domingo, 23 de diciembre de 2012

TRILOGÍA POLICÍACA (3/3): “LOS CRÍMENES DEL MUSEO DEL PRADO” DE TOMÁS GARCÍA YEBRA


Queridos Cinéfilos:

Cierro la “Trilogía policíaca” con este comentario sobre el tema, cambiando completamente el escenario, el tono y la actitud ante la vida: lo que en “Asesinos sin rostro” era gris pesimismo e infelicidad generalizada en un entorno sueco, crecientemente nihilista pero con genes calvinistas heredados, que compagina un alto nivel de vida y bienestar social con una elevada proporción de suicidios, en “Los crímenes del Museo del Prado” (2007) es un ambiente, ¿como lo calificaría?, católicamente carnavalesco, restallante de color en el que, camuflados en una delirante trama policíaca (en la que sólo falta la “TIA”, aunque no la aparición de una imagen de Mortadelo, no es broma) edulcorada con hispánico sentido del humor, se nos suministran, como el que no quiere la cosa, gotas de amarga reflexión sobre nuestros más profundos vicios patrios, todo ello trufado, que diría el Sr. Guerra, de múltiples guiños culturales sobre Pintura (se nota que el autor es un muy buen conocedor, incluso enamorado, del Prado: nos habla desde Van der Weiden, El Bosco, Rafael, Patinir, El Greco  y Velázquez, a Goya y otros muchos llegando a … Federico Madrazo, contemporáneo éste del protagonista de la novela, ¡ya en el siglo XXI(!?), pero mejor no dar demasiadas pistas) y Literatura e Historia de España en el periodo romántico del XIX (por ejemplo, yo no tenía ni idea de quién era Patricio de la Escosura, que en la trama también hace su cameo como amigo del protagonista, pero constaté su realidad histórica consultando wikipedia, como sospeché desde que sale a escena).

Una breve sinopsis de la novela: Madrid, primera década del presente siglo. Un joven y anacrónico periodista, Mariano Larra, sin “de”, y su compañero, reportero gráfico, el mujeriego Fran Kapa, que han realizado un reportaje sobre el enorme éxito de público de una exposición monográfica de Velázquez en el Museo del Prado, son testigos de un asesinato en una de sus salas cuando la víctima se extasiaba delante de “El triunfo de la Muerte” de Brueghel y, como perfectos buitres de presa de la prensa amarilla, azuzados por su director para obtener una serie de reportajes exclusivos, no cejarán en su investigación hasta desentrañar el misterio con todas sus retorcidas ramificaciones y desenmascarar al asesino. La guinda de la narración está compuesta por un par de sorprendentes guiños finales: uno para concordar con la Historia (¡Ay, Dolores Armijo!, yo no sabía de ti, “cherchez la femme”, dicen los franceses) y una boutade que, me imagino, le hubiera encantado a Woody Allen o a Tim Burton si hubieran podido realizar una película sobre esta novela … pero para eso era condición necesaria que tuvieran un buen conocimiento del entorno madrileño en que se desarrolla (un ejemplo de localización puntual: paso varias veces a la semana por delante de “La tienda del espía” donde los protagonistas compran unos gadgets) y del carácter celtibérico de los personajes que en ella aparecen. Si alguno tenéis trato con Alex de la Iglesia, avisadle; a él, responsable de “La comunidad” o “El día de la bestia”, sí que le vendría como anillo al dedo esta novela como base para el guión de una de sus películas más típicas o mucho me equivoco.

Voy a hacer una confesión: tras dejar pasar unas semanas después de haber devorado “Los crímenes del Museo del Prado” y tratando de ser honesto, puedo asegurar que no soy capaz de recordar ningún libro que al leerlo me haya producido una explosión tal de endorfinas, serotonina o lo que sea que dictaminen los biólogos como causa de una pura y dura mejoría de estado de ánimo. El caso es que, en varias ocasiones, llegué a estallar en carcajadas en solitario, cuando creo que esto sólo me había ocurrido leyendo “Sin noticias de Gurb” de Eduardo Mendoza, en menor grado en otras dos novelas suyas, “El laberinto de las aceitunas” y “El misterio de la cripta encantada”, y también en algunas páginas de “La conjura de los necios”, el magnífico pulitzer y bestseller póstumo de John Kennedy Toole. Y sin hacer estúpidas comparaciones, he de decir que Tomás García Yebra me ha recordado en no pocos detalles al Mendoza de esas novelas, lo que estimo que es una gran alabanza para aquél cuando consideramos que este último estaba en el nº 12 de la lista de posibles ganadores del Nobel de Literatura de este año que elaboraron las casas de apuestas inglesas.

