domingo, 6 de septiembre de 2015

Las miradas del silencio – Joshua Oppenheimer

Ayer estuve en la inauguración del Festival de Cine Documental Alcances, que celebra este año su edición número 47, y la décima desde que se especializó en documentales.

No podían haber elegido nada mejor para este acto inaugural, un tanto diferente de los de los últimos 20 años, por lo menos en cuanto a la composición del palco municipal, con representación mayoritaria de Por Cádiz Si Se Puede y Ganar Cádiz en Común. Gran afluencia de público, que llenaba el patio de butacas y los dos niveles de palcos, aunque sin la alfombra roja, los modelazos y los flashes de otros festivales con más glamour.

Aunque muchos de los asistentes ya conocían al director, del que en la edición del año pasado se proyectó “El acto de matar”, que se puede considerar como una primera parte de un díptico que quizás se cierre con “Las miradas del silencio”, era evidente que otros muchos no se imaginaban lo que iban a ver, y así el desfile de espectadores que abandonaban sus asientos se mantuvo durante toda la proyección.

Los dos documentales parten de un hecho real: El golpe de estado militar, alentado por la CIA, que en 1965 acabó con el régimen no alineado de Sukarno, líder de la independencia y primer presidente de Indonesia. El objetivo del golpe era acabar, por una parte, con la creciente influencia del PKI (Partido Comunista de Indonesia) en la política del país, y con el liderazgo de Sukarno sobre el movimiento de países no alineados (Conferencia de Bandung).

El golpe militar tenía como principal objetivo la eliminación física de todo el PKI, no solo de sus dirigentes y afiliados, sino de cualquier persona que pudiera considerarse más o menos simpatizante o cercana. Para no manchar demasiado el honor de las fuerzas armadas y del nuevo gobierno, esta tarea se encomendó a una organización creada ad hoc, el Komando Aksi, formado en gran parte por fundamentalistas musulmanes. Se calcula que asesinaron a un millón de personas.

La película sigue los pasos del hermano de uno de los asesinados, que con el pretexto de graduarles la vista, entrevista a varios de los responsables directos de la tortura y muerte de su hermano. Y esto es lo que impresiona: la frialdad, cuando no las risas, con que los verdugos narrar con todo detalle como capturaban, torturaban y asesinaban a sus víctimas, habitualmente a machetazos.

Ni una ceja se le mueve a uno de ellos cuando explica como mataban a tanta gente que muchos de sus hombres se volvieron locos. Según sus propias palabras, él permaneció cuerdo gracias a que todos los días se bebía un par de vasos de sangre de sus víctimas, recogida directamente de sus cuellos degollados.

Ni uno solo de los verdugos se siente culpable ni responsable de nada. Todo lo hicieron “para salvar al país del comunismo”, y dejan muy claro que lo volverán a hacer si es necesario. Esta gente, gentuza habrá que decir, que sigue ocupando el poder local protegida por policía, ejército y resto de fuerzas vivas. Que dejan entrever que violaban a las mujeres, que saqueaban y extorsionaban a las familias de sus víctimas, y que explican entre risas que durante años nadie quería comer pescado del Río Serpiente, en el norte de Sumatra, por los cientos de cadáveres arrojados a sus aguas.

No voy a entrar en detalles, pero os aseguro que en mi vida he visto una película de ficción que se aproxime, ni de lejos, al nivel de salvajismo que aquí se describe. Peckinpah o Tarantino son unos angelitos al lado de lo que aquí cuentan los propios autores.

Impresiona también la frialdad con la que el protagonista entrevista a los asesinos de su hermano. Muy pocas veces levanta la voz, y en general opta por callar ante las declaraciones de los entrevistados. Me imagino que de ahí viene el título de la película.

Es también curiosa la reacción de la mayoría de los entrevistados, Empiezan negándolo todo, hasta que van cogiendo confianza y acaban cantando de plano, evidentemente orgullosos de lo que hicieron hace casi cincuenta años. Y aterra la frase que repiten víctimas y verdugos: ”Lo pasado, pasado está”.

No me atrevo a recomendaros que intentéis verla. Pero si lo hacéis, quizás encontréis patrones de conducta comunes con otras matanzas similares, desde la de los tutsis en Ruanda o el “Ejército del Señor” en Uganda hasta las del Estado Islámico en Siria: Salvajismo, odio, desprecio absoluto a la vida ajena.

Para más información:

LA MIRADA DEL SILENCIO Tráiler Oficial Español VOSE (2015) HD
La mirada del silencio - miradasdecine.es
 

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