jueves, 11 de junio de 2009

Cierre de la temporada teatral



Adriana Ozores y Francesc Orella en "Macbetn, Lady Macbeth"
Queridos "Cinéfilos":

Tras el último comentario de Ana (Díaz), me animo a expresar una opinión sobre el teatro de esta temporada, que, salvo sorpresa inesperada, me temo que está acabada para mí.

Conectando con el final de la temporada anterior, me remonto a un prometedor espectáculo en las "Naves del Español en el Matadero" que resultó en un fiasco, tal como Ana comentó en este foro en julio pasado, a pesar de las espectativas y de la excelencia de su autor original: "Macbeth, Lady Macbeth", adaptación en versión "libre" y dirección de Carles Alfaro del "Macbeth" del Sr. Shakespeare que, a mi entender, no necesitaba de mayores aderezos ni de cualquier puesta al día para seguir siendo una obra maestra, de forma que tal reconversión, como Ana señaló, resultó en un ejercicio tan innecesario y petulante como pretender remodelar las vidrieras de la catedral de León, por ejemplo. Que conste que a mi me pareció atractiva la escenografía, lástima que no se hubiera limitado a tal ejercicio el Sr. Alfaro, pero en todo lo demás coincido con lo que ella escribió.

Me gustaría puntualizar que no es que yo me oponga a revisiones "en profundidad" de una idea original, que algunas las hay y, desde mi punto de vista, excelentes: si nos circunscribimos a las adaptaciones de obras de teatro llevadas al cine, que es nuestro principal escenario en este foro, me parecen irreprochables las adaptaciones "completas" de "El rey Lear" en "Ran" o en "Antes de que el diablo sepa que estás muerto", o la de "Romeo y Julieta" reflejada en la, al menos para mí, extraordinaria "West Side Story". Lo que en general no soporto, tanto sin salir del teatro como en su paso al cine, son aquellos arreglos consistentes en cambiar innecesariamente la época conservando los personajes y sus relaciones, dando lugar a anacronismos chirriantes que nada aportan ni para nada son necesarios, cosa que se puso de moda en mi juventud y era uno de los principales defectos en "Macbeth, Lady Macbeth".

Llegados a este punto, muchos de vosotros podréis pensar que a qué viene esta reiteración de una crítica tan antigua ya expuesta en este foro. Es que necesitaba retomar el hilo para poder "pegar" estas frases (lamento no haber conservado el nombre del autor) de un crítico que expresa exactamente lo que denuncio, aplicado al caso de "Macbeth, Lady Macbeth":


"... y algo más de emoción, de entrega, a Vicenta Ndongo en el papel inventado de un sargento, demasiado átono, que Alfaro se saca de la manga para justificar su versión-adaptación, en la que corta sin piedad el texto de Shakespeare y se atreve a añadir de su cosecha.

Y aquí llegamos a lo peor de una propuesta que impacta, que acecha a las emociones del público con su inteligente iluminación y escenas de soberbia dirección (pienso en Macbeth, desencajado en la reunión con sus generales, subido a la mesa, al creer ver el fantasma de Banquo), pero que peca de esa maldita manía tan «moderna» de adaptar con exceso de libertad. ¿Es que el texto de Shakespeare no es lo suficientemente bueno? Lo de las pistolas ya aburre: ¿si todo es teatro, ilusión, si todo es metáfora del horror, no cumplen igual las espadas? Como revolución teatral, hace veinte años aún se entendía. Hoy da risa escuchar en un Shakespeare que, por lo demás, mantiene cierto aire medieval –aunque con sus oportunos anacronismos– órdenes como «que los fusilen». Al «horror», que tan bien acierta a retratar Alfaro, le sobran disfraces."
 


