lunes, 14 de febrero de 2011

Un Tranvía Llamado Deseo


Teatro Español
Dirección Mario Gas

Recordaba la versión cinematográfica con Marlon Brando en camiseta, sudando mucho en una película con mucho calor y muy poca luz, pero solo lograba recordar vagamente el argumento y nada el final.

Nunca había visto la obra representada en un escenario de teatro y debo reconocer que me he acercado al Español con humildad reverencial para recibir el mensaje de Tennessee Williams.

Me habían dicho que las críticas no eran redondas, aunque prometo que no había leido, ni he leido ninguna; en general con pegas dirigidas a los actores. Mi opinión es que la obra se hace larga, y a mí me ha aburrido a ratos.

He intentado encontrar la razón, ¿será la dirección? ¿serán los actores?

No, los actores lo hacen bien, la dirección es correcta, la puesta en escena muy aceptable. Al final he llegado a la peor conclusión, que sé que me llevará a la marginación y al ostracismo, me duele decirlo, pero a mi edad yo ya no aguanto un pelo:

La obra es vieja, no resiste el paso del tiempo, los planteamientos quedan tan lejanos y tan endebles como las novelas de caballerías y el señor Williams se puede ir bajando unos cuantos escalones de su pedestal. El abuso del fuerte contra el débil, el machismo, quedan retratados en esta obra, pero eso no basta. Los prejuicios clasistas de la américa de los años cincuenta quedan heroicamente despedazados cuando el protagonisa exclama, más o menos: "No soy un sucio polaco, soy un ciudadano americano, la nación más guai del mundo" Sí, es heróico, pero ¿a quién le importa eso hoy en la Plaza de Santa Ana?

Rogando vuestra indulgencia y la de las musas os deseo que sigáis buscando la verdad y la belleza literaria.

1 comentario:

  1. Vi, hace tres semanas, "Un tranvía llamado Deseo", en mi programa favorito: el cine en blanco y negro, que presenta Garci los jueves en La Otra.
    La película empezó a las 11 de la noche y terminó a la 1 y no me moví del sillón durante los 122 minutos que dura. Asistí, casi sin pestañear, a la confrontación de los dos mundos que personalizan Stanley Kovalski y Blanche. Seguí, conteniendo la respiración,las interpretaciones magistrales de Marlon Brando y Vivien Leigh, acompañadas de un espléndido Karl Malden. Admiré la magnífica dirección y adaptación de 1951 de la novela de Elia Kazan.
    Es verdad que, como dice Rogelio, el tema de la novela de Tennesse Williams está superado en la sociedad actual. El "gallo de buen plumaje en un corral de gallinas", como dice el propio Tennesse Williams, es gracias a Dios, historia del pasado. La dialéctica del enfrentamiento de un obrero sudoroso contra una muñeca delicada parece mas propia del período romántico que del siglo XXI. Sin embargo, también son parte de nuestro pasado las espléndidas catedrales góticas o las recogidas iglesias románicas y no por ello dejamos de admirarlas.
    Aunque solo sea por tener el nombre más bonito de la historia del cine, "Un tranvía llamado deseo", "A streetcar named desire",e incluir en su reparto aun incipiente Marlon Brando, la película de Elia Kazan merece, a mi entender, ser considerada como de una de las 10 mejores películas de la historia del cine.

    (JRL 15-02-2011)

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