domingo, 29 de noviembre de 2020

All Things Must Pass

50 años de la publicación del triple álbum.

Todas las cosas deben pasar.
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Aquella tarde de algún día de la primavera de 1984, como tantas otras, quedamos en mi casa para comer, para pasar la tarde juntos. De vez en cuando quedábamos en la suya; me encantaba ese cambio.

Hablábamos de mil cosas; la música era una de ellas. Los dos apreciábamos la buena música y coincidíamos en muchos gustos, pero aquélla tarde, no sé a cuento de qué, comenzamos a hablar de George Harrison y él comentó que una de las canciones que más adoraba era “My Sweet Lord”. Yo la conocía, pero él insistía en que la excepcional era la del álbum “All Things Must Pass”.

Solíamos oír música en casa. Aquélla tarde sonaba en mi radio ‘Vuelo 605’ de Ángel Álvarez. Comentaba los temas de una forma deliciosa, me encantaba. Nosotros seguíamos discutiendo si la mejor versión de “My Sweet Lord” era la del Concierto para Bangladesh, que yo defendía, o la de triple álbum de George Harrison, una vez separado de los Beatles, que defendía él. Creo que le dejé ganar la discusión, me encantaba oírle y verle argumentar sus teorías, sus deseos, sus cosas. Todo en él era una delicia. Y en un gesto cogió el teléfono y preguntó en el 003 cuál era el número de Radio Madrid FM. Ángel Álvarez lo entendió perfectamente: queríamos la versión de “All Things Must Pass”. Nos dijo que la buscaría.

Nuestra tarde siguió como de costumbre, llenándose de nuestras vidas, de nuestras ideas y nuestras risas, de nuestras caricias y nuestras miradas.

La versión de “My Sweet Lord” del “All Things Must Pass” comenzó a sonar en la radio de mi apartamento en Altamira, al norte de Madrid, cuando ya él y yo éramos uno, cuando todo en nosotros estaba difuminado, cuando el sudor nos recorría y el alma se nos agitaba en un único suspiro. Aún nos dio para sonreírnos y mirarnos cuando oímos a Ángel Álvarez dedicándonos la canción que habíamos pedido, nos dio tiempo para entrelazar las manos y respirar un poco antes de continuar fundiéndonos.

All Things Must Pass / Todas las cosas deben pasar.

jueves, 5 de noviembre de 2020

Stranger Life: el mundo de Lee Soo Yeon

Manrique me había dado órdenes de escribir sobre Furtivos y la verdad es que empecé a hacerlo aprovechando la emisión de RTVE (no sabía que Alicia Sánchez había sido la Sharon Stone patria). El problema es que… no terminé la reseña y he acabado escribiendo sobre algo muy distinto.



Lee Soo Yeon ( 이수연, I Su Yeones una guionista coreana de la que, la única información que he podido encontrar es que a principios de los 90 fue a la universidad y entre 2017 y 2020 ha firmado unas de las mejores series que he visto últimamente Stranger (temporadas 1 y 2) y Life. En IMDB aparece una mención en 2012 como guionista en la serie “The Great Seer”, pero se desconoce en cuántos episodios participó. Aún así esta guionista, aparentemente novata, ya ha recibido por Stranger (o Bosque Secreto, si traducimos literalmente el título) dos premios y uno por Life.


Stranger

Pueden verse en Netflix las dos temporadas. Coreano con subtítulos en español. 16 capítulos de aprox 60 min cada temporada. Imdb: 8,6 Filmaffinity: 7,4


Nuestro protagonista es Hwang Si Mok (interpretado por Cho Seung Woo) un hombre que se sometió a una cirugía cerebral  que le provocó perder la empatía y que carece habilidades sociales. Es un fiscal ejemplar y una persona racional, pero también fría y solitaria. Es uno de los pocos fiscales que no son corruptos. Pese a que la descripción inicial nos recuerda a personajes como el Sherlock de Cumberbatch o House, Si Mok no es conscientemente maleducado con nadie, sino que es un inadaptado social cuya falta de empatía se une a un desconocimiento de su propia personalidad.


Junto a él, está Han Yeo Jin (Bae Doo Na, a quien hemos visto en El Atlas de las Nubes o Kingdom), una agente de policía que se desvive por su trabajo y que, cuando la conocemos, le encanta dibujar y leer comics. Desde el primer momento trata a Si Mok sin ningún tipo de prejuicio y eso lleva a que él pueda evolucionar.


En la primera temporada investigan un asesinato a pesar de las trabas que les ponen sus superiores ya que el caso está relacionado con la corrupción de altos cargos dentro de la propia fiscalía y la interferencia de una poderosa empresa en la misma.




En la segunda temporada fiscal y policía se encuentran en lados opuestos por una lucha de poder entre la fiscalía y el cuerpo de policía para conseguir de investigar de modo totalmente autónomo los delitos, pero terminarán trabajando juntos de nuevo para resolver un nuevo caso.


