Todos son protagonistas, todos tienen algo importante que decir, todos son necesarios. La vida de estas sencillas personas que habitan un pequeño pueblo perdido en la inmensidad de los EEUU, con un clima riguroso y unas condiciones de vida nada faciles nos enseñan: solidaridad, dar a los demás lo que tenemos o lo que podemos, ni más ni menos, y sin esperar nada a cambio, sin revanchas, sin rencores. Todavia esconde más cosas ese guión, descubrirlo es algo personal, porque las buenos argumentos se dividen en dos historias: una la que se cuenta y otra la oculta, el guionista nos deja suficientes pistas para que no nos quedemos sólo con la anecdóta.
No os la perdáis: "Lars y una chica de verdad".
Espero que os guste tanto como a mí.
Un abrazo.
Ana.
PD. Utilizo para escribir una respuesta a un mensaje de Manrique, para no perder ninguna dirección, que en otro caso seguro que ocurriría. Gracias.
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