martes, 31 de mayo de 2016

Didáctica parábola: "El olivo" de Icíar Bollaín... con guión de Paul Laverty


Queridos Cinéfilos:

Descubrí a Icíar Bollaín ya desde su primera aparición en el Cine: era “Estrella” adolescente (como niña la intérprete fue Sonsoles Aranguren), uno de los dos principales personajes y, a la vez, narradora de la historia en “El Sur”, la maravillosa película de Víctor Erice que opino (creo que en ello no difiero demasiado de los críticos más relevantes) es la mejor película española de los últimos 50 años, a la que sólo considero razonable comparar con “Los santos inocentes” de Mario Camus, “El espíritu de la Colmena”, también de Erice, “Secretos del corazón” de Moncho Armendáriz y quizás alguna(s) otra(s) en la(s) que ahora no caigo.

Después Icíar ha actuado en veintitantas películas, entre ellas “Tierra y libertad”, dirigida por Ken Loach en 1995, (basada libremente en la participación de George Orwell, como voluntario extranjero encuadrado en las columnas del POUM y la CNT-FAI, en los combates en el frente de Aragón durante el primer año de la Guerra Civil Española; a partir de mayo de 1937, la “cosa” cambió drásticamente: aconsejo fervientemente leer la imprescindible reseña autobiográfica  “Homenaje a Cataluña” donde Orwell relata su increíble peripecia dentro de la “pequeña guerra civil” que se desató ese mes en Barcelona entre las milicias trotskistas del POUM, apoyadas por la FAI, contra las unidades militares controladas por el comisariado del PSUC y ERC, de facto contra todas las fuerzas de la Generalitat y del mando central del Ejército Popular, rebelión interna en el bando republicano que se saldó tras una semana de lucha y con Orwell, que estaba hospitalizado por una herida recibida en el frente, escapando a Gran Bretaña, eso sí, con mucha mejor suerte que Andrés-Andreu Nin, líder máximo del POUM, pero de eso se habla y escribe poco porque la mano del “Gran Hermano” y de sus lacayos era, y siguió siéndolo muchos años, larga y terriblemente poderosa, ¡que se lo pregunten al ectoplasma de Trostki!), premiada como la Mejor Película del año por la Academia Europea, aunque a mí no me parezca una de las mejores de Ken Loach, prefiero su magnífica “Lloviendo piedras”, la muy buena “Mi nombre es Joe”, “Sólo un beso” o la inquietante “Agenda oculta”; tengo ganas de ver “El viento que agita la cebada”, que se me escapó.


Laverty, Yolanda Flores (crítica de RNE) y Bollaín 
En ese mismo año, Icíar Bollaín decidió pasarse al otro lado de la cámara con su fresco largometraje “Hola, ¿estás sola?”, habiendo dirigido desde entonces una decena, entre ellos el más celebrado ha sido, probablemente, “Te doy mis ojos”. A mí también me gustó mucho “Flores de otro mundo”.

Durante el rodaje de “Tierra y libertad”, Icíar, que tenía el papel de miliciana anarquista, se supone que trabó amistad con el guionista “fijo” del director, Paul Laverty, que debía andar por allí,… del que sigue siendo pareja actualmente y con el que ha contado como responsable del guión para dos de sus películas, “También la lluvia” (que no he visto) y  la última, “El olivo”, que es de la que paso a opinar tras el casi inevitable preámbulo con los antecedentes que considero significativos para “entender” el resultado.

Tras las referencias anteriores no sorprende que Icíar Bollaín parezca que comparte la ideología militante que impregna todo el Cine de el tándem Loach-Laverty, no en vano aquél es considerado como uno de los más izquierdistas entre los buenos directores europeos actuales, teniendo todas sus obras un fin didáctico y defendiendo siempre a los más desfavorecidos frente a una real o presunta "frialdad" de los aparatos del Estado o, a veces, de la Sociedad en su conjunto, habiendo “levantado ronchas” algunas de sus películas, como, por ejemplo, “Agenda oculta” respecto al Gobierno Británico, en la que, si no recuerdo mal, se acusaba directamente a la policía y autoridades del Ulster de “entorpecer” la investigación de un atentado unionista que acabó con la vida de un miembro de una comisión independiente norteamericana que, sin ser “invitada”, se dedicó a investigar la situación de los presos del IRA en Irlanda del Norte durante los primeros 80s.


El abuelo con Alma, todavía niña, delante del Olivo
Considero a Icíar menos radical que Loach, de forma que en “El olivo”, como muy bien señala Oti. R. Marchante (ver el enlace que facilito al final), la radicalidad se aplica a defender un principio absolutamente tradicional y hasta conservador: el respeto y cariño para los ancianos de la familia, en este caso por parte de una nieta, postadolescente contestataria, Alma, hacia el abuelo con un alzhéimer bastante avanzado al que intentan “gobernar” sus hijos, que fueron sensibles ante una oferta económica por una importante cantidad de dinero para que vendieran un olivo milenario que el abuelo consideraba como símbolo de sus tierras de cultivo, operación que había chocado frontalmente contra la tradicional terquedad del anciano cuando aún no lo era.