Pero lo triste fué que el defecto denunciado se presentó de nuevo en el siguiente espectáculo teatral al que asistí, también en el Matadero (1), "Las troyanas" dirigida por Mario Gas, versión de Ramón Irigoyen, que llegaba del Festival de Mérida considerada como el espectáculo más conseguido en esta edición y con muy buenas críticas.
En una desafortunadísima escena inicial con dos únicos personajes, Atenea y Poseidón, la diosa estaba representada por un conocido travestí, naturalmente travestido en un traje de chaqueta rojo, modelo años 50/60, con zapatitos de tacón y la aguda entonación oral al uso, y el dios por un señor con aspecto de catedrático de instituto jubilable, también de los años 50, diciendo un parlamento que sonaba tan falso como un texto de Gandhi declamado por Chávez. Y yo me pregunto: ¿Para qué esta falsa y horrible modernidad?. ¿Había que hacerle un huequecito a algún famosete en el reparto?. Pensad lo que queráis, pero ¡qué pena de chafarrinón que lastró el conjunto de la obra!, que no me pareció del todo mal a pesar de los "inevitables" cambios que hacían aparecer a los guerreros griegos como soldados de la OTAN en Afganistán, pero tenía algunas cosas buenas, por ejemplo las escenas con las troyanas, la estética de la aparición en escena de Helena y el asesinato de los nietos de Priamo...todo escrito por el griego Eurípides. Y algo similar debió pensar J. M. Villafaina, que en su crítica, muy positiva en general, acaba con el siguiente párrafo:

"Menos convincentes están Carles Canut (Poseidón) y Angel Pavlovsky (Atenea), algo forzados en su papel de grotescas deidades, caprichosas y vengativas. Por ello, su escena, muy original en la traslación a la actualidad, sólo se logra a medio Gas".


La siguiente estación ya no fue de viacrucis; esta vez no tocaban espadas, sino corazones: "Manos Blancas no ofenden", divertidísima trama, tan buena como la de "Casa con dos puertas no se ha de guardar", en un precioso, y musical, montaje de Eduardo Vasco con la Compañía Nacional de Teatro Clásico que nos encantó y me reconcilió con el teatro.

Se tiende a pensar que Calderón era un aburrido y serio señor. ¡Qué error!. Disfrutad de sus comedias de enredo y luego hablamos. Si tenéis ocasión de verla, ahora que creo está de gira, no os la perdáis. Desde luego, me ha gustado mucho todo lo que he visto montado por Eduardo Vasco a lo largo de estos últimos años.


"Auto de los Reyes Magos" por la Cía Nao d'Amores
Ya os comenté que los Reyes Magos me trajeron en la noche del 6 de enero, vamos con 24 horas de retraso, el montaje por la compañía Nao d'Amores en el Teatro de la Abadía del "Auto de los Reyes Magos", dirigido y adaptado por Ana Zamora (ganadora de los Premios ADE 2008, de la Asociación de Directores de Escena de España, y Ojo Crítico por el "Misterio del Cristo de los Gascones", su anterior espectáculo), con dirección musical de Alicia Lázaro. Un prodigio de elegancia y amenidad en el montaje de esta primera obra teatral de la lengua castellana.


"Llama un inspector" con Concha Cuetos,
José Luis Pellicena y Paco Valladares
Después llegó "Llama un inspector", de la que os pasé aviso, en un correcto montaje tradicional, nada revolucionario. José Luis Pellicena, como inspector, muy bien, Concha Cuetos y Paco Valladares cumplieron; el texto de la obra, una profunda crítica de J.B. Priestley a la acomodaticia moral posvictoriana cuando sirve egoístamente a nuestros intereses, es excelente. Aconsejo, como mínimo, leerla.

La semana pasada vimos en el Valle Inclán (vamos, en el antiguo cine Olimpia de Madrid, reconvertido ahora en nuevo teatro asignado al CDN) "Avaricia, Lujuria y Muerte", que Ana (Díaz) comentó con calidad y profundidad al día siguiente. Como sabéis, se trata de tres piezas breves que se representan con continuidad sin ninguna interrupción, a pesar de su distinto tratamiento por parte de sus correspondientes directores.