Un par de pequeños “peros” a la trama: el artefacto homicida me parece demasiado avanzado tecnológicamente hasta para 007 (bueno, mucho mayores licencias se tomó Allen en "La Rosa Púrpura del Cairo", para él y para mí su obra maestra,… y nos encantó)  y la aparición de la imagen de Mortadelo, como cachondez, sublime, pero un poco pasada de rosca y perfectamente prescindible para la historia, claro que comparada con “Sin noticias de Gurb”, la novela de García Yebra resulta hiperrealista (mi siguiente lectura, cuando consiga acabar la plomizamente profunda novela que estoy leyendo, va a ser “El enredo de la bolsa y la vida”  de Eduardo Mendoza, al que le debemos en este Foro un comentario específico, que preferiría que escribiera  Ana Díaz, que me consta que lo ha leído bastante más que yo) y ofrece, al menos para mí, una divertidísima, imaginativa y original farsa policíaca, con toques de crítica social, excelente documentación, algunos chistes espléndidos e, incluso, un par de recetas gastronómicas que Fran Kapa cocina cuando trata de alcanzar a través del mantel las sábanas de la joven danesa a la que ha invitado a cenar en su casa.

Pero debo reconocer que tengo un defecto, bienintencionado, pero grave: cuando algo me gusta tiendo a extrapolar que le debería gustar a todo el mundo, pero puedo prometer y prometo que es porque no imagino disfrutar de ningún placer en solitario y, por ello, no puedo dejar de aconsejaros leer esta novela que me ha hecho pasar unas horas deliciosas.  

Por último, en plan contraportada, la presentación del autor: Conocí literariamente a Tomás García Yebra (1956, licenciado en Historia del Arte y periodista) ya que pertenece a una familia navera y publicó “Historia secreta de las Navas del Marqués” hace más de una década, absoluto bestseller en ese pueblo, al que siguió una segunda parte en 2005, y como algunos sabéis allí veraneo desde hace casi 40 años, por ello leí ambas misceláneas (hechos históricos, recuerdos vividos, anécdotas, personajes naveros…) que me resultaron entrañables e interesantes. 

Este verano me enteré de que había instalado una especie de museo-librería en el barrio de la estación, abierto los fines de semana. Lo visité y le conocí personalmente. Tras charlar con él no más de un cuarto de hora, me di cuenta de que es una persona extrovertida, de amena conversación y ¡cinéfilo!: Ya en un capítulo de “Historia secreta de las Navas del Marqués” narra su no superado terror infantil al ver la primera película que recuerda, “El cebo”, inusual y excelente coproducción hispano-suiza-alemana del director húngaro Ladislao Wajda, en cuyo guión coparticipaba nada menos que Friedrich Dürrenmat (es pecado mortal que no hayamos publicado nada sobre ella en el Foro). Y allí, entre libros, carteles de películas, carátulas de vinilos, una gran maqueta de tren eléctrico pasando por Las Navas, etc., compré el ejemplar de “Los crímenes del Museo del Prado” que he leído. 


Siento a la vez ganas y temor, por el respeto y admiración que tengo por la película original de 1958, de leer la nueva novela, “El cebo”, que ha publicado recientemente García Yebra, adoptando como portada  la imagen de un dibujo infantil similar a uno esencial que aparecía en la película de Vajda y creo que la acción se desarrolla en Las Navas (cuyos amplios pinares recuerdan a los bosques suizos de la película). ¿Habrá salido bien el experimento?. Desde luego en el Ateneo ya han presentado la novela el mes pasado, como en uno de los enlaces que anexo podéis comprobar. Ya lo veré. Lo que no hay duda es que García Yebra es un cinéfilo de pro.

