Jaque al rey, segunda parte de House
of Cards
Michael Dobbs
Cuenta el autor, al final de la
novela, (en los agradecimientos), que fue su tía quién lo puso todo en marcha;
ya que le llamó por teléfono a
medianoche, tras la emisión del último episodio de la serie House of cards, de la BBC, para quejarse: << ¡Han
dejado que el muy desgraciado se saliera con la suya!>>
No es la primera vez que el autor
se siente motivado por alguien de su entorno para iniciar una nueva novela. Me
cae simpática esta actitud y, además por qué no va a ser verdad.
Hubo un tiempo en que a los reyes
se les cortaba la cabeza, como a Carlos Estuardo, defensor de la fe y rey por derecho
hereditario de Gran Bretaña e Irlanda, en 1649. Hoy en día, los reyes se ven
obligados a abdicar, no pueden decir lo que piensan y se deben mostrar siempre
de acuerdo con el primer ministro.
La novela arranca con la renuncia
de Henry Collingridge como primer ministro y la elección de Francis Urquhart.
Es importante este cambio, ya que el nuevo primer ministro no llega después de
unas elecciones, sino después de una serie de intrigas que se relatan en la
primera parte.
Francis Urquhart comenta con su
esposa, después de despachar con el rey. ”
El trabajo de rey es dar fiestas en
el jardín y librarnos de la molestia de elegir a algún otro como presidente, no
andar por ahí interfiriendo en los asuntos de Gobierno”. No se caen bien el
rey y el primer ministro, lo que desencadenará una lucha de poder a poder.
Benjamin Landless, magnate y amo del Telegraph, tampoco tiene muchos escrúpulos a la hora de destruir la carrera del hombre que
está a punto de renunciar al poder y al prestigio del cargo de primer ministro,
Henry Collingridge, a favor de Francis Urquhart. Con el lema: la información es
poder y dinero, intentará convencer a
Sally Quinn, una periodista americana, llegada al Reino Unido huyendo de su
Boston natal, de un divorcio y de la pérdida de un hijo, para que, como experta
en sondeos de opinión, colabore con él; <<
porque los sondeos de opinión no son análisis objetivos. Son noticias. Si un
editor quiere que un asunto se mueva, les encarga a personas como usted que
investiguen un poco. Conoce las respuestas que quiere y el titular que va a
sacar, tan solo necesita unas cuentas estadísticas para que el asunto tenga
visos de autenticidad. Los sondeos de opinión son las armas de la guerra civil.
Acabar con un gobierno, demostrar que la moral nacional está siendo masacrada,
establecer que todos queremos a los palestinos o detestamos el pastel de
manzana. No se necesitan hechos, sólo la aprobación de un sondeo de
opinión>>.
Con estos tres pilares de
personajes, Michael Dobbs escribe una novela política, en la que hay muy poco
de política y mucho de venganza personal.
Hay muchos que creen que la
política es supervivencia, pero Urquhart va un poco más lejos, ¿De qué servía entablar la batalla de ideas
y de egos si al final a uno sólo le quedaba la supervivencia? El éxito en la
política requería sacrificios, preferentemente de los demás y él ya había
sacrificado lo suficiente en su momento. Amigos, colegas, los más cercanos a
él. Había empujado, dado codazos, los había arrojado desde azoteas y bajo las ruedas de la opinión
pública. Y nunca se arrepintió. El liderazgo traía consigo unas
responsabilidades asombrosas e ineludibles con respecto a la vida y la muerte,
y él sabía que era digno de semejantes decisiones.
Landless también habla de
supervivencia cuando Sally le pregunta:
¿qué saco yo? Y responde: Una garantía de supervivencia y, añade,
una oportunidad de ganar mucho
dinero, de llegar a donde quiere llegar, a la cima. De demostrarle a su
exmarido que no solo puede sobrevivir sin él sino que encima puede triunfar. Es
eso lo que quiere, ¿no?
Todo esto ocurre el mismo día de
diciembre, de la primera semana. A partir de aquí y hasta la segunda semana de
febrero del siguiente año y en poco más de trescientas páginas asistimos a
cambios inesperados.
Me parece una lectura muy
recomendada, precisamente ahora, que estamos en vísperas de elecciones.
Una aclaración: en todo momento mi comentario va
dirigido al libro de Michael Dobbs, Jaque
al rey y nunca a las versiones de las series de televisión (BBC y Netflix)
que como ya comenté en su momento difieren sensiblemente.
Buen día de elecciones y mejor
lectura.