lunes, 29 de diciembre de 2014

MIKE NICHOLS NO SOLO FUE “EL GRADUADO”




Foto reciente del cineasta Mike Nichols
Hace pocas fechas, el 19 de noviembre concretamente, dejó de existir en Nueva York el director norteamericano de cine Mike Nichols, conocido principalmente por haber logrado convertir una comedia meliflua y sentimentaloide, “El graduado” (“The Graduate”), en una de las películas más taquilleras de todos los tiempos.

Estrenado en 1967, el film, que se llevó el Oscar al mejor director y estaba protagonizado por Dustin Hoffman, Katarine Ross y Anne Bancroft, contó con el aliciente de la banda sonora en la que se escuchan inolvidables canciones de Paul Simon y Art Garfunkel, un dúo formado por dos músicos de un alto nivel cultural que explotaron en aquel largometraje, con enorme éxito, algunas de sus mejores temas, como “Mrs. Robinson” (compuesta expresamente para el filme), “La feria de Scarbough” (basada en una melodía folk inglesa) y, sobre todo, “Los sonidos del silencio” (“The sounds of silence”).

 Otro dato interesante de la película es su localización en la universidad californiana de Berkeley, el escenario donde coincidían los hijos de las clases más pudientes de Estados Unidos con los primeros “hippies” que comenzaron a anidar por aquellos “campus”.

El que suscribe este comentario tenía menos de veinte años -¡Juventud, divino tesoro, te vas para no volver!, decía uno de los poemas más conocidos del nicaragüense Rubén Darío- cuando le tocó hacer cola de un par de horas matutinas en un cine la Gran Vía madrileña para conseguir las dos entradas y lograr el objetivo de llevar a su chica a ver una película en una apacible tarde dominical. Recuerdo que mi novieta de entonces y un servidor salimos embelesados después de la experiencia audiovisual en aquella sala de las de entonces, con cerca de mil butacas, una vivencia que ya ha pasado a la historia con la llegada de las multisalas y los minicines por el descenso del número de espectadores y la competencia de los DVD´s y las televisiones.

 Hace poco, volví a ver en la tele “El graduado” y, en mi opinión, la película sobrevive en ciertos aspectos al paso del tiempo. La interpretación de la también desaparecida Anne Bancroft –a la que ya había admirado en “El milagro de Ana Sullivan”, de Arthur Penn- me parece que es de lo más interesante de aquella producción. Su papel de madre acosadora del pretendiente de su hija, para evitar que se case con ella, es de una gran solidez interpretativa. Hoffman hizo perfectamente el contrapunto, y su saber estar a la altura de las circunstancias le valió un incremento del caché en las oficinas de los productores hollywoodienses.

¡No es la pierna de Anne Bancroft!
Como anécdota de la producción hay que decir que el fotograma promocional de la película, en la que aparece una larga pierna de mujer ajustándose una media negra, con Dustin Hoffman observando indolente al fondo de la escena, dicha extremidad no fue la de Anne Bancroft, quien al parecer estaba ocupada en otro trabajo cuando fue requerida para hacer el posado, sino de Linda Gray, entonces una modelo incipiente y después muy famosa por haber sido una de las protagonistas de “Dallas”, la serie que se emitió entre finales de los años 70 del pasado siglo y principios de los 90, que narraba las intrigas de un grupo de de tejanos adinerados que fue exhibida en todo el mundo, y que a este comentarista no gustó un pelo.

Considerado como un magnífico “artesano” del cine, Nichols, que tenía 83 años cuando murió y era de origen polaco-alemán, se inició en el teatro en Broadway. Aunque no le quedó más remedio que ir a rodar con frecuencia a Hollywood, a él lo que le iba era la “marcha” de Nueva York, una ciudad que le atrapó desde su llegada a Estados Unidos huyendo del nazismo.

 Rodó una treintena de películas, algunas de ellas para la televisión, y junto a éxitos notorios, cosechó algunos fracasos como “El día del delfín” (The day of the dolphin”, 1973) y “Dos pillos y una herencia” (The fortune”, 1974). Estas catástrofes se debieron principalmente a la necesidad de trabajar a toda prisa sin perfilar previamente los guiones.

