martes, 31 de mayo de 2016

Didáctica parábola: "El olivo" de Icíar Bollaín... con guión de Paul Laverty


Queridos Cinéfilos:

Descubrí a Icíar Bollaín ya desde su primera aparición en el Cine: era “Estrella” adolescente (como niña la intérprete fue Sonsoles Aranguren), uno de los dos principales personajes y, a la vez, narradora de la historia en “El Sur”, la maravillosa película de Víctor Erice que opino (creo que en ello no difiero demasiado de los críticos más relevantes) es la mejor película española de los últimos 50 años, a la que sólo considero razonable comparar con “Los santos inocentes” de Mario Camus, “El espíritu de la Colmena”, también de Erice, “Secretos del corazón” de Moncho Armendáriz y quizás alguna(s) otra(s) en la(s) que ahora no caigo.

Después Icíar ha actuado en veintitantas películas, entre ellas “Tierra y libertad”, dirigida por Ken Loach en 1995, (basada libremente en la participación de George Orwell, como voluntario extranjero encuadrado en las columnas del POUM y la CNT-FAI, en los combates en el frente de Aragón durante el primer año de la Guerra Civil Española; a partir de mayo de 1937, la “cosa” cambió drásticamente: aconsejo fervientemente leer la imprescindible reseña autobiográfica  “Homenaje a Cataluña” donde Orwell relata su increíble peripecia dentro de la “pequeña guerra civil” que se desató ese mes en Barcelona entre las milicias trotskistas del POUM, apoyadas por la FAI, contra las unidades militares controladas por el comisariado del PSUC y ERC, de facto contra todas las fuerzas de la Generalitat y del mando central del Ejército Popular, rebelión interna en el bando republicano que se saldó tras una semana de lucha y con Orwell, que estaba hospitalizado por una herida recibida en el frente, escapando a Gran Bretaña, eso sí, con mucha mejor suerte que Andrés-Andreu Nin, líder máximo del POUM, pero de eso se habla y escribe poco porque la mano del “Gran Hermano” y de sus lacayos era, y siguió siéndolo muchos años, larga y terriblemente poderosa, ¡que se lo pregunten al ectoplasma de Trostki!), premiada como la Mejor Película del año por la Academia Europea, aunque a mí no me parezca una de las mejores de Ken Loach, prefiero su magnífica “Lloviendo piedras”, la muy buena “Mi nombre es Joe”, “Sólo un beso” o la inquietante “Agenda oculta”; tengo ganas de ver “El viento que agita la cebada”, que se me escapó.


Laverty, Yolanda Flores (crítica de RNE) y Bollaín 
En ese mismo año, Icíar Bollaín decidió pasarse al otro lado de la cámara con su fresco largometraje “Hola, ¿estás sola?”, habiendo dirigido desde entonces una decena, entre ellos el más celebrado ha sido, probablemente, “Te doy mis ojos”. A mí también me gustó mucho “Flores de otro mundo”.

Durante el rodaje de “Tierra y libertad”, Icíar, que tenía el papel de miliciana anarquista, se supone que trabó amistad con el guionista “fijo” del director, Paul Laverty, que debía andar por allí,… del que sigue siendo pareja actualmente y con el que ha contado como responsable del guión para dos de sus películas, “También la lluvia” (que no he visto) y  la última, “El olivo”, que es de la que paso a opinar tras el casi inevitable preámbulo con los antecedentes que considero significativos para “entender” el resultado.

