jueves, 30 de diciembre de 2021

Nunca más bajarás la cabeza

(Homenaje a Artemisia Gentileschi y a muchas otras)      


Saldrás de casa una noche de antracita y cinabrio, a la misma hora en que, hace unas semanas, ocurrió todo. Sabes que ha llegado el tiempo de curar aquella herida. Es tarde, pero esperarás a que la casa duerma. Luego, te pondrás el vestido blanco que tu madre tiró a la basura y tú lavaste a escondidas hasta desollarte los nudillos. No era ya una tela, sino un cuello, lo que tu retorcías una y otra vez en la jofaina. Ahora será tu estandarte.

Caminarás por la ciudad inacabable, por un barrio de casas bajas y farolas que se repiten monótonas calle tras calle. Saltarás de una luz a otra, apretando en tu mano minúscula la espada de mercurio con la que harás justicia. Y seguirás explorando esa ruta en forma de infinito, buscando sus huellas.

Serás la mujer pantera, la lechuza, la serpiente. Serás Pomba Gira, María de Padilla, Judith frente a Holofernes. Serás lo que tú decidas. Eres de acero, de obsidiana, de agua fuerte. Llevas entre las piernas la señal del ángel y en las manos la estrella de la justicia.

Hoy no puedes tener miedo.

Te acercarás con paso firme al mismo árbol. Olerás a tu enemigo antes de verlo, no habrá sombra capaz de ocultar su infamia. Sabrás que espera jadeante tras el tronco inmenso. Cuando se acerque, levantarás la vista, la cabeza enhiesta, y fijarás en él tus ojos limpios. La mirada de esmeraldas será lo primero que lo atraviese, luego vendrá un relámpago de plata, una línea de fuerza que saltará de tu mano hasta su vientre y provocará un surtidor bermejo que en segundos se volverá negro.

Tocarás su cuello para comprobar que los latidos han cesado y te levantarás con las alas de la victoria desplegadas en tu espalda.

Nunca más bajarás la cabeza.

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