Este asunto, en manos de otro, hubiese sido un río de sangre y carnaza por doquier.
Clint Eastwood desentierra mucho dolor con tal delicadeza y limpieza que honra a los muertos, utiliza la claridad en las palabras relatando situaciones que no necesitan de imágenes porque las palabras son todo. A pesar de la tensión dolorosa mantenida durante todo el tiempo no hay ningún efecto de vana sorpresa que haga saltar al espectador sino que te mantiene el parpadeo lento ante el peor horror, el que se comete contra la infancia. De paso muestra la corrupción policial acompañada de las tretas políticas a cualquier precio, la medicina al servicio del poder y los callejones sin aparente salida. Dedica atención a la dignidad de los que sufren sin perder los papeles y centrados en 'lo que hay que estar' cuando todos esperarían desesperación, llantos, torpezas, errores para finalmente llegar a la resignación del perdedor.
Agradezco que este hombre dedique sus energías, a estas alturas de su película, para denunciar una vez más los abusos contra la fragilidad de la infancia.
A Angelina Jolie le ha regalado un gran papel y ella lo ha bordado.
Marga.
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