domingo, 29 de noviembre de 2009

"Katyn": Orwell químicamente puro...absolutamente real


Queridos "Cinéfilos":

A veces la realidad supera a cualquier ficción.

Corto y pego la introducción de "Cuando Stalin brindaba por Hitler" escrito por WILEBALDO SOLANO, publicado en el Periódico de Cataluña http://www.fundanin.org/ solano27.htm el 19 de agosto de 1989 (poco antes de la "disolución" de la URSS, observad que se cita que todavía los países bálticos forman parte de ella; veinte años no son nada, que dice el tango):

"Hace cincuenta años, Europa y el mundo asistieron, atónitos, a uno de los acontecimientos más sorprendentes del siglo: la firma de un "pacto de no agresión" germano-soviético en Moscú. Fue el 23 de Agosto de 1939. Las cámaras registraron para la posteridad los rostros eufóricos de Stalin, Molotov, Ribentrop, Schulemburg y G. Hilger. Hitler, consultado prevíamente, dio su visto bueno por teléfono. Stalin brindó con champán : "Sé que la nación alemana ama mucho a su Führer. Por eso me gusta beber a su salud".

Unos días después, las tropas de Hitler iniciaban el asalto a Polonia y comenzaba la Segunda Guerra Mundial.

Tardó un cierto tiempo en saberse que el "pacto", firmado por diez años, comportaba un protocolo secreto en el que se delimitaban las "zonas de influencia" de la Alemania de Hitler y de la Rusia de Stalin, a expensas de los pueblos de Europa oriental. Pero los hechos no tardaron en confirmar la existencia de semejante protocolo. Sin embargo, los dirigentes de la URSS negaron siempre la existencia del documento. Hasta que, en Mayo último, varios diputados bálticos exigieron en el Congreso de la URSS que se nombrara una comisión a fin de esclarecer todo lo relativo al famoso pacto de 1939".


Añado a la introducción histórica, por mi parte:

El 1 de septiembre siguiente, vamos ocho días más tarde, las tropas nazis, amparándose en un casus belli prefabricado y en los deseos de la "ciudad libre de Danzig" (hoy Gdansk), mayoritariamente habitada por alemanes, de incorporarse al Tercer Reich (leed "El tambor de hojalata" de Gunter Grass o ved la película del mismo nombre, que creo que ganó el óscar a la mejor de habla no inglesa) invadían Polonia. Inmediatamente, Francia y Gran Bretaña, que tenían firmado un pacto defensivo con Polonia, enviaron un ultimátum a Alemania para que detuviera el ataque y se retirase. Ante la falta de respuesta, le declararon la guerra el día 2 o el 3.

Quince días más tarde, con la totalidad del ejército polaco intentando y no consiguiendo resistir el ataque alemán, el Ejército Rojo, sin molestarse siquiera en buscar un casus belli, invadió Polonia por su frontera oriental. Por tercera vez en doscientos años, creo, Polonia había sido "repartida" entre sus poderosos vecinos, en el fondo entre los mismos comensales: las dos primeras veces entre Austria, Prusia y Rusia, ahora entre la URSS y el Tercer Reich. Por razones políticas y estratégicas, supongo, que no éticas ni morales, Francia y Gran Bretaña no declararon inmediatamente la guerra a la URSS, como deberían haber hecho conforme a su pacto con Polonia. Supongo que envalentonada ante semejante dejación, la URSS forzó inmediatamente a Estonia, Letonia y Lituania a aceptar unas bases soviéticas con una dotación de tropas superiores a sus respectivos ejércitos para, acto seguido, declarar su incorporación como tres nuevas repúblicas a su Unión. Creo que solo un mes más tarde invadió Finlandia que, tras una denodada resistencia de seis meses de pequeño David contra un gigantesco Goliat, tuvo que firmar un armisticio y ceder el 10% de su territorio y 20% de su entorno industrial, incluyendo su segunda ciudad en tamaño, Viipuri, ahora Viborg, a la URSS, cesión permanente que continúa hoy en día, lo mismo que conserva, en Bielorusia actualmente, la parte oriental de Polonia, a la que se le "compensó" tras la guerra mundial su cesión oriental con nuevos territorios en sus fronteras occidentales a costa de la derrotada Alemania. ¡Vae victis!.

