jueves, 23 de enero de 2014

La Gran Belleza


Extraña película. Podría decirse que es como esos acertijos que cuando los descifras son obvios, oro parece plátano es. El título y el cartel anunciador te lo cuentan todo, un burgués más que otoñal sentado en un banco excesivo, excesivo de tamaño, excesivamente bello.

Bellísima película. Sucesión de escenas de belleza apolínea, estática, incluso espiritual, seguidas de fogonazos dionisíacos, salvajes. Culta también, con guiños literarios.

Felliniana por los cuatro costados. Nadie que odie a Fellini debería ver esta película ( Fellini no puede ser indiferente)

Subyugante. Nos muestra un sector de la sociedad romana, cínico hasta el exceso, capaz de digerir cualquier cosa y que se divierte a su manera superando un aburrimiento de milenios.

Al final solo nos quedan mil preguntas. La principal ¿ha merecido la pena pasar dos horas y media viéndola? Mi respuesta personal: sin duda.

5 comentarios:

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  2. Se me ha adelantado Rogelio comentándola mientras yo acopiaba fotos y links (la vi hace dos días), pero lo ha hecho de forma tan clara, concisa y acertada, que no puedo sino aplicarle mi mejor conformidad y suscribo todo lo que dice.

    Como los dos somos de la cosecha del 50, no pudimos ver su antecedente obvio, "La Dolce Vita", en su estreno en 1960 (ni la hubiéramos entendido en absoluto con 10 años). Yo lo hice hace dos semanas (que os convenzáis que sólo soy un mediocre aficionado, pero muy enamorado del CINE) como preparación antes de ver "La Gran Belleza". Ésta me ha gustado más: Su personaje protagonista, Jep, tiene 65 años y por ello, a pesar de que su vida es la antítesis de la mía, creo que le comprendo(mos, ¿verdad, Space Cowboys) perfectamente: demoledor su largo comentario espetado a su compañera de farra Stefania a mitad de la película. La idea de que la "dolce vita" se ha consumido estúpidamente sin alcanzar la auténtica "Gran Belleza", sólo puede ser tan melancólica desde una perspectiva otoñal.

    Pues eso: "La Gran Belleza", la película que más me ha gustado de los últimos dos o tres años (y mi única corrección a ella es que sugeriría eliminar del montaje la historia de la monja santa al final, creo que es la menos significativa de todas y, encima, es la que cierra el desfile), entrando en el selecto club de "Dogville", "Mystic River" o "La cinta blanca", ya en el siglo XXI.

    Hay que verla, por supuesto antes que "Agosto". Y pienso darle un par más de pases tan pronto tenga su DVD. Son necesarios, al menos para mí.

    Muy buen CINE, amigos.

    Manrique

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  3. Siguiendo las recomendaciones de Rogelio y Manrique, a los que una vez más tengo que agradecer sus "pistas", hace unos días aproveché que habían estrenado la película en el Puerto de Santa María.

    Me encantó. El guión, la ambientación, la fotografía, los personales que pululan por la pantalla dan una combinación genial.

    Pero lo que más me gustó es el retrato despiadado que hace de una minúscula, pero muy influyente, parte de la sociedad italiana.

    Toda esa banda de sinvergüenzas, borrachos, buscavidas, artistas, princesas, gente de guapa... ¿de qué viven?.

    No se les vé que trabajen demasiado, pero su tren de vida es espectacular. El propio protagonista, que hace muchos años escribió su primer y único libro, y ahora parece dedicarse a esporádicas entrevistas, vive en un apartamento que debe costar cuatro o cinco ojos de la cara.Y no se priva de nada: buena ropa, buena comida, buena bebida, buena droga... Y ni siquiera es un especulador financiero, como llaman ahora a los ladrones de guante blanco. Simplemente, no pega ni golpe.

    Cuando dicen que los italianos, como los españoles, vivían por encima de sus posibilidades, me temo que no se refieren a esta gentuza, a la que me pega que no les han afectado para nada los recortes.

    ¿Os imagináis a cualquiera de los personajes esperando un año para una operación de cadera? Ni siquiera a los aristócratas arruinados los han dejado en la calle.

    En fin, que todos somos iguales, pero algunos son más iguales que otros.

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  5. Ayer, por fin, vi la Gran Belleza, la película de 2013 de Paolo Sorrentino, que Rogelio criticó con su habitual agudeza en enero de 2014. Me ha fascinado. Me ha recordado a uno de los mitos de nuestra juventud: El Fellini Roma de 1972, en el que su protagonista, un joven de provincias que llega a Roma poco antes de la segunda guerra mundial es sustituido por un escritor de un solo libro de 65 años. El resto, en ambas películas, es una sucesión de secuencias inconexas, a cada cual més bella, barrocas, surrealistas, cínicas....

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