CARLOS FUENTES
Yo nunca me hubiese comprado un libro tan gordo como "La Voluntad y la Fortuna" pero si me lo regala alguien de quien tengo la certeza de que ha dedicado un tiempo a buscar algo que me pudiera agradar, me lo leo de cabo a rabo hasta llegar, como en este caso, a hacer una crónica que lo demuestre.
En tantas páginas hay momentos fluidos y momentos más densos, más duros de leer, sin embargo, al final, el balance es muy positivo.
Carlos Fuentes, intelectual de verdad y con ochenta años lúcidos y lucidos, da una visión de las democracias hispanoamericanas que pone los pelos como escarpias.
Los poderes políticos, los económicos, los que controlan la información están aconchavados, hacen y deshacen a su conveniencia. Quedan algunas migajas que se escapan por entre los engranajes que mueven estos poderes para los desheredados que las cogen como buena o malamente pueden y para algunos más preparados que son utilizados ocasionalmente por alguno de estos poderes.
Las tierras iban a pasar de pocas manos a menos manos pasando por muchas manos.
Fuentes mira con pesimismo el futuro de estas democracias que las está viendo evolucionar desde hace muchos años. Debe ser muy difícil desenvolverse en países en los que resulta complicado discernir entre soborno, ley, multa, costumbre, etc., pero fácil tomarse la justicia por su propia mano o alquilar a bajo precios otra mano que haga el trabajo sucio.
En Europa se está bastante lejos de esta situación, pero no diría yo que a años luz. Hay que estar vigilante con esto de la globalización, de los flujos de migración, de las mafias rusas, chinas, colombianas, etc.
Por otro lado se cuentan en el libro las andanzas y la amistad entre dos chicos y como evolucionan hacia la madurez. Aparecen personajes, algunos clásicos como el profesor comprensivo que habla con ellos en su adolescencia, que les descubre la filosofía, la convivencia de distintos puntos de vista, etc.
Nos recordaba el origen de la palabra "hereje" que era el griego eso theiros que significa yo escojo. [….] Entonces la herejía es libertad….
También aparece el licenciado que los teledirige cuando engranan, ya más maduros, con la sociedad, un intermediario entre los distintos poderes que sobrevive con cierta dignidad entre estos.
Hay otros personajes que cubren matices, algunos más necesarios que otros.
Al final, los amigos que se autoconsideraban como Castor y Pollux (hermanos, hijos de Zeus, uno mortal y otro inmortal) acabaron como Caín y Abel… ¡Qué difícil es mantener los afectos!
Por último decir que me he hartado de mover el diccionario para gozar de la frescura del castellano del otro lado del Atlántico…
Josechu, 7 de enero de 2009.
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