El desarrollo del conflicto da lugar a una hispánica “road movie”, con refrescantes gotas de humor, en una operación liderada por Alma (excepcionalmente interpretada por la principiante Anna Castillo) para resolver la situación, organizando un “viaje de recuperación del árbol” para el que ella “enrola” a su tío (fantástico Javier Gutiérrez, al que descubrí en “Woyzeck”, según os comenté aquí) y a su compañero de trabajo (muy bien el para mí desconocido Pep Ambrós), que también pretende serlo de otras cosas, con poco éxito, pero que nunca la deja en la estacada.

Lo peor del guión es la escasa sutileza y originalidad en algunas situaciones y episodios, lo que es señalado por las críticas que refiero al final, de Carlos Boyero y Luis Martínez. Yo me temo que este defecto es el inevitable “toque” Loach-Laverty que contamina las películas de Bollaín con guión de su “loachiano” esposo.


El audaz trío "expedicionario" en Alemania
Y no sigo, porque esta es la vez que creo más coincido en la opinión sobre una película con mi crítico más cercano, Oti R. Marchante, con el que suelo estar generalmente muy de acuerdo, pero esta vez ainda mais. No voy a reinventar la rueda, mejor leéis su crítica, si os apetece. Eso sí, quiero calificar cinematográficamente esta amena película como notable y ya más personalmente como entrañable, a pesar del defecto antes señalado, que, en mi opinión, no la lastra demasiado porque Bollaín sigue manteniendo en sus ojos, y yo diría que también en su corazón, el amor por los mayores (me estoy refiriendo al padre, que al principio parece que va a ser casi el “malo” de la película en su papel de hijo que ha sufrido durante toda su vida a un terco y mandón padre-padrone que ahora, ya anciano y abuelo, a todos nos parece entrañable) que como la adolescente “Estrella” mostraba en “El Sur” hacia su infeliz padre.

Por cierto, premio para el Cinéfilo que encuentre en el anterior párrafo un semioculto “guiño” cinéfilo sesentero… ¡A ver quién lo comenta!. Se agradecería.

Aquí van los accesos habituales a las críticas antes referenciadas y a la siempre interesante presentación de la película en “Días de Cine”:

“Días de Cine” en La 2 de TVE (6 min, incluyendo el tráiler de fondo):

Crítica de Oti R. Marchante en ABC: “Radical y conservadora

“El cine de Icíar Bollaín siempre busca acomodo en el ideal ético de su directora (y de su guionista, cuando es, como en este caso, su marido Paul Laverty, también guionista de Ken Loach). ‘El olivo’ cuenta una historia de transmisión familiar mediante el poético ejemplo de un olivo milenario que el abuelo padece su pérdida, los hijos «gozan» su venta y la nieta (la protagonista) intenta recuperar con el ecológico y psicológico fin de restaurar el entorno. Película, por lo tanto, tan progresista como en el fondo conservadora, y que tiene como puntal la extraordinaria interpretación de Anna Castillo de su extraordinario personaje, una joven de aspecto descuidado, de moral aparentemente relajada, pero con unos principios absolutamente insobornables y capaz de cualquier cosa por hacerlos prevalecer, como un personaje de Howard Hawks. Lo cierto, es que la grandeza de este personaje impregna toda la trama de la historia y convierte en grande a todos los personajes y todos los actos que ocurren a su alrededor. Con una pizca de aderezo de «road movie», todo y todos confluyen hacia la moral y la moraleja, que viene a decir que lo auténticamente radical está en el talento y la voluntad de saber conservar”

http://hoycinema.abc.es/critica/20160506/abci-critica-olivo-201605052122.html

Crítica de Carlos Boyero en El País: “Buenas intenciones, tibio resultado

“En la pantalla y en la vida real la mirada de Icíar Bollaín posee misterio, curiosidad, inteligencia y también puede ser burlona. Al igual que nos ocurrió con la niña Ana Torrent en ‘El espíritu de la colmena’, casi todos los espectadores nos quedamos colgados con la adolescente Icíar Bollaín en ‘El Sur’, interpretando a esa cría que amorosamente era cómplice de su atormentado padre, pero que no puede evitar que éste sea trágicamente derrotado por sus fantasmas, sus recuerdos, la sensación de lo que pudo haber sido y no fue.

La actitud del cine de Ken Loach imagino que siempre ha sido un modelo para Icíar Bollaín. Por mi parte, es un director que a veces me interesa mucho, sobre todo cuando centra sus lacerantes y subversivas historias en universos que conoce y los hace verosímiles, y en otras ocasiones me resulta tan previsible como aburrido. No solo de buenas intenciones vive el cine.

Y lamentablemente vuelve a ocurrirme lo mismo con ‘El olivo’. Narra la lucha de una cría muy gritona, llena de incertidumbres pero con sentido moral como para lograr que el olivo milenario que ha vendido su agobiada familia para que decore el vestíbulo de una multinacional retorne a su sitio natural, a sus raíces. El simbolismo es tan evidente como cansino. Y vale. Todo lo que de verdad importa está en venta. Pero quedan rebeldes. Pues vale”



Comentario de Luis Martínez en El Mundo “El olivo: excesos metafóricos

"La historia quiere ser una alegoría, fábula y metáfora. El problema es la evidencia, la obviedad.

Demasiada metáfora de lo mismo.
 
Lo mejor: Las brillantes interpretaciones de Anna Castillo y Javier Gutiérrez rescatan la película de lo más evidente"



Buen Cine, Amigos.

Manrique

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