Tras las referencias anteriores no sorprende que Icíar Bollaín parezca que comparte la ideología militante que impregna todo el Cine de el tándem Loach-Laverty, no en vano aquél es considerado como uno de los más izquierdistas entre los buenos directores europeos actuales, teniendo todas sus obras un fin didáctico y defendiendo siempre a los más desfavorecidos frente a una real o presunta "frialdad" de los aparatos del Estado o, a veces, de la Sociedad en su conjunto, habiendo “levantado ronchas” algunas de sus películas, como, por ejemplo, “Agenda oculta” respecto al Gobierno Británico, en la que, si no recuerdo mal, se acusaba directamente a la policía y autoridades del Ulster de “entorpecer” la investigación de un atentado unionista que acabó con la vida de un miembro de una comisión independiente norteamericana que, sin ser “invitada”, se dedicó a investigar la situación de los presos del IRA en Irlanda del Norte durante los primeros 80s.


El abuelo con Alma, todavía niña, delante del Olivo
Considero a Icíar menos radical que Loach, de forma que en “El olivo”, como muy bien señala Oti. R. Marchante (ver el enlace que facilito al final), la radicalidad se aplica a defender un principio absolutamente tradicional y hasta conservador: el respeto y cariño para los ancianos de la familia, en este caso por parte de una nieta, postadolescente contestataria, Alma, hacia el abuelo con un alzhéimer bastante avanzado al que intentan “gobernar” sus hijos, que fueron sensibles ante una oferta económica por una importante cantidad de dinero para que vendieran un olivo milenario que el abuelo consideraba como símbolo de sus tierras de cultivo, operación que había chocado frontalmente contra la tradicional terquedad del anciano cuando aún no lo era.

El desarrollo del conflicto da lugar a una hispánica “road movie”, con refrescantes gotas de humor, en una operación liderada por Alma (excepcionalmente interpretada por la principiante Anna Castillo) para resolver la situación, organizando un “viaje de recuperación del árbol” para el que ella “enrola” a su tío (fantástico Javier Gutiérrez, al que descubrí en “Woyzeck”, según os comenté aquí) y a su compañero de trabajo (muy bien el para mí desconocido Pep Ambrós), que también pretende serlo de otras cosas, con poco éxito, pero que nunca la deja en la estacada.

Lo peor del guión es la escasa sutileza y originalidad en algunas situaciones y episodios, lo que es señalado por las críticas que refiero al final, de Carlos Boyero y Luis Martínez. Yo me temo que este defecto es el inevitable “toque” Loach-Laverty que contamina las películas de Bollaín con guión de su “loachiano” esposo.


El audaz trío "expedicionario" en Alemania
Y no sigo, porque esta es la vez que creo más coincido en la opinión sobre una película con mi crítico más cercano, Oti R. Marchante, con el que suelo estar generalmente muy de acuerdo, pero esta vez ainda mais. No voy a reinventar la rueda, mejor leéis su crítica, si os apetece. Eso sí, quiero calificar cinematográficamente esta amena película como notable y ya más personalmente como entrañable, a pesar del defecto antes señalado, que, en mi opinión, no la lastra demasiado porque Bollaín sigue manteniendo en sus ojos, y yo diría que también en su corazón, el amor por los mayores (me estoy refiriendo al padre, que al principio parece que va a ser casi el “malo” de la película en su papel de hijo que ha sufrido durante toda su vida a un terco y mandón padre-padrone que ahora, ya anciano y abuelo, a todos nos parece entrañable) que como la adolescente “Estrella” mostraba en “El Sur” hacia su infeliz padre.

Por cierto, premio para el Cinéfilo que encuentre en el anterior párrafo un semioculto “guiño” cinéfilo sesentero… ¡A ver quién lo comenta!. Se agradecería.