Reseña y datos del autor en la Editorial Funanbulista:

Sinopsis de “Los crímenes del Museo del Prado” en:

Larra es presentado a Dolores Armijo:

Reportaje sobre la tienda-museo del Autor en Las Navas del Marqués:

Artículo de García Yebra “El Museo del Prado que no se ve” publicado en El Ideal de Granada:


Perdonadme el rollo, pero he creído necesario avisaros de la existencia de esta novela no promocionada en absoluto (cuando algunas auténticas basuras copan los mejores puestos de las listas de ventas) que divierte, divulga cultura y mejora el bienestar mental del lector, al menos a mí, Amigos.

Y de paso, os deseo que mañana tengáis una entrañable Nochebuena, seguida de una familiar Navidad y que 2013 no se comporte como sus dos últimos dígitos amenazan. ¡Al menos el mundo no se acabó el viernes!. Algunos lo celebraremos viendo la siempre maravillosa “¡Qué bello es vivir!”

Manrique

domingo, 9 de diciembre de 2012

TRILOGÍA POLICÍACA (2/3): “ASESINOS SIN ROSTRO” DE HENNING MANKELL



Queridos Cinéfilos:

Continuo mi anterior entrada, ahora ya en la segunda parte de la “Trilogía policíaca”, aconsejando una muy buena novela del autor sueco Henning Mankell (1948), del que tuve la primera noticia a través de un comentario en El Cultural de ABC con ocasión del tsunami de ventas de la trilogía Millenium, del también sueco Stieg Larsson, hace cinco  años, en el que más o menos se decía que “el autor de esa nacionalidad, realmente bueno en novela policíaca, era Henning Mankell”, con su personaje Kurt Wallander, inspector de policía en Ystad, pequeña ciudad del extremo sur de ese país, situada cerca de Malmö, en la costa y al este, zona en la que se desarrollan sus “casos”.

Este verano me llevé en la maleta “Asesinos sin rostro”, la primera novela de las once protagonizadas por Wallander (Henning Mankell ha sido fundamentalmente un autor dramático, que sólo empezó a escribir novelas policíacas, y de otra temática, en su madurez) y al terminar la primera página ya me pareció que “aquello” prometía mucho y, cuando la terminé, tenía claro que le “daba sopas con honda” a las de la trilogía Millenium. Seamos honestos: sólo he leído la primera de ésta (“Los hombres que no amaban a las mujeres”, en sueco “Män som hatar kvinnor”, literalmente traducido al español sería “Hombres que odian a las mujeres”) un tiempo después de ver la película del mismo nombre, que aquí os comenté, únicamente porque durante unos pocos días fuera de casa no tenía nada a mano más apetecible que leer. Con esta limitada experiencia a lo mejor no debería opinar del conjunto de la breve obra novelística de Larsson (que yo sepa, sólo la trilogía citada), pero para mi gusto, comparando novela contra novela, “Asesinos sin rostro” es mucho mejor porque:

·                Mankell no cae en el error del explícito didactismo político militante de Stieg Larsson, que manifiestamente emplea su obra como medio para “ilustrar” la aseveración de sus principios, con personajes blancos y negros muy prototípicos.
·                Mankell es mucho más autocrítico “de verdad”, ya que, al menos en esta novela, todos sus personajes se pintan/manchan de gris más o menos oscuro, hasta el mismo Wallander que, por ejemplo y de memoria: confiesa un notable desagrado cuando descubre que la pareja de su joven hija Linda es, seamos políticamente muy correctos, un inmigrante africano de color; o cuando bebe en exceso tras un fallido encuentro con su ex mujer, a la que parece que casi maltrató físicamente en el pasado, y al volver  conduciendo por la noche es detenido por policías de su misma comisaría … que le acompañan a casa y “tapan” la muy grave falta de su superior (parece ser que en Suecia implicaría la expulsión del cuerpo de policía); o cuando descubrimos que su hermana, que vive en la distante Estocolmo, se ocupa mucho más que él mismo de la incipiente demencia senil de su padre… cuya casa está a sólo 20 o 30 Kms de Ystad… Mientras escucha ópera en su piso y bebe un whisky de malta, su vicio más confesable, Kurt se mira en su espejo interno y no se gusta, que es para mí la actitud más honesta que empieza a tomar cualquier persona para mejorar. Nada de esto le pasaba a su equivalente de Millenium, el periodista de investigación Mikael Blomkvist, trasunto obvio del mismo Larsson, ni tampoco a su colaboradora, la antisistema Lisbeth Salander, casi con licencia para tomarse la justicia por su mano. Cada vez me fío menos de los “puros” ungidos por la razón.
·                Los personajes de “Asesinos sin rostro”, gente de la clase media y media-baja, me parece que son más representativos de la sociedad sueca real que los de “Los hombres que no amaban a las mujeres”, donde había un tinglado de familia de la clase muy alta (clase cuyos miembros, tras n décadas de gobiernos socialdemócratas con unos impuestos ultraprogresivos, se deben contar con los dedos de una oreja) familia en la que se ramificaba un grupo de nazis con un sádico criminal al frente (el final de la película, parecía un calco del de “Tesis”). ¡Menudo topicazo!.
·                Lo que denuncia Mankell es mucho más realista y, consecuentemente, grave: el mal no está individualizado en un grupúsculo de seres demoníacos, sino mucho más repartido en amplias capas de la sociedad, lo que destroza el ideal que nos vendieron a los Space Cowboys (y nos lo creímos a pie juntillas) hace cuarenta o más años de que Suecia era el paraíso terrenal, pleno de ciudadanos demócratas, honestos y solidarios. La discrepancia de Bergman con este enfoque le costó más de un disgusto, como cuando estrenó “La vergüenza”, por ejemplo, y se tuvo que exilar un tiempo.

Creo que el objetivo fundamental de las novelas de Mankell no es resolver un crimen y descubrir al asesino, que es lo que pasaba en las novelas de Agatha Christie donde se montaba un ingenioso sudoku, con todos los personajes principales pertenecientes a la clase medio-alta o alta (casi siempre había un “rico y excéntrico lord” en la relación de personajes que figuraba al comienzo de sus libros de la mítica editorial Molino). Mankell aprovecha los casos que le toca resolver a Wallander para pintarnos un cuadro impresionista y, me temo, sumamente realista del ahora y aquí de la Suecia actual. Bueno, esta primera novela de la serie me parece que se desarrolla a finales de los 80, justo cuando la escribe, y descubro hasta qué punto esa sociedad era todavía diferente de la española, pero también me parece detectar que nos acercamos inexorablemente a ese modelo y en algunos aspectos empezando a perder algunos puntos fuertes de nuestra idiosincrasia, por ejemplo, el concepto de familia como grupo de autoayuda (aspecto que se ha evidenciado con ocasión de la nefasta presente crisis).

Las primeras páginas de “Asesinos sin rostro” son terribles en su fondo: el marido de una pareja de ancianos granjeros que, naturalmente, viven solos en el campo en el distrito de Ystad, se despierta como todos los días y su primer pensamiento es interrogarse sobre qué pasaría si su esposa hubiera fallecido esa misma noche sin él enterarse. Media hora más tarde descubrirá que a sus amigos y vecinos de la granja de al lado les han asaltado con la máxima violencia para robarles (¿qué?), han matado al hombre y dejado muy malherida a la mujer… Es el crimen que resolverá Wallander.

Termino con tres de acotaciones, las dos primeras reveladoras de que no soy el descubridor de Mankell - Wallander entre los “Cinéfilos”:

