Calígula
Albert Camus
Se está representando Calígula de Albert Camus en el teatro
María Guerrero de Madrid desde el 4 de diciembre. La dirección es de Mario Gas.
Los interpretes son: Pablo Derqui en Calígula, Borja Espinosa en Quereas,
Mónica López en Cesonia, Bernat Quintana en Escipión, Xavier Ripoll en Helicón
y Pep Ferrer, Pep Molina, Anabel Moreno y Ricardo Moya son el Corifeo.
El Calígula histórico fue un emperador romano
entre los años 37 y 41 d. de J. C. cruel, tirano y, probablemente sufrió un
tipo de esquizofrenia o de disociación de la personalidad. Pero en su niñez era
simpático al que adoraban los soldados de su padre, Germánico, cuando se
encontraba en campañas, y que apodaron por este nombre que quiere decir Botita por el tipo de calzado militar
que usaba, pero su nombre era Gayo o Cayo. Al principio de su reinado era
generoso con los pobres, restituyo a la Asamblea sus poderes y era conocido
como soldado valeroso y concienzudo. Pero la rápida transformación hace pensar
en la alteración de la personalidad de la que hablaba antes. En los raros
momentos de lucidez era cordial, ingenioso y tenía el sarcasmo fácil y la
respuesta pronta. Comenzó a tener crisis nocturnas de terror y a recorrer el
palacio pidiendo auxilio. Fue apuñalado por el comandante de los pretorianos,
Casio Quereas, cuando le acompañaba por el pasillo de un teatro. Los
pretorianos también acabaron con la vida de su mujer, Cesonia, y de su hija
pequeña.
Esta introducción me parece
necesaria porque decir que Calígula esteba loco es simplificar demasiado. Ahora
debo hablar de la obra de Albert Camus. Además de ser una crítica al poder tirano
es un estudio de caracteres psicológicos. Calígula sufre y quiere que los demás
también sufran, para ello emplea una lógica implacable a los demás hombres, se
muestra integro pero quiere lo inalcanzable, la Luna. Quereas es un sofista,
dialoga con Caligula en una de las escenas más interesantes de la obra de
Camus, en la que ambos demuestran gran habilidad dialéctica. Helicón es el
esclavo liberado, representa la lealtad. Escipión es el poeta, el que sufre y
no se queja. Cesonia es la fidelidad a Calígula pero es condenada. Los demás
patricios se lamentan de las decisiones de Calígula, de las humillaciones a las
que los someten, pero no son capaces de tomar la decisión de eliminación del
tirano y, ante su presencia se muestran cobardes y hacen todo lo que les pide,
por cruel que sea.
Ahora voy con la representación que
vi hace unos días, en el teatro María Guerrero en Madrid. Es complicado interpretar
un personaje como Calígula, que es cómico y melodramático a la vez, que cuando se
enfada hace temblar a todos. Resumiendo, que es histriónico. Pero no nos hace reír,
porque sus decisiones no tienen nada de graciosas. Pablo Derqui no sabía transmitir
esta complejidad de personalidad, hizo sólo un aspecto, la tiranía. Pero olvidó
que Calígula también era un líder. Tampoco los demás actores lo tienen fácil. ¿Cuál
debe ser su comportamiento? No todo está en el texto; son contradictorios como
seres humanos que son. Pero no deben parecer marionetas sino transmitir
credibilidad.
Dicho todo esto, no fue demasiado
mala, tampoco buena, pero se dejaba ver si no somos muy exigentes. Hay que
agradecer que Mario Gas fuera fiel al texto de Camus, aunque se ponga especial
énfasis en la sentencia: el gobierno
siempre roba. Sin embargo derrocho imaginación, no siempre acertada, cuando
Calígula se transforma en Venus. Un número musical de Bowie, Let`s dance acompañado por Joker y La Máscara.
Resultó patético y se distanciaba del sentido de la obra de Albert Camus. Para
salir de semejante extravagancia y volver al texto original, no se le ocurrió,
ni más o menos, que montar un baño turco en el escenario con un Calígula desnudito mirándonos como si
los raros fuéramos nosotros.
Aconsejo leer el libro antes de
ir a verla, o después, también vale, pues conviene tener nuestro propio juicio
y compararla con la versión de Mario Gas. Al final el diálogo entre Cesonia y
Calígula cierra la obra, ya sólo queda la llegada de Quereas y los patricios
para consumar la ejecución. Ejecución que se espera desde el principio, pero no
sólo se mata al tirano sino que se mata a quién se ha reído de nosotros, al que
nos ha puesto en ridículo.
Hasta el 30 de diciembre se puede
ir a verla y sería muy provechoso leer otras opiniones. Las que han salido en
prensa son más o menos acertadas. De las mejores son la de La Vanguardia y la de El
Confidencial.
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