Pero toda esta investigación es una excusa para que Lee Soo Yun pueda hablar de poder y corrupción, cómo se produce, por qué y cómo el miedo; el no querer meterse en líos; la costumbre… mantienen y perpetúan la corrupción.




Aunque sólo haya nombrado a dos de los actores, la serie es tremendamente coral y sorprende que una guionista “novata” haya sabido llevar tan bien las tramas y los personajes que son tremendamente humanos. Esa es una de las más importantes características de la serie, las motivaciones de unos y otros son perfectamente creíbles y una víctima puede ser a la vez verdugo sin que, sorprendentemente, se pierda ninguna de las dos facetas.


Cho Seung Woo como Si Mok ofrece una actuación llena de matices, donde otros actores hubieran creado un robot sin sentimientos, Seung Woo deja entrever toda una vida interior de la que vemos destellos y que Yeo Jin es la única persona que cree que existe, lo que favorece que el mismo Shi Mok consiga creer en sus propios sentimientos. La amistad de estos dos personajes y su confianza mutua es clave para que los casos (y los personajes) evolucionen y puedan descubrir a los culpables.



La segunda temporada tarda en “arrancar”: como espectador estás esperando que los personajes estén en el mismo punto que los dejaste y la realidad es que han ido cambiando de modo personal y profesional, además de que el guión aparentemente se pierde en historias secundarias, por lo que la trama de esa segunda temporada tarda más en crecer y mostrarnos lo que ocurre en realidad. 


Eso sí, hay que hacer una mención ineludible a la belleza de la cinematografía de arranque de la segunda temporada, con el coche de Si Mok en medio de una niebla irreal, casi onírica.


Life

Puede verse en Netflix. Coreano con subtítulos en español. 16 episodios de 60 min. Imdb: 7,6 Sin nota en Filmaffinity.


Temporalmente Life se realizó entre la primera y la segunda temporada de Stranger. Si Stranger habla principalmente sobre corrupción, Life habla sobre deontología y amor filial. Para ello utiliza un hospital en el momento en el que el director acaba de fallecer y llega un presidente sin experiencia en temas sanitarios.




Un médico de urgencias, interpretado por Lee Dong Wook, que ve cómo un nuevo CEO sin experiencia en temas médicos llega al hospital e intenta “quitarse de enmedio” a diversas áreas del hospital en aras de los beneficios económicos, además de convertir el hospital en una plataforma de anuncios para varias de las empresas (seguros, farmacéutica…) del grupo empresarial al que pertenece el propio hospital.


Muchos de los actores de Stranger repiten: Cho Seung Woo es el ejecutivo procedente de una empresa de transporte que es nombrado presidente del hospital, Yoo Jae Myung es un reputado cirujano, Lee Kyoo Hyung es el hermano del protagonista y poco a poco se come a la cámara cada vez que está en pantalla...


Cho Seung Woo tiene un papel muy distinto al de Stranger y plantea al espectador la duda de dónde apunta la brújula moral de su personaje ¿sólo le interesan los beneficios? ¿Tiene moral? Sin desvelar detalles, creo que se puede decir que se trata de un personaje inteligente y trabajador y que no es el típico villano fácil cuya motivación es el lucro personal. 


El guión va desgranando pequeñas muestras de las luchas de poder en el hospital: por mantener “lo de siempre”, por obtener beneficios económicos, por mantener la ética profesional y evitar que los médicos vendan “aceite de serpiente”, por tapar los errores aunque las consecuencias sean graves… un poco de vida familiar, sentimental, y algo de prensa y política; con todo esto Lee Soo Yun construye un castillo de cartas que se desploma en los últimos episodios de modo que el espectador se da cuenta de que nada de lo que ha visto ha sido superfluo, aunque quizá no todo acaba tan “atado” como en Stranger.



La escena más bonita la protagoniza Lee Kyoo Hyung comiéndose con los ojos las imágenes de una submarinista en silla de ruedas y demostrando lo buen actor que es (cosa que hace realmente en toda la serie). Es verdad que en la vida real sería una experiencia mucho más inmersiva con realidad virtual, pero cinematográficamente, esto funciona mucho mejor.



Como curiosidad, en un momento determinado vemos un ala del hospital preparada para la posible llegada de una enfermedad infecciosa ya que Corea, en 2018, ya tenía la experiencia del MERS, un coronavirus que en 2015 infectó a 186 personas en el país pero que hizo que estuvieran preparados para el coronavirus.


Para ser sincera, Life no me parece tan buena como Stranger, pero muchas de las situaciones me resultan muy familiares: la conversación sobre deontología profesional, tan necesaria en el campo médico, pero también en otros como el nuestro de la ingeniería; la irresponsabilidad de gente con cargos de responsabilidad que prefieren mirar para otro lado; la lucha contra el poder, aunque te jugues el futuro profesional (algo también presente en Stranger); la resistencia al cambio dentro de una organización...


Y sobre todo, la profunda humanidad de los personajes.