Aquí van los accesos habituales a las críticas antes referenciadas y a la siempre interesante presentación de la película en “Días de Cine”:

“Días de Cine” en La 2 de TVE (6 min, incluyendo el tráiler de fondo):

Crítica de Oti R. Marchante en ABC: “Radical y conservadora

“El cine de Icíar Bollaín siempre busca acomodo en el ideal ético de su directora (y de su guionista, cuando es, como en este caso, su marido Paul Laverty, también guionista de Ken Loach). ‘El olivo’ cuenta una historia de transmisión familiar mediante el poético ejemplo de un olivo milenario que el abuelo padece su pérdida, los hijos «gozan» su venta y la nieta (la protagonista) intenta recuperar con el ecológico y psicológico fin de restaurar el entorno. Película, por lo tanto, tan progresista como en el fondo conservadora, y que tiene como puntal la extraordinaria interpretación de Anna Castillo de su extraordinario personaje, una joven de aspecto descuidado, de moral aparentemente relajada, pero con unos principios absolutamente insobornables y capaz de cualquier cosa por hacerlos prevalecer, como un personaje de Howard Hawks. Lo cierto, es que la grandeza de este personaje impregna toda la trama de la historia y convierte en grande a todos los personajes y todos los actos que ocurren a su alrededor. Con una pizca de aderezo de «road movie», todo y todos confluyen hacia la moral y la moraleja, que viene a decir que lo auténticamente radical está en el talento y la voluntad de saber conservar”

http://hoycinema.abc.es/critica/20160506/abci-critica-olivo-201605052122.html

Crítica de Carlos Boyero en El País: “Buenas intenciones, tibio resultado

“En la pantalla y en la vida real la mirada de Icíar Bollaín posee misterio, curiosidad, inteligencia y también puede ser burlona. Al igual que nos ocurrió con la niña Ana Torrent en ‘El espíritu de la colmena’, casi todos los espectadores nos quedamos colgados con la adolescente Icíar Bollaín en ‘El Sur’, interpretando a esa cría que amorosamente era cómplice de su atormentado padre, pero que no puede evitar que éste sea trágicamente derrotado por sus fantasmas, sus recuerdos, la sensación de lo que pudo haber sido y no fue.

La actitud del cine de Ken Loach imagino que siempre ha sido un modelo para Icíar Bollaín. Por mi parte, es un director que a veces me interesa mucho, sobre todo cuando centra sus lacerantes y subversivas historias en universos que conoce y los hace verosímiles, y en otras ocasiones me resulta tan previsible como aburrido. No solo de buenas intenciones vive el cine.

Y lamentablemente vuelve a ocurrirme lo mismo con ‘El olivo’. Narra la lucha de una cría muy gritona, llena de incertidumbres pero con sentido moral como para lograr que el olivo milenario que ha vendido su agobiada familia para que decore el vestíbulo de una multinacional retorne a su sitio natural, a sus raíces. El simbolismo es tan evidente como cansino. Y vale. Todo lo que de verdad importa está en venta. Pero quedan rebeldes. Pues vale”



Comentario de Luis Martínez en El Mundo “El olivo: excesos metafóricos

"La historia quiere ser una alegoría, fábula y metáfora. El problema es la evidencia, la obviedad.

Demasiada metáfora de lo mismo.
 
Lo mejor: Las brillantes interpretaciones de Anna Castillo y Javier Gutiérrez rescatan la película de lo más evidente"



Buen Cine, Amigos.

Manrique

domingo, 29 de mayo de 2016

Salud Hernández Mora,

Salud Hernández Mora
Salud Hernández Mora es la periodista recientemente liberada por el E. L. N. después de un secuestro de siete días. A estas alturas no voy a añadir más de lo que se ha dicho  en los medios de comunicación sobre su secuestro y liberación en uno de los territorios más golpeados por la guerrilla colombiana.
Mi intención es alabar a dicha escritora por su sensibilidad y bondad ante los más pobres y que más han sufrido a las guerrillas.
Hace años no me perdía un solo artículo de Salud que se publicaban en la última página del diario El Mundo.  Más tarde tuve la suerte de leer un libro con la recopilación de algunos de sus mejores escritos publicados en El Tiempo, diario colombiano, la lectura continuada daba una idea del infierno que se vivía allí por los más pobres, los menos favorecidos, los más silenciosos.
No busquéis este libro porque se publicó en Colombia y no llegó a España; yo, lo conseguí porque me lo dejó una de las cuñadas de la periodista y, claro, se lo tuve que devolver.
Salud, cuando escribe, pone énfasis en las victimas, muestra lo que está pasando, llama la atención para que nada quede en el olvido, pero no juzga, no condena, es comprensiva, hasta donde se puede ser, con la circunstancia que a unos y a otros les ha tocado vivir.
Que nadie piense que es una inconsciente haciendo lo que hace, todo al contrario, no arriesga por arriesgar, no va más allá de lo que le dicta su sentido común, lleva años en Colombia disfrutando con lo que hace. Su liberación ha supuesto para mí una alegría y un alivio, aunque no la conozco personalmente, pero la amistad que nos une (a mi marido y a mí) con uno de sus hermanos hace que sienta un gran respeto por ella.