Esto solamente para ponernos en antecedentes ya que estas verdades como puños no son frecuentes que se aireen. Este verano, en las ceremonias celebradas en Polonia para rememorar el 70º aniversario del comienzo de la II Guerra Mundial, la delegación rusa ha mantenido contra viento y marea que el pacto Stalin-Hitler de agosto de 1939 no se podía comparar con el pacto de Múnich 1938 entre Alemania, Francia, Gran Bretaña e Italia, y no pidió disculpas a Polonia, contrastando con la actitud de la República Federal Alemana de asumir las culpas heredadas de su nefasto anterior gobernante. Pero ya está bien de marcos, vamos al fondo de la obra.

"Katyn" comienza con una escena magistralmente simbólica: Una muchedumbre de civiles cargados con sus enseres entran por un lado de un gran puente huyendo del avance inexorable de los alemanes. Cuando casi han rebasado la mitad del mismo, se encuentran que, por el otro lado, una muchedumbre similar viene en tropel en sentido contrario. Ambos grupos se intercambian los avisos: "¡Qué hacéis, huid, que llegan los alemanes!, advierten unos. Los otros les responden: "¡Los rusos nos siguen de cerca!". ¿Kafkiano?. ¿Orwelliano?. Historia real de hace 70 años en la civilizada Europa.

Pero esto es sólo el comienzo. En el resto de la película, su director, el veterano Andrzej Wajda, hijo de un oficial polaco y combatiente él mismo contra la ocupación alemana siendo todavía casi un adolescente, nos cuenta el terrible crimen cometido por la URSS estalinista en marzo de 1940 cuando asesinó en Katyn (territorio de la URSS), por el método de tiro en la nuca, uno a uno, a 22000 prisioneros de guerra, la práctica totalidad de los oficiales del ejército polaco, tras seis meses de cautividad, que fueron enterrados en grandes fosas comunes.

Hasta ahí, nuevo, pero no demasiado "impactante". Lo realmente aleccionador del caso es como fue utilizado por las dos potencias agresoras en su propio beneficio:

Tras la invasión de Rusia por la Wertmach en junio de 1941, los alemanes encontraron las fosas e inmediatamente se dieron cuenta del provecho propagandístico que en Polonia tendría airear el monstruoso crimen, cosa que hicieron en presencia de la Cruz Roja internacional y representantes de países neutrales.

Pero tras el cambio que supuso la reconquista de Katyn por el Ejercito Rojo en 1944, la URSS, con el inestimable concurso de las nuevas autoridades polacas comunistas, reabrieron las tumbas y el caso, culpando a los alemanes del crimen que, ¿os suena a 1984?, se dató por decreto como ocurrido en 1942, esto es, cuando Katyn ya estaba ocupado por los nazis. Y, ahora viene lo peor, durante los 45 años siguientes en Polonia era un delito, por ejemplo, poner una lápida o hacer una referencia a un desaparecido en Katyn en 1940, había que poner 1942. Puro Orwell, perdón, puro estalinismo, quiero decir.

Os podría contar más cosas, pero mejor que veáis la película, me temo que en DVD si no vivís en Madrid. Sus últimos 20 minutos son antológicos, no en vano Wajda es el más notable director de la escuela polaca de cine y... su padre fue uno de los 22.000 asesinados. A pesar de ello y de haber tenido que tragar sapos más de la mitad de su vida, ya que nunca abandonó Polonia, demuestra su mesura: en el guión un oficial del Ejército Rojo se compromete profundamente para esconder y salvar a una viuda de un oficial polaco (a lo mejor es un caso real, no lo sé) y, tras la guerra, un oficial del nuevo ejército popular polaco se suicida asqueado por la infamia del caso, mientras Polonia se dividía entre los que no olvidaban y los que sobrevivían colaborando como lo "menos malo", caso ilustrado en la película con las historias divergentes de las dos hermanas de un asesinado en Katyn.

La película no es perfecta, tiene fallos, especialmente parece que para su exhibición ha debido ser reducida drásticamente y, como la productora es la RTV polaca, a lo mejor es una miniserie. De todas formas, creo que hay que verla y me pregunto, comparándola con "Ágora": ¿es lógico que ésta haya sido vista por más de tres millones de espectadores en España y "Katyn" sólo por 200.000?. Es muy lógico si nos atendemos al merchandising de la primera y a la ignorancia artística y comercial respecto a la segunda y su historicidad, que yo humildemente he intentado equilibrar en el ámbito de este foro. ¿Es "justa" tal diferencia de éxito?. Ya opinaréis si la véis.

Buen cine honesto, amigos.

Manrique