Montaje de "Ligazón" en CDN, por Ana Zamora
Estoy de acuerdo en un 95% con lo que expuso Ana, pero quisiera señalar que, para mi gusto, el entorno mágico gallego se evoca muy bien en la primera obra, "Ligazón", donde Ana Zamora integra sabiamente en la representación elementos colaterales, como el teatro de sombras, mientras una cortina evanescente da corporeidad al nebuloso ambiente mágico que impregna esta primera parte del montaje, ambiente galaico muy en línea con el teatro poético que tanto me gusta, esté o no de moda, como el de "La Dama del Alba" de Casona (autor republicano al que el lobby de cierta crítica neoinquisitorial progre le negó el pan y la sal por cometer el terrible pecado de regresar del exilio a finales de los 50; soberana injusticia y estulticia, desde mi punto de vista, para con el autor de "El caballero de las espuelas de oro", estrenada en los primeros 60, en donde hacía una crítica profunda y amarga de la corrupción que impregna a una parte importante de la clase política, mal existente entonces, antes y ahora en España, utilizando como trama la persecución que sufrió Quevedo por parte del partido del Conde Duque de Olivares, magnífica y edificante obra que he visto dos veces, la última con Manuel Galiana como Quevedo en el Teatro Español, ya en los primeros 90, cuando tan gran actor no tenía que hacer las "cosas" de Tele 5 en las que ha tenido que "trabajar" para poder sobrevivir en un mundo sin el añorado "Estudio 1").


Tras este largo soliloquio, que me ha salido del alma, lo lamento, respecto a "Ligazón" sólo declarar que no percibí la mínima obscenidad en en el montaje, sí la obvia carnalidad propia de Galicia, Valle y la juventud, pero sin la menor grosería.

De la segunda parte, "La cabeza del bautista" suscribo al 100% el comentario de Ana, y de la tercera, "La rosa de papel", reconociéndole una fantástica puesta en escena, cómo diría yo, como de un guiñol de estética mejicana a lo Arturo Ripstein, con irreverencias buñuelianas y acabado solanesco, pero los absolutos excesos de mal gusto al final del montaje traspasan mi barrera para delimitar lo atrevido de lo grosero.

"La rosa de papel" en CDN, dirigida por Salva Bolta
A pesar de todo ello, aconsejaría la obra, que ha obtenido críticas espectaculares. ¡Lástima de sus últimos cinco minutos!, que nada aportan, salvo descrédito para el conjunto, al menos esa es mi opinión y, creo, también la de Ana.

Ahora programan en el Matadero "Edipo", pero las críticas que he leído me han desanimado a ir a verla ya que, especialmente una de ellas, la compara muy desfavorablemente con la excelente versión, repartida en dos pases ("Edipo rey" con "Edipo en Colono" y "Eteocles y Polinices" con "Antígona") que, con motivo del 2500 aniversario de Sófocles, Manuel Canseco montó en el Teatro Galileo, versión que aconsejé vivamente al "grupo fundador" de este foro, cuando aún no había nacido, en nuestros cotidianos almuerzos laborales de aquel invierno 2003/2004...

Y se acabó el curso teatral, en el que ha habido de todo, malo y bueno, pero como prefiero quedarme con lo bueno y ha remontado a partir de diciembre, no me quejo. Mi descubrimiento del año ha sido Ana Zamora. De los otros dos codirectores de "Avaricia, Lujuria y Muerte", Alberto Sanzol y Salva Bolta, habrá que seguirlos, a ver qué hacen, especialmente el primero. Eduardo Vasco se confirma como un valor seguro. Lástima del pinchazo de Gas. De Carles Alfaro, ¡nunca mais!.

Os pido disculpas por lo larguísima que me ha salido esta perorata y le doy las gracias a todo el que haya tenido la paciencia de soportarme. Voy a tratar de ser mucho menos hablador, pero, por favor, ¡vosotros no dejad de alimentar este foro!.

Antes de despedirme no quiero dejar la oportunidad de felicitar a Antonia y a los Antonios de nuestro foro en el día de su Santo (salvo para los que lo sea el Abad, que creo que toca el 17 de enero).


Buen cine ... y teatro, amigos.

Manrique

Nota 1: Por favor, no penséis que el "Matadero" es un lugar maldito, como su nombre parece indicar. Guardo un recuerdo excelente, según os comenté hace dos años, de la magnífica versión que Mario Gas montó de la ópera "Ascenso y caída de la ciudad de Mahagonny", con libreto de Bertold Brecht y música de Kurt Weil, compositor alemán emigrado a los Estados Unidos y destacado miembro de los "artistas degenerados", según les calificó la ortodoxia nazi ya en 1933, que a mi me encanta y del que seguro conocéis su famosa canción "Mack, the knife" de la ópera "Happy end", que tuve la suerte de ver hace una década. Son muy famosas sus canciones para cabaret alemán, que antes cantó Marlene Dietrich y ahora borda Ute Lemper.


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