Philip Seymour Hoffman 1967.2014 Decidí memorizar este nombre después de ver la gran película de Sidney Lumet: “Antes que el diablo sepa que has muerto”, 2007. Después vendría “La duda” 2008 en la que P. Seymour Hoffman junto con Meryl Streep protagonizarían una de mis secuencias favoritas del cine. En el 2011 fui a ver “Los idus de marzo” básicamente porque P. S. Hoffman actuaba en ella, y como siempre no me decepcionó. Estas tres únicas películas son suficientes para considerarle uno de los grandes. Sé que ha intervenido en numerosas películas de grandes directores pero yo siempre le recordaré por cada una de las aquí anotadas. P. S. Hoffman me ha hecho emocionarme cuando (en “La duda”) nos enseñó a que hay que ser compasivos o cuando se desmorona frente a Meryl Streep. La evolución que sufre el personaje (Andy Hanson) interpretado por Hoffman en “Antes que el diablo…” es de una gran riqueza de matices. Hay que hacer notar que estas dos películas son de grandes directores y grandes guionistas. Pero me pregunto ¿hubieran resultado igual con otro actor?, y la respuesta es que lo dudo. Algunos grandes actores están tan enamorados de sí mismos que se olvidan de actuar y en cada película en la que intervienen realizan un trabajo similar, así el espectador cuando va al cine a ver a estos grandes divos ve siempre el mismo papel. Evidentemente este no era el caso de Hoffman. Hoffman trabajaba cada papel que interpretaba, hacía una creación, se metía en la piel del personaje y le daba vida. Convendría tener más consideración por todos esos buenos actores, (de reparto los llaman en Hollywood), porque sobre ellos cae la gran responsabilidad de que una película sea una obra maestra.
"No, por favor, éste no."
ResponderEliminarSe me escaparon de la boca estas palabras al ver en las noticias que se había muerto. Desde entonces estoy triste porque a ráfagas vienen a mi mente muchas imágenes suyas en tantas películas y son todas tan grafiticantes de recordar que no puedo aceptar que esto ya se haya acabado, que no vaya a haber más, que ya no me pueda sorprender más, que ya no esté sobre este suelo que piso alguien que participaba de mi ilusión. Es difícil explicar que se pueda sentir tristeza profunda por la muerte de alguien a quien no has conocido más que por los personajes que interpretaba y las historias que te contaba, pero es así. Lástima que él no supiera que nos iba a hacer sentir así en su vida real. Ahora sólo caben lamentos.
Cuando a uno no le gusta el bar en el que está, el cine al que ha accedido, la ópera a la que ha asistido o el trabajo al que acude, ¿qué hace? pues, se va. Cuando a uno no le gusta el mundo en el que vive... lo mismo.
ResponderEliminarY que protesten los que se quedan.