A mitad de camino entre un drama y una comedia, se queda en nada.
El protagonista derrocha encanto personal sin proponérselo, de manera que liga todo lo que quiere, que no es mucho, pero sí lo suficiente para justificar el guión. Total, lo que podía haber pasado en la segunda escena (la primera es cómo conoce a la chica) y nos habría ahorrado una espera lenta y aburrida, ocurre casi al final.
Si el titulo significa algo; el caos esta en la oficina, pero no dentro de él. Muy astutamente, aprovecha la preocupación por su hija (totalmente inventada, la niña no demuestra ninguna frustración por la muerte de su madre) para distanciarse de los dimes y diretes de la empresa y al final sacar la mayor tajada.
En la última escena se levanta del banco del parque, donde se ha pasado casi toda la película, se sube a su coche, por cierto un BMW, y se va feliz y nosotros nos levantamos de nuestras butacas pensando que este señor nos ha tomado el pelo.
En fin, si queréis ir a verla, os recomiendo que llevéis palomitas.
Ana D.
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