Entre los éxitos posteriores a “El graduado”, hay que destacar en la filmografía de Nichols la divertida comedia “Armas de mujer” (“Working girl”), estrenada en 1988, con Melanie Griffith, Harrison Ford y Sigourney Weaver en los papeles principales.

Ella sí es la Bancroft

Como ocurrió en “El graduado”, el tema musical “Let the River run”, de Carly Simon, contribuyó al triunfo de este duelo de ejecutivas agresivas del Manhattan financiero finisecular. Esta canción de Simon llevó también el Oscar a la mejor banda sonora.

Otro triunfo de Nichols fue su última película, “La guerra de Charlie Wilson” (“Charlie Wilson war”, 2007) –fue muy reconocida aunque no logró ningún Oscar-, protagonizada por Tom Hanks, Philip Seymour Hoffman (también desaparecido recientemente) y Julia Roberts. Se trata de un drama político basado en hechos reales, protagonizada por un congresista con la guerra de Afganistan como telón de fondo.

Yo disfruté mucho viendo esta película en la que se mostró, por enésima vez, la capacidad de autocrítica del sistema norteamericano y, en esta ocasión, la evidencia palpable del precio que está pagando Occidente por los errores del planteamiento del abordaje del conflicto en aquella zona, cuna de talibanes y yihadistas al parecer indomables, por parte de la Casa Blanca.

Un año antes de “El graduado”, Nichols hizo un inmejorable trabajo con la adaptación al cine del drama de Edward Albee “¿Quién teme a Virginia Woolf?” (“Who´s afraid of Virginia Woolf?”), con Richard Burton y Elizabeth Taylor como protagonistas y cuando el matrimonio estaba a punto de saltar en pedazos en la vida real, fiel reflejo del texto del autor que retrata a un matrimonio de profesores universitarios alcohólicos que se odian a muerte. A pesar de todo, la película se llevó cinco Oscar y fue nominada (propuesta) para otros ocho. Quizá fue porque el filme se hizo en el momento oportuno con los actores oportunos.

Por si no lo recordáis, la relación Burton-Taylor fue de lo más tormentoso. Se casaron por primera vez –el actor galés fue el quinto marido de la Taylor, y después vendrían otros dos mas- en 1964 y se separaron diez años después. Sin embargo, en 1975 volvieron a celebrar matrimonio pero en 1976 se divorciaron para siempre, si bien durante estas dos etapas rompieron y se reconciliaron varias decenas de veces. Burton por su parte estuvo casado con otras tres mujeres.

Se cuenta que el rodaje de esta película fue de lo más tormentoso, por las borracheras casi continuas de Burton y Taylor, que degeneraban en ocasiones en insultos y agresiones no solo entre ellos sino hacia los miembros del equipo técnico. Los jovencísimos George Segal y Sandy Denis, que hacían los papeles secundarios, no entendían nada de lo que acontecía en el enrarecido clima del plató si bien Nichols les hacía señas por detrás para que aguantaran hasta que Richard y Liz volvieran a estar sobrios.

El título de la obra de Albee es un juego de palabras que suelen repetir los niños anglosajones –y por extensión los niños de todo el mundo- mientras interpretan una canción infantil basada en la vieja película de dibujos animados de Walt Disney “Los tres cerditos”. En ese filme, los animales son asediados por un lobo (“wolf”, en inglés), al que aprenden a distraer con valor e inteligencia, mientras se preguntan “¿quién teme al lobo feroz?”.

Según el escritor británico Anthony Burgess, “el nombre de la santa patrona de las feministas literarias, Virginia Woolf –quien se suicidó por problemas mentales en 1941 arrojándose al rio Oise- es el del animal depredador”.

“Aparentemente –añade Burgess-, hay gente que la teme o, de otra forma, su nombre no estaría en la canción de los tres cerditos. Hoy día, las mujeres nos llaman cerdos machistas a los hombres. Y los cerdos deberían temer a la más intelectual de las mujeres”.

Javier Parra

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Lo que tengas que decirnos, nos interesa. Gracias.

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.