” por la nueva Iglesia Anglicana ni, obviamente, por Isabel Tudor, hija de Ana Bolena y Reina de Inglaterra durante casi toda la vida productiva literaria de William Shakespeare. Por ello me ha resultado muy sorprendente que éste participara en una obra “colectiva” a favor de Moro (recientemente he leído que se apunta que Shakespeare fuera secretamente, al menos, simpatizante del Catolicismo) obra que aparentemente pervivió como clandestina hasta entrado el siglo XIX y que muy recientemente ha sido reconocida como parcialmente de dicho genio y “reestrenada” por la Royal Shakespeare Company en el Globe Theater de Londres.

Perdonad la, muy probablemente, excesiva introducción antes de llegar a lo fundamental: aconsejaros (para los que estéis en Madrid, sólo hasta el domingo, después la compañía, apoyada por la Universidad de la Rioja, continuará una amplia gira por España) ir a ver el montaje de esta obra, estrenado el verano pasado en el Festival de Almagro, bajo la inspirada dirección de la muy conocida Tamzin Townsend (responsable de algunos de los éxitos teatrales de los últimos años en Madrid, “El método Grönholm”, “Un Dios Salvaje”, …) en una acertada adaptación de Ignacio García May (del que desde aquí os alabé su muy atrayente adaptación dramática de “Drácula” para el CDN en enero del 2010, me imagino que la inclusión de un “historiador” externo a la acción es cosa suya y no de D. Guillermo y/o de los otros presuntos coautores, cuyos nombres no me dicen nada), con una atractiva e inteligente escenografía, que incluye eficaces fondos proyectados, buena iluminación y acertada inclusión de efectos sonoros, todo ello junto con una buena interpretación, notable en el protagonista, José Luis Patiño, desconocido previamente para mí.


Desde un punto de vista literario y dramático, así como de análisis profundo de los personajes, en mi opinión la obra no es comparable a las maestras de Shakespeare, pero, manteniendo un digno nivel a lo largo de toda ella, tiene escenas que, humildemente por mi parte, me parecen claramente escritas por el maestro.


Obviamente, en 100 minutos de teatro no se puede cubrir toda la vida de Moro. La obra, partiendo de su última noche en la Torre de Londres, recorre cuatro o cinco momentos de aquélla, prestando atención a recuperar no sólo la coherencia ética del personaje y su fama como filósofo humanista y amigo de Erasmo, también su proverbial ingenio y sentido del humor, que le permitía hasta actuar para sus amigos interpretando canciones jocosas con juglares, terminando la obra de nuevo en la celda de la Torre, con Moro rumbo al tajo del verdugo y el “
historiador” leyéndonos una edificante cita de su más completa y conocida obra, “Utopía”, considerada maestra de la filosofía humanista, con un éxito tal que introdujo lingüísticamente el sustantivo “utopía”, que en el libro era el nombre propio asignado a un imaginario Estado ideal.

Por si os interesara os incluyo un enlace con un r
esumen amplio de la obra (9 min, incluyendo el comienzo y el final, con la cita que he comentado): 

Decididamente, aconsejo verla (en Madrid sólo hasta este domingo: por si no conocéis el teatro Fernán Gómez, en la Plaza de Colón, tiene excelente visibilidad prácticamente desde cualquier asiento, que son de los más amplios de todas las salas que conozco de Madrid).

Buen TEATRO, amigos.

Manrique

domingo, 17 de noviembre de 2013

"Los Enamoramientos" de Javier Marías

Queridos Cinéfilos: dejo aquí una reseña de un libro que, si bien ya no es muy de actualidad, merece la pena. 

Los enamoramientos devuelve al Javier Marías de Corazón Tan Blanco, Mañana en la Batalla Piensa en Mí y el cuento Sangre de Lanza: vuelve a la ambientación en Madrid, reaparece algún personaje secundario, pero, sobre todo, le da un ritmo a la acción mucho más fluido de lo que últimamente habíamos podido leer en Negra Espalda del Tiempo o en la trilogía de Tu Rostro Mañana.

La estructura es muy parecida a la de estas primera novelas: el protagonista y narrador (femenino en este caso, como novedad) se implica en un hecho desagradable, la muerte violenta de un conocido, sobre el que extrae una reflexión que desarrolla de forma recurrente, y casi hipnótica, según avanza la acción. Si en Corazón Tan Blanco, la novela giraba en torno a la idea de cómo de forma involuntaria se llega a conocer lo que en ningún caso se querría saber, en Los Enamoramientos se reflexiona sobre las ventajas de la muerte de alguien y la inconveniencia de que pudiera llegar a volver.

No falta en esta novela tampoco una historia paralela, espejo de la situación que el narrador está viviendo, que en este caso es una novela de Balzac El Coronel Chabert.

En resumen, a los que os gustaba el Javier Marías de antes de Tu Rostro Mañana creo que os gustará Los Enamoramientos. Para los que piensen, que algo de razón también tienen, que Marías es demasiado reflexivo y reiterativo y que se puede prescindir de muchos párrafos de sus novelas o, aún más, de las novelas enteras, les dejo una frase del propio autor: “Los libros que no leemos, están llenos de advertencias que nunca conoceremos o conoceremos demasiado tarde”.

lunes, 11 de noviembre de 2013

“Las brujas de Zugarramurdi” de Alex de la Iglesia




Queridos Cinéfilos:


En mi opinión, Alex de la Iglesia es uno de los directores españoles en activo con más personalidad, del que, tras la cachondez de “Acción mutante”, me convenció “El día de la bestia” y, más aún, “La comunidad” (antológicamente cinematográfica la escena, casi al final, en las cuadrigas de bronce que coronan el antiguo edificio principal del entonces Banco Bilbao en Madrid), para mí su mejor película.

