domingo, 8 de septiembre de 2013

“El cebo” (película, 1958) de Ladislao Vajda / “El cebo” (novela, 2009) de Tomás García Yebra


Queridos Cinéfilos:

Cartel alemán de la película para el DVD
El cebo” (1958,Es geschah am hellichten Tag”, traducción literal del título original: Sucedió a plena luz del día) es una película de culto, al menos en España. Desde luego, creo que lo es para la gran mayoría de los Space Cowboys. A  poco que busquéis en otros foros de cine, comprobaréis que también lo es para la generalidad de los aficionados al Cine (votada por más de 3.200 personas, su nota media en Filmaffinity es nada menos que 7,8, a pesar que la gran mayoría de los comentarios sobre esta película en ese Foro parecen corresponder a personas que no habían nacido cuando se estrenó).

En diciembre pasado, cuando comenté la novela “Los crímenes del Museo del Prado” e introduje a su autor, Tomás García Yebra, escribí de él, respecto a El cebo:

“Ya en un capítulo de su libro “Historia secreta de las Navas del Marqués” narra su no superado terror infantil al ver la primera película que recuerda, El cebo”, inusual y excelente coproducción hispano-suiza-alemana del director húngaro Ladislao Wajda, en cuyo guión coparticipaba nada menos que Friedrich Dürrenmatt (es pecado mortal que no hayamos publicado nada sobre ella en el Foro)”

Hoy trato de redimirme de dicha falta con este comentario.

La pregunta es: ¿Merece El cebo ser considerada una película mítica?. Racionalmente no puedo dar una respuesta aséptica; como cualquiera, soy un observador subjetivo. Para mí, sí lo es, porque:
  • Me gusta la dirección de Ladislao Vajda (nombre completo correcto, László Vajda Weisz). Húngaro, inicialmente director expresionista  en la senda de Fritz Lang, también montador con Billy Wilder (antes de que éste abandonara Austria), escapó a Italia y luego pasó a España huyendo de la Guerra Mundial. Aquí rodó, entre otras, dos películas muy notables, “Marcelino pan y vino” (1955) y “Mi tío Jacinto” (1956), premiadas respectivamente en Cannes y Berlín, donde posteriormente “El cebo” estuvo nominada para el Oso de Oro.
  • Considero muy bueno su guión (magnífico detalle, por ejemplo, la utilización del dibujo infantil de la última víctima del asesino) y con personajes muy verosímiles: el inspector Matthäi (por el actor alemán Heinz Rühmann; solamente recuerdo haber visto otra película suya, ya que casi no llegaban cintas alemanas a España en los finales 50s); el asesino Herr Schrott (Gert Fröbe, creo que en su papel más importante, inolvidable su expresión cuando, en una escena con espléndido enfoque, coge su cuchilla de afeitar “profesional” del estante de su cuarto de baño, arma con la que se venga en el género femenino, en las niñas, siendo preciso, de las permanentes ofensas que recibe de su rica y despótica esposa; esto se desvela pronto, no me estoy “cargando” la película); la pequeña Annemarie, ignorante del terrible peligro que corre actuando como cebo para el “Señor Mago”, que la embelesa con su marionetas y le regala riquísimos erizos de chocolate; su madre, la recatada, pero atractiva, viuda Frau Heller (la actriz española María Rosa Salgado); el buhonero Jacquier (el actor francés Michel Simon, muy bien en su secundario papel) falsamente acusado de los crímenes...
  • Encuentro magnífica su fotografía en blanco y negro.
  • En mi admiración existe, sin embargo, una excepción: no me gusta nada la música original de la película, que pretende ser descriptiva de la acción e incluye varios muy desafortunados “sobresaltos” para subrayar momentos de tensión o peligro, cosa muy normal en las películas de aquella época.

El inspector Matthäi con Frau Heller
Recuerdo que fue un auténtico éxito popular desde su estreno hasta que consumó su exhibición comercial, entonces en los cines de reestreno de programa doble y sesión continua, por lo que ocupa un lugar destacado en la galería de películas de mi infancia.

Por completar sus referencias, quiero señalar que el coguionista y autor de la idea original, el famoso dramaturgo suizo Friedrich Dürrenmatt (recuerdo un fastuoso montaje de su famosa obra “La visita de la vieja dama” en el María Guerrero hace una década o más), parece ser que no quedó muy conforme con el desenlace del guión y que, poco después del rodaje de la película, escribió una novela sobre el mismo tema, con el título “La promesa”, obviamente con un final distinto, que ha dado lugar a un par de películas, desconocidas por mi parte. La última, reciente, he leído que es la primera de Sean Penn como director: “The Pledge”.


