domingo, 15 de mayo de 2016

"Así que pasen cinco años" de Federico García Lorca por la Compañía Atalaya en el CDN


Queridos Cinéfilos:

En mi opinión, la lírica es el género literario cuya “aprecio” está más condicionado al respectivo carácter anímico de cada persona en particular, de forma que un mismo poema puede entusiasmar a unas y dejar indiferente a otras, sin que ello sea función directa del nivel cultural o índice de inteligencia del individuo. Estoy convencido de ello, aunque sin disponer de la base de un mínimo estudio serio del tema, por lo que, razonablemente, lo dejo en mera “suposición”, con la que, obviamente, podéis estar de acuerdo o no.

Esta mínima introducción creo que es necesaria para comentar el montaje de la obra de Federico García Lorca "Así que pasen cinco años" en el Teatro Valle Inclán del CDN por parte de la compañía Atalaya, siendo su director Ricardo Iniesta, formación sevillana que inició sus pasos en 1986 con esta misma obra en el 50º aniversario de la muerte de Lorca, pieza que el poeta granadino calificaba como de ‘teatro imposible’, al igual que la posterior “El público”, ya que la “acción” es totalmente surrealista y plena de simbologías, por lo que presenta dificultades notables para descifrar el mensaje que el autor quiso trasmitir y si uno cree haber “entendido” una parte o la totalidad de la obra, al menos en mi caso, le es imposible asegurarse de que lo ha hecho con éxito porque Lorca, parece ser, no dejó las “claves” para explicar inequívocamente su significado. Se me ocurre un posible ejemplo equivalente pictórico en cualquier cuadro de la obra de Francis Bacon, bueno a éste yo lo comprendo y aprecio mucho menos que al Federico autor de "Así que pasen cinco años".


Los Novios se reencuentran
De qué diría yo que va la obra: por algunas referencias que he leído previamente a verla, todo parece ocurrir en la vida vivida o soñada del “Joven”, del que nunca conoceremos su nombre, como tampoco de la “Novia”, el “Criado”, el “Viejo” y así hasta 25 personajes que van pasando, supongo que de manera más imaginada o en un sueño que realmente, por la vida de aquél mientras se desespera en la espera de cinco años a que su novia regrese de un viaje por el extranjero con sus padres, despreciando mientras tanto la posibilidad de reemplazarla por la “Mecanógrafa”, que ansía darle el sí, con episodios surrealistas, alguno bellísimo, como el diálogo entre una gata y el niño, hijo de la portera, que va a morir de inmediato. En el final la tragedia se desarrollará tras el aviso de una nueva espera de otros cinco años.

Conviene aclarar que parece ser Lorca acabó esta obra exactamente cinco años antes de ser asesinado. No puedo certificar la veracidad de esta casualidad, pero es lo que he leído en diferentes fuentes y, si efectivamente es así, sí que tiene su aquél…



Los amigos en la escalera

Contado así, tan mal como lo he hecho, cualquiera pensaría que ver esta obra es malgastar 90 minutos de vida. Pues, en mi opinión, no, porque si amáis la poesía lorquiana, a pesar de las dudas de interpretación del significado general, en muchos momentos notaréis que “sentís su magia” y ello no porque seáis/seamos más listos o inteligentes que otros, sino por algo así como que tenemos la frecuencia propia de vibración muy cercana a la de Lorca y entramos en resonancia con él, cosa que parece que le pasa a Leonard Cohen.

Respecto al montaje, me ha parecido aceptable, con su escenografía excesivamente simple, en la que sólo destaca, pero mucho, sus escaleras en V aparentemente inspiradas en los diseños de Escher, pero no admirable, como por ejemplo sí me parecieron los de “Woyzeck”, 'La buena persona de Sezuan” o “La visita de la vieja dama”, sin salir del CDN, o el extraordinario de “El tiempo y los Conway” en los Teatros del Canal, obra que, de alguna manera también tenía su punto surrealista. Quiero subrayar que los dos últimos montajes citados fueron del brillante director Juan Carlos Pérez de la Fuente, que, vaya por Dios, acaba de ser despedido fulminantemente, sin dejarle completar su contrato vigente, de su cargo de responsable técnico de los teatros municipales de Madrid, entre ellos el Español, Matadero y Fernán-Núñez, por los novísimos responsables políticos de la Cultura en el Ayuntamiento.


La Novia
Opino que la interpretación aprueba, pero no maravilla, destacaría a la ya veterana Carmen Gallardo que he leído hizo de Novia en el citado estreno de esta compañía con esta misma obra en 1986. Me gustó mucho la del Niño y la Gata en la escena antes citada, no me convenció demasiado el reencuentro entre el Novio y la Novia, con ésta actuando casi como Pinito del Oro (los del Brat Pack no entenderéis la comparación, claro).

Para concretar: sí os gusta Lorca y os emociona su poesía y, además, os atraen las historias con significado no explícito, no os perdáis este montaje de ninguna manera (quedan libres la mitad de las entradas de la sala grande para la última función, hoy domingo a las 19:30, duración 90 min). Venta, sin cargo adicional, en http://www.entradasinaem.es/ListaEventos.aspx?id=1&idEspectaculo=171


Carmen Gallardo en escena
Y si en vuestro caso no se dan las condiciones anteriores, no vayáis.

Para que podáis contrastar mi opinión con las más válidas de los críticos profesionales, incluyo los siguientes enlaces:

• Presentación de la obra (con tráiler 1.39 min) en la página del CDN:

• Crítica de Juan Ignacio García Garzón en ABC “La materia de los sueños”:
http://www.abc.es/cultura/teatros/abci-pasen-cinco-anos-garcia-lorca-materia-suenos-201604071947_noticia.html

• Comentario de Javier Villán en El Mundo “Grandeza de un Lorca imposible”:


Los críticos opinan
• Crítica de Javier Vallejo en El País “Prefiero recordar hacia mañana”:

Obra esencial para lorquianos.

Manrique

1 comentario:

  1. Gracias, Manrique, ojalá pudiese ir, ya me gustaría porque a mí me pasa lo mismo que a Cohen.
    Un abrazo.

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