·                Hace como un mes, visitando el COIN, hablé unos minutos con Belén y le comenté mi descubrimiento de Wallander al leer su primer caso. Me respondió que había leído todas (o casi todas) las novelas que protagoniza. Automáticamente le eché la consabida bronca paternal (space cowboynal sonaría fatal) por no haber escrito nada al respecto. Como penitencia, le rogaría que complemente en este Foro lo que he opinado o corrija mis errores (su experiencia en Mankell es n veces superior a la mía).
·                Hace 10 días, tomando café con Rogelio y un, digamos, “Cinéfilo mudo” (porque saber escribir sabe, pero debe ser que como no pagamos … nunca nos ha escrito nada) charlando sobre nuestras últimas lecturas hablé de Mankell – Wallander. Nuestro común amigo “mudo” confesó haber leído varias novelas de Mankell, que le gusta mucho, no sólo de las protagonizadas por Wallander. Incluso nos aconsejó una de ellas: “Zapatos italianos”. Si Rogelio lo estima oportuno, le ruego que le ruegue que nos escriba algo. A mí no me hace el mínimo caso…
·                La TV sueca realizó una o dos temporadas de la serie “Wallander”, protagonizada por Krister Henriksson (al que sólo me consta haberle visto en la muy notable "Infiel" (2000) dirigida por Liv Ullman con guión del mismísimo  Ingmar Bergman, seguramente su último trabajo; por favor: no confundir con la americana(da) del mismo título dirigida por Adrian Lyne protagonizada por Diane Lane, Olivier Martinez y un Richard Gere ... con cuernecillos), serie que dieron en TVE2 (sin ninguna propaganda previa, naturalmente, esos anuncios los reservaban para “Aguila Roja” y cía) hace como dos años, y que actualmente están reemitiendo los miércoles por la noche (mejor dicho, el jueves ya) a las 00:00 (90 min sin interrupciones) repitiendo el capítulo semanal el domingo a las 01:30 +-, dependiendo de la programación (yo lo grabo y lo veo al día siguiente). Aunque no leo sueco, me ha parecido entender en los títulos de crédito del comienzo que los guiones están escritos especialmente para la serie, las 11 novelas originales no darían para dos temporadas. Desde luego, salvo un par de ellos, los casos no son tan interesantes como el de “Asesinos sin rostro”, pero muchísimo mejor que cualquiera de los tres que soporté de la policíaca española “Los misterios de Laura”, que me resultaron absolutamente infantiloides.  Belén, amante de las series británicas, me ha comentado que la BBC (o la cadena inglesa que sea) también realizó su “Wallander” protagonizada nada menos que por Kenneth Branagh, serie que ha visto total o parcialmente. ¡Pues que nos la comente!

Conclusión: “Asesinos sin rostro” me parece una novela muy interesante, especialmente al ilustrarnos sobre cómo es la Suecia real de una pequeña ciudad, con una honesta, profunda y constructiva visión autocrítica. Eso sí, al terminarla me quedó una pesimista sensación: de todos los personajes de la novela, ninguno parece ser feliz. A los amantes del “sudoku policíaco” no es novela que les vaya a satisfacer, me parece.


Para una referencia básica y relación de las obras de Henning Mankell, podéis entrar en:

Su página web, muy bien organizada:

Reseña de “Asesinos sin rostro”:

Otra más amplia en:

En el link adjunto podéis ver el trailer de un capítulo de la serie de TV sueca que os he comentado, lo he elegido porque es uno de los que más me gustaron cuando la dieron hace dos años (su título era “Luftslotted”, la mujer joven que baja de un coche al principio es Linda Wallander, hija de Kurt, que anteriormente acabó diplomándose policía pasada su primera juventud, en uno de los primeros capítulos de la serie ella era destinada a Ystad y pasaba a estar a las órdenes de su padre, lo que crea algunos problemas; Wallander es el hombre con cinturón se seguridad sentado como copiloto en un coche y cuello desabrochado que aparece en el segundo 9 del trailer), aún no lo han repuesto en el pase actualmente en curso en TVE2:

Como despedida un aviso esperanzador: esta presente trilogía de comentarios terminará con el último de forma mucho más optimista. Os lo prometo. Palabra de Space Cowboy.

Buena LITERATURA POLICÍACA sueca actual, amigos.

Manrique

sábado, 8 de diciembre de 2012

El Capital

Chicos, conocéis mis limitaciones para colgar cosas en el foro pero a pesar de ello os quiero recomendar "El Capital".

Un progre de toda la vida como yo no podía dejar pasar una película de Costa Gavras ¿os acordáis de "Z"? a mí me impresionó y todavía me acuerdo de algunas escenas.

La película está contada con un buen ritmo y muchas imágenes de lujo: top models, jets privados, espectaculares sedes bancarias, uso de tecnologías punta, etc., lo que hace muy llevadero que gentes ignorantes, como yo, no se enteren de la misa la mitad de la trama financiera, de OPAS, columpios entre compañeros, despidos masivos, etc.