Si alguien, de los que participan en este blog, tiene la oportunidad de conseguir sus libros que no deje de leerlos descubrirá un mundo que no se podía imaginar.

domingo, 22 de mayo de 2016

El hombre que conocía el infinito


La película describe la vida de Srinivasa Ramanujan, un matemático indio que murió en 1920 a los 33 años de edad.

La película me ha impresionado muy gratamente porque siempre he tenido una admiración por las matemáticas y los matemáticos. Merece la pena contemplar la recreación del Trinity College y su ambiente a principios de siglo xx en la que junto a los matemáticos Godfrey H. Hardy y John E. Littlewood que son los mentores de Ramanujan y coprotagonistas de la historia, aparece fugazmente Bertrand Rusell, más conocido por el gran público como pacifista, activista político y divulgador científico que por su aportación a la lógica formal.

La película es puro cine inglés de calidad, capaz de convertir episodios que pasarían inadvertidos en caldos de cultivo más comerciales en películas que estimulan reflexiones interesantes. Actores como Jeremy Irons, el fantástico Toby Jones y Dev Patel (Slumdog millionaire) contribuyen a presentar un producto digno para casi todo el mundo y excelente para algunos.

La visión intuitiva de las matemáticas de Ramanujan, autodidacta y profundo creyente hindú contrastada con el enfoque riguroso de su mentor Hardy, distinguido miembro de la élite intelectual británica y ateo declarado; el brutal contraste entre la civilización india y la encopetada Gran Bretaña, la capacidad británica para suscitar admiración sin ocultar sus propios defectos, son algunos de los pensamientos que nos pueden asaltar a la salida del cine antes de sumergirnos en la adocenante pseudorrealidad de las televisiones y sus telediarios.

Hace algún tiempo nuestro compañero y amigo Samuel Calabrés hizo una pregunta sobre cine relacionado con las matemáticas. Naturalmente esta película es para añadir a una lista, no tan corta.
 http://elforodemanrique.blogspot.com.es/2008/02/el-septimo-sello-una-mente-maravillosa_23.html


Los que se adhieran inquebrantablemente al conocido slogan "yo es que soy de letras" se la pueden ahorrar.

domingo, 15 de mayo de 2016

"Así que pasen cinco años" de Federico García Lorca por la Compañía Atalaya en el CDN


Queridos Cinéfilos:

En mi opinión, la lírica es el género literario cuya “aprecio” está más condicionado al respectivo carácter anímico de cada persona en particular, de forma que un mismo poema puede entusiasmar a unas y dejar indiferente a otras, sin que ello sea función directa del nivel cultural o índice de inteligencia del individuo. Estoy convencido de ello, aunque sin disponer de la base de un mínimo estudio serio del tema, por lo que, razonablemente, lo dejo en mera “suposición”, con la que, obviamente, podéis estar de acuerdo o no.

