Hoy este Foro se viste de gala para despedir a nuestro amigo
y compañero Pedro Morales.
Pedro era una de esas personas que tienen luz, un Ingeniero
Naval de su tiempo, lleno siempre de amabilidad, dispuesto siempre al
duro trabajo, proactivo donde los hubiera, conocedor de
las cosas, atractivo, atento siempre a todo y todos, risueño, igualitario,
elegante y sencillo. Enamorado del mar, las espumas de las olas y del viento. Navegante
con rumbo. Dejó amigos por todas partes. Yo le percibí así durante los años en los que tuve la suerte de tratarle en aquélla nuestra Bazán. Diría que era, sencillamente, adorable.
Tuvimos la suerte de contar con él en este Foro y que nos
condimentara con una joya inolvidable, con “Un Toque de Canela”.
Hoy hemos sabido que se fue. Hoy es un día triste.
Lamento que el pasado sábado saliera de casa y que no haya
vuelto. Sólo espero que la Naturaleza entre la que se ha marchado le haya sido
acogedora y leve en sus últimos momentos.
Un fuerte abrazo para su familia.
Cuando llegué al astillero de Cartagena, recién acabada la mili, conocí a Pedro, que desde el primer momento me cayó estupendamente. Compartimos luego momentos familiares duros, hasta que mi traslado forzoso a San Fernando me alejó de él. Cada vez que nos volvíamos a encontrar surgía de nuevo la complicidad y el cariño.
ResponderEliminarHace ya un tiempo me comentaron que el Alzheimer iba avanzando en su cerebro. Ha fallecido muy cerca de ese mar que tanto amó.
Dicen, seguramente con razón, que la cara es el espejo del alma. Y Pedro tenía cara de buena persona, porque era bueno. Bueno, de verdad. No conozco a nadie que haya hablado nunca mal de él, porque no se lo merecía. No conozco a nadie que se haya quejado de un mal comentario suyo, porque era incapaz de hacerlo.
ResponderEliminarPedro empezó a trabajar en nuestra Bazán unos años antes que nosotros en la oficina de anteproyectos de Cartagena, que dirigía Joaquín Coello a las ordenes directas y cercanas del director del astillero, el Alte Remigio Diez Davó. Pronto Joaquin y Pedro se embarcaron en una aventura nueva para la empresa: el diseño de buques de guerra. Y lo hicieron tan bien que consiguieron diseñar, entre otros buques, la corbeta Descubierta de la que luego se construyeron 8 unidades. El salto fue cualitativamente importante, porque permitió a la empresa pasar de ser un astillero licenciado para la construcción de buques con proyectos extranjeros a ser un astillero con productos propios y capacidad para competir en el mercado internacional.
Detrás vinimos nosotros y aprendimos a diseñar buques a su estela, en su compañía muchas veces, porque si Joaquín pronto se dedicó a actividades de gestión, Pedro continuó diseñando buques hasta su jubilación, eso si cada vez mas complicados. Siempre echando las horas necesarias hasta encontrar las mejores soluciones técnicas. Siempre siendo un espejo en quien mirarnos.
Pedro era un enamorado de los barcos que abandonó su Jerez natal para estudiar Ingeniería Naval y vivir cerca del mar y trabajar en un astillero. En cuanto podia salía a navegar y no era extraño que llegara hasta la isla de Ibiza desde Cartagena.
Pero Pedro era también un intelectual, un empedernido lector de prosa y poesía. Amante de la música, durante nuestra estancia en Hamburgo íbamos todos los fines de semana a la Musikhalle o a la Opera a disfrutar de excelentes conciertos que luego comentaba con su agudeza habitual.
Y Pedro era también un excelente amigo con el que podías pasar horas conversando de lo humano y lo divino con una copa de buen vino en la mano hasta altas horas de la noche.
Últimamente padecía de Alzheimer, pero su fallecimiento ha sido demasiado temprano y nos llena de tristeza a los que le conocimos. Ha fallecido un compañero, un magnífico compañero.
Pedro, recibe nuestro abrazo y descansa en paz.