Mi ejemplar |
Queridos
Cinéfilos:
¿Cuántos de vosotros habéis tenido alguna vez un encuentro imprevisto
que os haya dejado un recuerdo “perdurable”?. Rogelio ya nos confesó en estas páginas el suyo con Scarlett Johansson. Mi caso es mucho menos llamativo, pero,
por si os pudiera interesar vivirlo en primera persona, lo que está al alcance
de vuestra mano, paso a relatároslo:
Hace dieciséis años, el Día del Libro entré a comprar uno en
un Vips donde, como gentileza por la fecha, regalaban por cada compra otro
libro a elegir entre una selección de restos de ediciones. Tardé en escoger, ya
que no parecía haber nada demasiado apetecible en aquel montón, decidiéndome
finalmente por una novela que supuse era medio policíaca (incluía, en sus
primeras páginas, el ramificado esquema de una noble familia inglesa de finales
del siglo XIX y un croquis de una mansión victoriana) y, por la reseña de la
contraportada, supe que su autor, totalmente desconocido para mí, era un
sobrino de Virginia Woolf, Quentin Bell, que ahora sé que era uno de los
adolescentes que aparecían en la película “Las horas” cuando Virginia Woolf se
reunía con su hermana Vanessa en una casa de campo en verano). La novela era
“El secreto de Lady Brandon” (mucho mejor su título original: “The Brandon
Papers”, 1985).
Edición inglesa |
Como sabéis, mi gran defecto es convertirme en divulgador
incansable de los “hallazgos” que descubro y, por ello, me atreví a tomar la
iniciativa de prestar el libro, entre otros, a varios de vosotros hace años y,
el último junio, a José Ramón. Como siempre que dejo un libro le pido al lector
que lo firme, puedo confirmar que este ejemplar lo han leído quince personas,
al menos.
Este verano lo he releído y me ha encantado de nuevo,
lamentando no haberlo podido hacer en inglés, ya que me imagino que, si se tiene
un muy buen conocimiento de esa lengua, se podrá detectar matices que, seguro,
yo no capté (a pesar de que la traducción de Montserrat Serra Ramoneda es muy
buena). Me ha comentado Belén que lo ha conseguido en su versión original. Estoy seguro de que, con su dominio del inglés y afición a la lectura, nos dará
una opinión más profundamente basada sobre esta novela, que hoy os aconsejo
como una pequeña joya escondida.
Podéis encontrar una crítica inglesa a la publicación de la
novela en:
una referencia biográfica de Quentin Bell:
y, en el New York Times, un muy bien elaborado obituario del autor:
Buena Literatura, Amigos
Manrique
PD: De todas maneras, he de confesar que hubiera preferido
encontrarme a Scarlett Johansson, como le pasó a Rogelio, …especialmente si
hubiera tenido (yo) 30 años menos.
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