Esta mínima introducción creo que es necesaria para comentar el montaje de la obra de Federico García Lorca "Así que pasen cinco años" en el Teatro Valle Inclán del CDN por parte de la compañía Atalaya, siendo su director Ricardo Iniesta, formación sevillana que inició sus pasos en 1986 con esta misma obra en el 50º aniversario de la muerte de Lorca, pieza que el poeta granadino calificaba como de ‘teatro imposible’, al igual que la posterior “El público”, ya que la “acción” es totalmente surrealista y plena de simbologías, por lo que presenta dificultades notables para descifrar el mensaje que el autor quiso trasmitir y si uno cree haber “entendido” una parte o la totalidad de la obra, al menos en mi caso, le es imposible asegurarse de que lo ha hecho con éxito porque Lorca, parece ser, no dejó las “claves” para explicar inequívocamente su significado. Se me ocurre un posible ejemplo equivalente pictórico en cualquier cuadro de la obra de Francis Bacon, bueno a éste yo lo comprendo y aprecio mucho menos que al Federico autor de "Así que pasen cinco años".


Los Novios se reencuentran
De qué diría yo que va la obra: por algunas referencias que he leído previamente a verla, todo parece ocurrir en la vida vivida o soñada del “Joven”, del que nunca conoceremos su nombre, como tampoco de la “Novia”, el “Criado”, el “Viejo” y así hasta 25 personajes que van pasando, supongo que de manera más imaginada o en un sueño que realmente, por la vida de aquél mientras se desespera en la espera de cinco años a que su novia regrese de un viaje por el extranjero con sus padres, despreciando mientras tanto la posibilidad de reemplazarla por la “Mecanógrafa”, que ansía darle el sí, con episodios surrealistas, alguno bellísimo, como el diálogo entre una gata y el niño, hijo de la portera, que va a morir de inmediato. En el final la tragedia se desarrollará tras el aviso de una nueva espera de otros cinco años.

Conviene aclarar que parece ser Lorca acabó esta obra exactamente cinco años antes de ser asesinado. No puedo certificar la veracidad de esta casualidad, pero es lo que he leído en diferentes fuentes y, si efectivamente es así, sí que tiene su aquél…



Los amigos en la escalera

Contado así, tan mal como lo he hecho, cualquiera pensaría que ver esta obra es malgastar 90 minutos de vida. Pues, en mi opinión, no, porque si amáis la poesía lorquiana, a pesar de las dudas de interpretación del significado general, en muchos momentos notaréis que “sentís su magia” y ello no porque seáis/seamos más listos o inteligentes que otros, sino por algo así como que tenemos la frecuencia propia de vibración muy cercana a la de Lorca y entramos en resonancia con él, cosa que parece que le pasa a Leonard Cohen.

Respecto al montaje, me ha parecido aceptable, con su escenografía excesivamente simple, en la que sólo destaca, pero mucho, sus escaleras en V aparentemente inspiradas en los diseños de Escher, pero no admirable, como por ejemplo sí me parecieron los de “Woyzeck”, 'La buena persona de Sezuan” o “La visita de la vieja dama”, sin salir del CDN, o el extraordinario de “El tiempo y los Conway” en los Teatros del Canal, obra que, de alguna manera también tenía su punto surrealista. Quiero subrayar que los dos últimos montajes citados fueron del brillante director Juan Carlos Pérez de la Fuente, que, vaya por Dios, acaba de ser despedido fulminantemente, sin dejarle completar su contrato vigente, de su cargo de responsable técnico de los teatros municipales de Madrid, entre ellos el Español, Matadero y Fernán-Núñez, por los novísimos responsables políticos de la Cultura en el Ayuntamiento.


La Novia
Opino que la interpretación aprueba, pero no maravilla, destacaría a la ya veterana Carmen Gallardo que he leído hizo de Novia en el citado estreno de esta compañía con esta misma obra en 1986. Me gustó mucho la del Niño y la Gata en la escena antes citada, no me convenció demasiado el reencuentro entre el Novio y la Novia, con ésta actuando casi como Pinito del Oro (los del Brat Pack no entenderéis la comparación, claro).