Ahora, tras la más que un pelín desmesurada ”Balada triste de trompeta", me deslumbra el comienzo de “Las brujas de Zugarramurdi”, que prefiero no desvelar (aunque casi lo hace el tráiler), pero que calificaría como típico en su obra y con todos los genes de identidad propia: acción trepidante, humor berlanguiano, ambientes solanescos, aliño con sal gorda, pero con un resultado magnífico, más aún  para la diversión del público que para la opinión de la crítica.


Venus de Willendorf
La acción continúa con una huida de los protagonistas hasta caer en la trampa de Zugarramurdi, con sus hispánicas (por muy euskalduna genealogía que tengan, no es un contrasentido) brujas (capitaneadas por las excelsas, Carmen Maura y Terele Pávez), su casa de los horrores, escatologías desmesuradas (de los dos sentidos que establece la RAE para esa palabra), chistes made by Torrente y, alternadamente, guiños goyescos (de D. Francisco, el de Lucientes, no de toros, que conste) con un ojo, mientras que con el otro me recuerda irremediablemente a Polifemo (aquí disfrazado de Venus de Willendorf) comiéndose a los compañeros de Ulises en la Odisea.

Pero todo ello coreado con las risas, sí, las risas del público que, a pesar de la sal gorda excesiva, se divirtió un montón. Como yo.

Desde un punto de vista técnico, me quedo con el resumen de la crítica a la película de Oti Rodríguez Marchante tras su presentación en el Festival de San Sebastián: 

“Las brujas de Zugarramurdi» es un artefacto muy divertido y de gran éxito, lo cual es algo distinto de una gran película”


Marinando la cena
Opinión que me parece comparten Carlos Boyero y otros comentaristas, como podréis comprobar en los enlaces que adjunto al final.


No soy un experto, ni mucho menos, en mercadotecnia cinematográfica, pero si todas las películas que se producen en España fueran tan divertidas como ésta (que no busca defender ni implantar posturas ideológicas o históricas, ni ser políticamente correcta: me imagino a muchos y muchas "*istos" e "*istas" despellejándola), me parece que el Cine español gozaría de mucha mejor salud económica…y mental.

Crítica de Carlos Boyero (22.09.2013 en El País): 
Antes del brindis
http://cultura.elpais.com/cultura/2013/09/22/actualidad/1379877582_818692.html 

Crónica de Oti Rodríguez Marchante desde San Sebastián (23.09.2013 en ABC):


Carlos Marañón en Cinemanía:

Sergio Benítez, editor en Blog de Cine: “Las brujas de Zugarramurdi” 


Tráiler en:

http://www.youtube.com/watch?v=7hQ1CyUjQvg

Buen CINE, amigos.

Manrique

viernes, 1 de noviembre de 2013

BOLERO BALLET DE VÍCTOR ULLATE



Ficha técnica:

  • Año 2013
  • Director: Víctor Ullate
  • Director Adjunto: Eduardo Lao
  • Música: Luis Delgado, Ludwig van Beethoven, Maurice Ravel
  • Bailarines principales: Sophie Cassegrain, Marlen Fuerte, Cristian Oliveri, Dorian Acosta, Josue Ullate.
  • Ballet: Víctor Ullate
  • Duración 120 minutos

Comentario

Para celebrar el 25 aniversario de su compañía, Víctor Ullate presenta, en los Teatros del Canal de
Madrid, su espectáculo Bolero. Yo he tenido la oportunidad de verlo hoy y, como me ha encantado, escribo esta pequeña nota para animar a que lo veáis aquellos de vosotros que tengáis la oportunidad de hacerlo en los pocos días que quedan para  que lo retiren de la cartelera. Una pena que solo vaya a estar poco más de 15 días, eso sí, con lleno diario asegurado.

En la primera parte, el ballet completo baila “Seguirilla”, una coreografía de Luis Delgado estrenada en el año 2000 en la que se unen de forma magistral la danza contemporánea con la música y el baile flamenco.

La segunda parte comienza con una magnifica interpretación de Sophie Cassegrain, Marlen Fuerte y Cristian Oliveri de “Tres”, una coreografía de Eduardo Lao estrenada en 2008 con música de tres sonatas de Beethoven, entre ellas su Claro de Luna. Es la parte más clásica del espectáculo y la que mas  gusta a una parte no desdeñable del auditorio.

A continuación el bailarín Dorian Acosta interpreta, en un emotivo solo que provoca los mayores aplausos de la tarde, la coreografía “Aprés toi”, compuesta por Víctor Ullate con música de Beethoven y que se estrenó en 2009.

El espectáculo termina con una representación del bolero de Ravel ambientado en los años 20 del siglo pasado, también una composición de Víctor Ullate, con Marlen Fuerte y Josué Ullate como solistas y el magnífico acompañamiento del resto de la compañía. El público la premia con una fortísima ovación y los correspondientes bravos.

En suma una magnífica tarde de ballet. Si te gusta la danza no te la pierdas. Si no te gusta ve a verla también, porque es difícil no entusiasmarse con tanta belleza. Bien por Víctor Ullate y enhorabuena por los merecidos 25 años de su compañía.

JRL (01-11-2013)