Dibujo realizado por la última niña asesinada
Si no habéis visto “El cebo”, aconsejo que lo hagáis tan pronto la repongan en TVE2. También la dan con cierta frecuencia en el Canal 8 Madrid (creo que propiedad del productor, y presidente del Atleti, Enrique Cerezo).

Pero como anuncia el título de este cometario y señalé en el que he citado sobre “Los crímenes del Museo del Prado”, Tomás García Yebra se embarcó en 2009 en escribir su versión novelada de “El cebo”, película que le seguía fascinando, trasladando la acción a su querido pueblo, Las Navas del Marqués, manteniendo la trama fundamental, con bastante libertad en cuanto a los detalles, retrasando la historia a mediados de los 60 y ¿manteniendo al asesino original?.



El Sr. Mago embelesa a Annemarie
Y para esta reescritura se olvida del inspector Matthäi, que no pegaría nada en la España en los años del desarrollo, pero lo sustituye por Samuel González, Jefe de la Guardia municipal de Socuéllamos y primo del alcalde de Las Navas, al que éste llama para que trate de resolver los asesinatos de niñas que la Guardia Civil no consigue aclarar. Para cerrar las referencias hispanas, Samuel González se supone que es hermano de Manuel González, alias Plinio, probablemente el más famoso policía español con anterioridad al detective Pepe Carvalho, todo ello con permiso del creador literario de los casos de Plinio, Francisco García Pavón, que con dos de ellos, “El reinado de Witiza” y “Las hermana coloradas”, ganó respectivamente los premios de la Crítica y Nadal.




Portada de la novela
De la trama no voy a desvelar nada más, para pasar a lo más complicado en este caso: opinar sobre la novela, porque, como advertí en mi citado comentario sobre “Los crímenes del Museo del Prado”, “siento a la vez ganas y temor, por el respeto y admiración que tengo por la película original de 1958, a leer “El cebo” que también ha escrito García Yebra”.

En la historia de la Literatura (tanto en el teatro como en la novela), de la Música, de la Pintura, de la Escultura y, no digamos, del Cine, hay múltiples casos de nuevas versiones de una obra preexistente o la incorporación a una nueva creación de elementos de una anterior ajena. Tales antecedentes autorizan que García Yebra reelabore, convertiéndolo en novela, con los significativos cambios antes señalados, el guión de la película “El cebo”. Y aquí llegamos al quid de la cuestión: Habrá cinéfilos que sentencien: ¡ANATEMA!. Nos han destrozado nuestro querido Cebo, como si fuera el celebérrimo caso del Ecce Homo de hace un año. Habrá otros que, en cambio,  sientan interés por conocer esta nueva adaptación de la misma trama y se acerquen a ella honestamente, esto es, sin prejuzgarla negativamente de forma inquisitorial.

Desde esta segunda actitud, yo señalaría que el desarrollo de la trama está muy bien adaptado a sus nuevas peculiaridades, pleno de anécdotas y guiños que, por haber vivido esos tiempos, serán mucho más comprensibles para los Space Cowboys que para los del Brat Pack, y muchos de ellos resultarán impagables para los que, además, conocemos Las Navas del Marqués, mientras que alguno, como, por ejemplo, el berlanguiano e inapropiado uso de un melón, a mí me parece demasiado "atrevido" hasta para la pluma de Azcona.

Desde luego García Yebra no da puntada sin hilo y es habilidosísimo para sacar provecho de todos los elementos nostálgicos de ese tiempo y lugar, llegando en su desparpajo hasta incluir su personal cameo con unos 10 años de edad en una escena. Y ya en el desenlace intentar un triple “looping” de alternativas que alguno considerará excesivo, pero que sería razonable en la boca de Poirot cuando al final de sus casos explicaba a todos los participantes en la trama las posibles soluciones y eliminaba razonadamente las falsas hasta llegar a la verdadera.

De lo que no cabe duda es que Tomás García Yebra ama al CINE en general y a “El cebo” en particular, película a la que rinde su muy particular homenaje en su homónima novela. Creo que en esto estaréis de acuerdo todos los Cinéfilos que os animéis a leerla, tanto los que la apreciéis mucho como los que la consideréis como una variación innecesaria para una obra maestra preexistente.

Buen CINE, amigos.

Manrique

Enlaces de interés:

Trailer alemán de la película:

Opinión en Filmaffinity de “Neathara” (la persona que ha escrito el mayor número de críticas en ese Foro, generalmente muy interesantes):

Comentario en el blog “Esculpiendo el tiempo” sobre la película:

Un comentario sobre la novela de García Yebra:

Anuncio de presentación de la novela en el Ateneo el 16.11.2012:
http://www.ateneodemadrid.com/index.php/esl/Agenda/Actividades/Presentacion-de-la-novela-El-cebo

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