Para concretar: sí os gusta Lorca y os emociona su poesía y, además, os atraen las historias con significado no explícito, no os perdáis este montaje de ninguna manera (quedan libres la mitad de las entradas de la sala grande para la última función, hoy domingo a las 19:30, duración 90 min). Venta, sin cargo adicional, en http://www.entradasinaem.es/ListaEventos.aspx?id=1&idEspectaculo=171


Carmen Gallardo en escena
Y si en vuestro caso no se dan las condiciones anteriores, no vayáis.

Para que podáis contrastar mi opinión con las más válidas de los críticos profesionales, incluyo los siguientes enlaces:

• Presentación de la obra (con tráiler 1.39 min) en la página del CDN:

• Crítica de Juan Ignacio García Garzón en ABC “La materia de los sueños”:
http://www.abc.es/cultura/teatros/abci-pasen-cinco-anos-garcia-lorca-materia-suenos-201604071947_noticia.html

• Comentario de Javier Villán en El Mundo “Grandeza de un Lorca imposible”:


Los críticos opinan
• Crítica de Javier Vallejo en El País “Prefiero recordar hacia mañana”:

Obra esencial para lorquianos.

Manrique

sábado, 14 de mayo de 2016

"Aquiles y Pentesilea" de Lourdes Ortíz en el CDN



Queridos Cinéfilos:

Se puede hacer una crítica a la guerra desde una óptica maximalista o razonablemente pacifista, radical o constructiva, amarga o poéticamente bella, aunque no optimista, tenebrista o luminosa.

En mi opinión, Lourdes Ortiz, autora de "Aquiles y Pentesilea", lo ha conseguido en un formato muy atractivo, racional y en absoluto radical-feminista, pero sí femenino y defendiendo la equivalencia y complementariedad de los sexos así como la maternidad, todo ello impregnando de ese mensaje una amena obra de teatro, basada en una leyenda conexa con la Guerra de Troya (aunque no me suena en absoluto que, al menos como tal, se refiriera en “La Iliada”, guerra y epopeya que siempre me han interesado mucho, hasta el punto de que, tras maravillarme muy tempranamente con una de las míticas películas de mi niñez , “Helena de Troya”, y ya con unos quince años, devoré la obra de Homero en una preciosa edición adulta que me regalaron, ilustrada con grabados neoclásicos ingleses de principios del siglo XIX, en las cuáles dioses y personajes se representaban prescindiendo frecuentemente de ropa, cosa que yo apreciaba muy especialmente cuando lo hacían Venus, Helena, Briseida o Criseida. Cosas de un 1965 sin acceso a Playboy, supongo…

La leyenda dice que, tras la muerte de Héctor (con cuyos funerales termina “La Iliada”), las Amazonas (mítico pueblo de mujeres guerreras que, tras derrotar a sus enemigos, consideraban “invitados” a sus más nobles y atractivos prisioneros, con los que, para celebrar la victoria, celebraban una fiesta cuyo epílogo era siempre un “singular combate amoroso” nada fraternal, culminándolo con el asesinato de aquéllos y, nueve meses después, con la eliminación de los nacidos varones, encarnando las niñas la siguiente generación de amazonas; añado, porque se da por sabido en la obra y es dato esencial para entender la primera frase que declama Pentesilea en el tráiler del que adjunto su enlace, que se supone era costumbre de dichas guerreras extirparse el pecho derecho para poder lanzar sus flechas más cómoda y eficazmente, ya que combatían siempre con arco y a caballo, de ahí su nombre), con su reina Pentesilea al frente, acudieron en ayuda de Troya y al enfrentarse a los aqueos, en un combate entre ella y Aquiles quedaron prendados el uno del otro y…


Las amazonas disparando sus arcos
Pues este es el arranque de la trama de la obra y paso a calificar el montaje como brillante, pues opino que:

  • Visualmente es muy atractivo, con seis amazonas que lucen petos de combate de colores cálidos, mientras los de los siete héroes Aqueos son negros, como sus cóncavas naves, que describía Homero. Aclaro que todos luchan o hacen el amor, según corresponda, mediante sendos ballets, rítmicamente agresivos, con música en directo interpretadas por los mismos actores, yo diría de un regusto étnico, esencial y primitivo muy adecuado. Pasos “pianissimi” subrayan las exequias. Gesticular y sonoramente realista, pero elegantemente esquemático, el parto de un niño.
  • El espacio escénico es de un minimalismo total, pero a mí me gustó, quizás por su eficaz iluminación. Da la base justa para que nuestro cerebro, al menos el mío, nos “sumerja” en el área de la acción.
  • La interpretación cumple, aunque a veces “rechina” la dicción de algunos intérpretes que no son españoles, como concesión, supongo, a una visión multicultural. Para mí, el mejor intérprete es el que hace el papel de Ulises (no doy nombres de los intérpretes porque no son, creo, primeras estrellas, aunque su trabajo sea globalmente muy aceptable, podéis acceder al reparto completo en la primera referencia que inserto al final). La actriz que hace de Pentesilea, muy bien; Aquiles, aprobado. Eso sí: la “expresión gestual” y el movimiento rítmico de todos, muy bueno, lo mismo que la amazona que canta en directo. La que da a luz, muy bien en ese acto y en su inmediata desesperación cuando le arrebatan al niño para matarle... como marcan las reglas de su pueblo.



Encuentro entre Aquiles y Pentesilea
Resumiendo: nos gustó mucho, con un montaje solamente comparable en resultados, entre los que he visto esta temporada, al de “Medea” en el Teatro Español, que no os comenté), a pesar del mucho mayor presupuesto de aquél.

Por poner alguna “pega” al texto, en un momento uno de los aqueos se refiere al “cornudo Agamenón”, cuando ese calificativo debería ser para Menelao (personaje que no aparece en la obra), aunque tras volver de Troya se descubrió que también aquél hermano había sido engañado por su esposa, Clitemnestra, pero eso no lo supieron los aqueos hasta que volvieron de la guerra. Otro punto es cuando en otro momento Ulises (mejor llamarle Odiseo, entre griegos), creo que es él y no Aquiles el que lo dice, refiere la sabiduría de Tales y Anaximandro, sabios griegos que vivieron más de 500 años después de la Guerra de Troya. Pero el objeto de esta obra no es ser un manual de Historia, por lo que dichos errores no tienen la menor importancia, en mi opinión.

La verdad es que me apetecería tomarme un café con Lourdes Ortiz y charlar con ella un largo rato sobre estos temas que tanto nos interesan a los dos. Por lo poco que he sabido de su biografía, tiendo a apreciar su personalidad, pero ese es otro tema… Como no podía ser de otra manera, os aconsejaría, a los que estéis en Madrid y podáis, ver esta obra, que sólo permanecerá en la Sala Nieva del Teatro Valle-Inclán hasta mañana día 15 (a lo mejor la montan por otras ciudades), quedando en este momento 58 y 47 entradas (hoy a las 19:00 y mañana a las 18:00, duración 85 min), sobre un total de unas 150, todas con excelente visibilidad en esta moderna sala.

Para que podáis contrastar mi opinión con las más válidas de los críticos profesionales, incluyo los siguientes enlaces:


El parto de una amazona
Presentación del montaje (incluyendo un tráiler de 2 min) en la página del CDN “Aquiles y Pentesilea, una de las más bellas historias de amor de la mitología griega”:

Crítica de Juan Ignacio García Garzón en ABC “Amor en tiempos de guerra”:
http://www.abc.es/cultura/teatros/abci-aquiles-y-pentesilea-amor-tiempos-guerra-201604282013_noticia.html

Crítica de Rut de las Heras en El País “Del amor a la guerra”:

Muy buen y ameno Teatro, Amigos.

Manrique