La inmensa mayoría de las civilizaciones, por no decir todas, y hasta la de los grupos étnicos conocidos actualmente que nunca han alcanzado un equivalente nivel de desarrollo humano, debido a sus creencias han profesado respeto por sus ancestros, a los que consideran ya ausentes del mundo material pero sobreviviendo espiritualmente en un nivel superior desde el que continúan conectados, de alguna forma, con la vida de los que aún viven su existencia terrenal.
Los cristianos, con independencia del particular grado de racionalidad y estudio que cada uno haya dedicado a investigar las más posibles respuestas a las esenciales cuestiones filosóficas sobre nuestra existencia (algo que, en mi opinión, debería hacer todo ser humano, cualquiera que sea su creencia previa o falta de ella), tenemos la convicción de que nos componemos de cuerpo mortal y alma inmortal, algo así como el hardware y el software. ¿Verdad o ilusión infantil? Interesante debate, al menos para mí, pero que en absoluto estoy aquí abriéndolo, simplemente lo he referenciado porque es dato significativo para este comentario.
¡Basta de rollo, Manrique!: ¿A qué viene esta homilía?
Tranquilos, Cinéfilos, ahora lo entenderéis, cuando os cuente una experiencia vital:
En casa, ni nuestras dos hijas (Marta y Virginia, ferrolanas de 1976 y 1980) ni Mari Carmen o yo éramos seguidores de la música de Mike Oldfield, que no conocíamos prácticamente hasta finales de los 90s, pero la poca que habíamos oído nos pareció novedosa y atrayente cuando la encontramos, muy incoherentemente aplicada, en una buena película, la impactante, necesaria y verídica "Los gritos del silencio" ("The Killing Fields" 1984, ganadora de tres Oscar en sus siete nominaciones) en donde trama y música no casaban, en mi opinión.
Pero nuestro aprecio por la música de Mike Oldfield se elevó mucho una noche de nuestras vacaciones familiares en Las Navas del Marqués en el verano de 1999, cuando La 2 emitió en diferido el concierto de lanzamiento de su composición sinfónica moderna Tubular Bells III, 25 años después del gran éxito de su inicial Tubular Bells de 1973 y a los cinco de la más floja Tubular Bells II.
A falta de mejor plan para aquella noche, vimos y grabé dicho concierto, que se había celebrado el 04.09.1998 al aire libre en el Horse Guards Parade de Londres, en una noche que acabó lluviosa, lo que no consiguió deslucir su gran éxito, como podéis comprobar en el vídeo de La 2 del concierto completo, accesible en este enlace.
Nos gustó, tanto más cuanto que una de las tres cantantes en las arias de Tubular Bells III era Rosa Cedrón, voz y cello del muy buen grupo de folk gallego “Luar na Lubre” (“Luar”, atractivo nombre para la luz de luna y “Lubre”, femenino, el de un bosque sagrado celta; la contracción “na” es en español “en la”) conjunto del que os inserto aquí el enlace para , poder ver y oír su interpretación en directo de la preciosa canción original “Camariñas”.
El vídeo del concierto completo de Mike Oldfield en Londres 1988, retrasmitido en diferido por La 2 (primero de los dos enlaces que he insertado) dura 85 minutos, desde los primeros acordes teloneros con la apertura de la versión original del Tubular Bells iniciático de 1973 como referencia, interpretados por el grupo de acompañamiento para darle entrada al líder y compositor Mike Oldfield con su guitarra solista, continuando ininterrumpidamente hasta el final de esa première del Tubular Bells III, que termina con unas rotundas campanadas tubulares que callan exactamente en el minuto 59:50 del vídeo, ¡en estudiada y perfecta sincronía! sólo unos pocos segundos antes de que las campanas del mítico y cercano reloj Big Ben dieran las 10 en punto, cuya imagen se recoge en directo en ese instante. Perfeccionismo puro del productor e intérpretes del concierto. No es extraño que, ante la "magia" de ese momento, alcanzase un máximo la ola de gritos de aprobación y aplausos de los espectadores, enfocado entre ellos al entusiasmado magnate Richard Branson (Virgin Air/Space, Virgin Music Records, etc,), que apoyó desde el principio de su carrera a Oldfield.
Marta, con Clara y Sofía, 2017 |
Vimos esta canción bastantes veces en nuestro antiguo vídeo y luego en internet, porque nos gustó mucho, aunque entonces yo no podía imaginar que veintiún años después, tras el maldito junio de 2020, cuando el más inhumano asesino mató a Marta, me emocionaría infinitamente más…
La letra de la canción (la copio al final en inglés), escrita para voz femenina, narra cómo a las cuatro de la mañana de una trágica noche su "chico" muere asesinado a tiros en una riña nocturna, de la que ella no pudo ayudarle a escapar, siendo llevado al más allá por una sombra de la luz de Luna.
La "chica" termina lamentándose repetidamente en un estribillo, con una mezcla de rabia, dolor y esperanza:
Vivo, rezo. I stay, I pray
Nos veremos en el cielo, muy lejos. See you in heaven far away
Vivo, rezo. I stay, I pray
Nos veremos en el cielo un día. See you in heaven one day
Pues a mí me ha pasado algo parecido y por eso me emociona escuchar esta canción, recordando a mi hija Marta y musitando hoy su estribillo, como he hecho muchas veces en este mes que hoy acaba, el de recuerdo de difuntos queridos, según la tradición cristiana.
El más famoso Manrique de la Literatura, Jorge, lo es por sus sentidas y muy profundas "Coplas a la muerte de su Padre". Quede aquí este humilde comentario, en prosa pero igualmente sincero, de su tocayo, un no menos afectado padre respecto a su hija, escrito medio milenio después.
Manrique
Letra completa en inglés, que no traduzco porque no he sido capaz de hacerlo en una versión no libre que me pareciera suficientemente buena:
MOONLIGHT SHADOW
The last that ever she saw him
Carried away by the moonlight shadow
He passed on worried and warning
Carried away by the moonlight shadow
Lost in a riddle that Saturday night
Far away on the other side
He was caught in the middle of a desperate fight
And she couldn't find how to push through
The trees that whisper in the evening
Carried away by the moonlight shadow
Sing a song of sorrow and grieving
Carried away by the moonlight shadow
All she saw was a silhouette of a gun
Far away on the other side
He was shot six times by a man on the run
She couldn't find how to push through
I stay, I pray
See you in heaven far away
I stay and I pray
See you in heaven one day
4 a.m. in the morning
Carried away by the moonlight shadow
As I watched your vision forming
Carried away by the moonlight shadow
Stars move slowly in a silvery night
Far away on the other side
Will you come to talk to me this night
But she couldn't find how to push through
I stay, I pray
See you in heaven far away
I stay, I pray
See you in heaven one day
Caught in the middle of a hundred and five
The night was heavy and the air was alive
She couldn't find how to push through
I stay, I pray
See you in heaven far away
I stay, I pray
See you in heaven one day
I stay, I pray
See you in heaven far away
I stay, I pray
See you in heaven
See you in heaven
See you in heaven
See you in heaven one day
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