Queridos Cinéfilos:
Al contemplar las primeras imágenes de esta inusual película polaca, formalmente me pareció trasladarme a hace 45 años, cuando empezaba a conocer las obras maestras nórdicas que ya tenían entonces 10 o 20 años, vamos, las de Dreyer o del Bergman de los 50 (o, incluso, en la mucho más humilde "El cuchillo en el agua" de Polanski, cuya trama coincide en tiempo y lugar con la de "Ida").
Está claro que, tras este preámbulo, ya podéis prever mi opinión respecto a esta película. ¿Si?.
¿Cuál es la trama?:
En la Polonia de los primeros 60, una joven novicia, Anna, criada en un orfanato de su misma orden desde que allí la abandonaron en los últimos años de la Segunda Guerra Mundial, estando a punto de tomar los votos definitivos es informada por la madre superiora de que tiene una tía carnal, que se negó absolutamente a ocuparse de ella, sugiriéndole que la visite antes de dar ese definitivo paso.
Su tía, Wanda (juez en buena posición social, ¡hasta tiene coche en esa época y país!, miembro del partido comunista que, por su nada ejemplar vida privada, perdió su anterior puesto de fiscal de alto nivel) informa a la sorprendida Anna de que es judía, que su nombre es Ida Lebenstein y que sus padres desaparecieron para siempre. Tía y sobrina deciden visitar la zona donde vivían y, tras una rápida investigación, descubren qué le pasó al matrimonio ... y a otro niño que aparece con ellos en las fotos antiguas. En paralelo, como en el hotel de la ciudad cercana donde se hospedan se celebra una serie de baile-conciertos, un día recogen en el camino a un joven músico participante y ocurren más cosas, buenas, malas y trascendentes, que no vamos a desvelar.
Lo que es bastante absurdo es que escriba ahora una crítica que coincidiría casi exactamente con lo que comentan profesionales mucho más expertos que yo, así:
En el convento |
"Tal vez le resulten disuasorios a un potencial espectador el nombre del director, Pawel Pawlikowski (polaco, afincado en Gran Bretaña), y la inequívoca apariencia de film polaco de los sesenta, en riguroso blanco y negro y con planos de ansiosa vocación estética y estática. Pero lo cierto es que «Ida» propone varias ideas tan interesantes y complejas, con tanto sentido individual y social, que enseguida se entiende que no había mejor modo de contar esta historia...
El viaje de estas dos mujeres hasta las costuras de sí mismas y hasta el trágico destino familiar se traduce en una temperatura extraña, sin dramatismos ni sentimentalismos, con suma frialdad, pero al tiempo de un modo cálido; de forma escueta, ascética, pero alimentada de detalles nocturnos, de «color», con poso romántico y con un trazado musical lleno de encanto y misterio (el personaje del saxofonista y la música de Coltrane)..."
Y de “Hipnosis en blanco y negro”, crítica de Carlos Boyero en El País:
La joven novicia con su tía, destacada funcionaria polaca. |
"Es una película rodada en un precioso blanco y negro y que no puedo ni quiero imaginármela en color, en la que su elección cromática sirve para hacerte respirar la época en la que está ambientada. Son los años sesenta en Polonia y si no poseyeras datos de ella creerías que fue concebida en aquel tiempo por un poderoso creador de imágenes, que no es cine de ahora. Utiliza el formato 4:3, la pantalla es casi cuadrada. Y tiene sentido, no es gratuito, coqueto, ni experimental. No existe música subrayando las emociones de los personajes, aunque a estos les ocurran muchas y terribles cosas. La única que escuchamos es la que ponen en su casa (Bach), cantos religiosos en una iglesia, o cuando alguien interpreta al saxo, con veneración y sentimiento Naima, de John Coltrane. El metraje es de 80 minutos, el tiempo que necesita el director para contarte esta historia con tanta precisión como poder de sugerencia. No sobra ni falta un plano. Me siento hipnotizado de principio a fin."
Desvelo que mi calificación global es de 8 sobre 10, ya que no se me ocurre igualarla a las obras maestras de Bergman o de Dreyer, aunque Pawel Pawlikowski formalmente borda la película, así como Agata Kulesza, como Wanda, la tía de Ida, actúa espléndidamente, y Agata Trzebuchowska, como la joven novicia, cumple razonablemente.
La espléndida fotografía, ambientación hiperrealista y eficaz montaje, ajustadísimo a su muy escasa duración, son componentes muy positivos para esta película.
Ida conversando con un joven músico. |
"...Sin embargo, a pesar de su sobria belleza, de su pulso certero y de sus dos espléndidas actrices, es una película que debe ser vista en el estado de ánimo adecuado. De lo contrario, esa misma austeridad podría provocar que nos quedemos en la superficie, y que sea vista como un ejercicio de estilo, bellísimo pero frío, y no como la experiencia emocional y reflexiva que puede llegar a ser."
Exactamente eso es lo que le falta para darle una máxima nota: el "toque" de un genio como Bergman que hacía que "El manantial de la doncella" o "El Séptimo Sello", por citar sólo dos de su etapa en los 50, sean aunténticas obras maestras. Pawel Pawlikowski todavía no es capaz de darlo. ¿Lo será en un futuro?. Veremos. Alcanzar esos niveles es complicado.
Iniciación |
Por si os interesan las críticas citada completas, sus enlaces son:
“Del tronco a las raíces”, crítica de Oti R. Marchante en ABC:
“Hipnosis en blanco y negro”, crítica de Carlos Boyero en El País:
http://cultura.elpais.com/cultura/2014/03/27/actualidad/1395952703_523820.html
“De la fe y otros demonios”, crítica de Judith Romero en: http://www.elantepenultimomohicano.com/2013/11/ida-critica.html
Muy buen CINE, Amigos.
Manrique
Manrique:
ResponderEliminarUna vez más seguimos tus consejos y ayer vimos “Ida” en Majadahonda (¡qué buena programación han recuperado en los cines del Zoco, hasta hace poco de la cadena Renoir¡).
Me gustó, es una película para ver, pero no me emocionó. Las comparaciones con el genial Bergman me parecen excesivas ….
Esperaba más del choque interior, en el aspecto espiritual y religiosos, que sufre Anna/Ida en su papel de monja cristiana judía.
Demasiado fríos para mi gusto la película, los diálogos y la interpretación de la protagonista.
Aunque indudablemente tiene aspectos muy positivos entre los que destacaría la descripción de la vida en los distintos ambientes que se muestran (calles y ambiente rural de Polonia 1970, Convento, Fiesta, casa de Wanda, etc.). Se explica todo sin palabras, de forma inmejorable, con simples pinceladas…
Sobre tu pregunta: cuando la veía estaba atento a esas imágenes finales. Y pueden tener el simbolismo de resaltar que cuando Anna decide volver, el resto del Mundo está de Ida.
O puede que no, que sea una toma más simple por una carretera en la práctica de una dirección …
En fin, sígueme recomendando pelis, estás impulsando nuestra afición al buen cine.
Gracias y abrazos,
Luis Lomo
Buenas tardes, Luis:
ResponderEliminarDe acuerdo contigo en todo lo que comentas (salvo que la historia se desarrolla, creo recordar, en los primeros años 60, no en el 70). Es más, debería corregir mi redacción en un punto que dejé, más que confuso, engañoso: Por mucho que lo diga la crítica, la actriz que representa a Anna-Ida actúa de una forma excesivamente hierática. Mucho mejor la de la que hace de Wanda.
De todas formas, la película es "inusual", para bien, desde luego.
Tu respuesta a mi pregunta, impecable.
Manrique