domingo, 2 de diciembre de 2012

TRILOGÍA POLICÍACA (1/3): “AGATHA CHRISTIE”


Queridos Cinéfilos:

Por casualidad he leído consecutivamente tres novelas policíacas, absolutamente diferentes entre sí, y me ha parecido, a lo peor egocéntricamente, que las tres merecían un comentario individualizado, comentario que, a estas alturas, podría ser útil como recomendación de una sociológicamente profunda novela, la segunda, y de un excelente (y divertidamente inteligente) reconstituyente para el ánimo en tiempos revueltos, la tercera. Empecemos por la primera con el pago de una deuda:

Si hablamos de novela policíaca, creo que, en cualquier encuesta, al menos en el mundo occidental, la autora más citada sería Agatha Christie.

De adolescente estaba convencido de que era la más inteligente e interesante escritora del mundo. Devoraba sus novelas en los tres meses de vacaciones al ritmo de dos por semana, con la única competencia de las de Julio Verne y de otras pocas, como “La Isla de Coral” de R.M. Ballantyne, paradigma de clásica novela británica del siglo XIX orientada a los adolescentes, que, 100 años más tarde, inspiró a William Golding para escribir su excelente e impactante “El Señor de las moscas”, esta vez dirigida a los adultos, mostrando el simétrico lado oscuro de aquella ejemplar historia. ¡Y vaya si lo hizo bien!. Se puede decir que con ella ganó el Premio Nobel de Literatura.

Ya con algo más de edad, ¿dieciséis años?, empezaron a gustarme bocados más agridulces, cambio que, seguro que me repito, comenzó con el deslumbramiento de “Un mundo feliz” de Aldous Huxley.

Pero, volviendo a Dª Agatha, sería injusto por mi parte no rendirle en este Foro un pequeño homenaje, que pienso suscribiríais mayoritariamente los Space Cowboys y, a lo mejor, hasta bastantes miembros del Brat Pack. Recuerdo varios títulos que me gustaron especialmente: “La casa torcida”, “El asesinato de Rogelio Ackroyd”, “Muerte en el Nilo” … y la sorprendente solución (aunque, fríamente analizada, difícilmente verosímil) de “Asesinato en el Orient Express”, novela que Sidney Lumet llevó al Cine con sobresaliente resultado a mediados de los 70 (y que Kenneth Branagh cometó el inmenso error en 2017 de hacer una nueva versión que nada aportaba a la anterior) cuya historia se desarrolla en un cerrado ambiente, especialmente atractivo para los enamorados de los trenes, como yo (un paso detrás de los barcos, aclaro). Ni que decir tiene, que entre todas las adaptaciones de sus obras al cine, además de la citada, sobresale “Testigo de cargo” con un deslumbrante duelo entre el juez (Charles Lawton) y la acusada (Marlene Dietrich). ¡Memorable!.

Hace unos cuatro años leí “Cinco cerditos”, que no conocía, y me gustó, pero este verano he leído otra también nueva para mí, “El hombre del traje color castaño” (de 1924, vamos de las más antiguas) y su trama me ha parecido bastante inverosímil, no bien engranada, pero, sorprendentemente, con acción muy “cinematográfica”, vamos, la antítesis de las novelas de Poirot, y, cosa curiosa que no había encontrado en ninguna otra novela de Dª Agatha, la protagonista, personaje que parece inspirado en la propia autora, proclamando opiniones muy poco conservadoras sobre asuntos varios, entre ellos las relaciones de pareja. Curioso. Se ve que estaba empezando. De todas maneras, me ha resultado muy pesada, aunque algo menos que las últimas que leí de jovencito, “Pasajero para Francfort” y “Los elefantes pueden recordar”, que no pude acabar.

Ahora que ya “peino canas”, por utilizar una expresión nada literal, tengo que admitir que Dª Agatha ya no es mi escritora favorita, ni siquiera en el campo de la novela policíaca, pero antes de recomendar otros autores (el objeto de esta “trilogía”) sería un malnacido, como establece la equivalencia castellana, si no dejara aquí constancia de mi agradecimiento hacia ella por cientos de tardes de lectura y, todavía de vez en cuando, por poder rememorar el proustiano olor como de plumcakes con mermelada de naranja amarga (nada de magdalenas francesas de D. Marcelo) cuando recuerdo sus novelas que más me impactaron o aún descubro, a estas alturas, alguna que me retrotrae a  una época en que el futuro era prometedor .

Pero como aquí hablamos fundamentalmente de Cine, termino, cómo no, aconsejando una película (no porque sea excepcional, aunque sí más que digna y con excelente ambientación y fotografía del multioscarizado Vittorio Storaro) de la que nunca hemos hablado en este Foro, creo: “Agatha” de Michael Apted (1979), protagonizada por Vanessa Redgrave (en el papel  de AC) y Dustin Hoffman, donde el guión desarrolla una posible explicación para el misterio real, que la escritora nunca nos desveló, de su misteriosa desaparición de 11 días en 1926, a raíz de que su primer marido le solicitara el divorcio para casarse con su amante.

Tenéis un trailer de la película en:

y un resumen de su trama en:

Como muchos sabréis, años después, AC se casó con su segundo y definitivo esposo (Max Mallowan, arqueólogo, aunque ella artísticamente siempre conservó el apellido de su primer marido) y su consecuente vida, con múltiples largas estancias en excavaciones en el Oriente Medio, le proporcionó una sólida base para varias de sus futuras novelas (“La venganza Nofret”, ¡se desarrolla en el Antiguo Egipto!) y para poder declarar ya en su ancianidad (no literal, lo escribo de memoria) haciendo gala del sentido del humor inglés que tanto me gusta: “Lo bueno de casarse con un arqueólogo es que, mientras más envejeces, más te aprecia”. ¡Chapeau!, Dª Agatha.

Buena mente la suya, amigos.

Manrique

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