El resumen es que los banqueros son tan malos como parece pero que, como para todo, hay que ser profesionales, no como el Blesa y demás especímenes que padecemos a nivel nacional y que se van de rositas y forrados.

La película también tiene algunas sorpresas y contrapuntos típicos del cine francés que a mí me encantan.

Lo dicho, seguro que os va a gustar la película aunque los entendidos la aprueben sin entusiasmo.

Si os animáis a verla contadme qué os parece.

Un abrazo.


Josechu.

domingo, 2 de diciembre de 2012

TRILOGÍA POLICÍACA (1/3): “AGATHA CHRISTIE”


Queridos Cinéfilos:

Por casualidad he leído consecutivamente tres novelas policíacas, absolutamente diferentes entre sí, y me ha parecido, a lo peor egocéntricamente, que las tres merecían un comentario individualizado, comentario que, a estas alturas, podría ser útil como recomendación de una sociológicamente profunda novela, la segunda, y de un excelente (y divertidamente inteligente) reconstituyente para el ánimo en tiempos revueltos, la tercera. Empecemos por la primera con el pago de una deuda:

Si hablamos de novela policíaca, creo que, en cualquier encuesta, al menos en el mundo occidental, la autora más citada sería Agatha Christie.

De adolescente estaba convencido de que era la más inteligente e interesante escritora del mundo. Devoraba sus novelas en los tres meses de vacaciones al ritmo de dos por semana, con la única competencia de las de Julio Verne y de otras pocas, como “La Isla de Coral” de R.M. Ballantyne, paradigma de clásica novela británica del siglo XIX orientada a los adolescentes, que, 100 años más tarde, inspiró a William Golding para escribir su excelente e impactante “El Señor de las moscas”, esta vez dirigida a los adultos, mostrando el simétrico lado oscuro de aquella ejemplar historia. ¡Y vaya si lo hizo bien!. Se puede decir que con ella ganó el Premio Nobel de Literatura.

Ya con algo más de edad, ¿dieciséis años?, empezaron a gustarme bocados más agridulces, cambio que, seguro que me repito, comenzó con el deslumbramiento de “Un mundo feliz” de Aldous Huxley.

Pero, volviendo a Dª Agatha, sería injusto por mi parte no rendirle en este Foro un pequeño homenaje, que pienso suscribiríais mayoritariamente los Space Cowboys y, a lo mejor, hasta bastantes miembros del Brat Pack. Recuerdo varios títulos que me gustaron especialmente: “La casa torcida”, “El asesinato de Rogelio Ackroyd”, “Muerte en el Nilo” … y la sorprendente solución (aunque, fríamente analizada, difícilmente verosímil) de “Asesinato en el Orient Express”, novela que Sidney Lumet llevó al Cine con sobresaliente resultado a mediados de los 70 (y que Kenneth Branagh cometó el inmenso error en 2017 de hacer una nueva versión que nada aportaba a la anterior) cuya historia se desarrolla en un cerrado ambiente, especialmente atractivo para los enamorados de los trenes, como yo (un paso detrás de los barcos, aclaro). Ni que decir tiene, que entre todas las adaptaciones de sus obras al cine, además de la citada, sobresale “Testigo de cargo” con un deslumbrante duelo entre el juez (Charles Lawton) y la acusada (Marlene Dietrich). ¡Memorable!.

Hace unos cuatro años leí “Cinco cerditos”, que no conocía, y me gustó, pero este verano he leído otra también nueva para mí, “El hombre del traje color castaño” (de 1924, vamos de las más antiguas) y su trama me ha parecido bastante inverosímil, no bien engranada, pero, sorprendentemente, con acción muy “cinematográfica”, vamos, la antítesis de las novelas de Poirot, y, cosa curiosa que no había encontrado en ninguna otra novela de Dª Agatha, la protagonista, personaje que parece inspirado en la propia autora, proclamando opiniones muy poco conservadoras sobre asuntos varios, entre ellos las relaciones de pareja. Curioso. Se ve que estaba empezando. De todas maneras, me ha resultado muy pesada, aunque algo menos que las últimas que leí de jovencito, “Pasajero para Francfort” y “Los elefantes pueden recordar”, que no pude acabar.

Ahora que ya “peino canas”, por utilizar una expresión nada literal, tengo que admitir que Dª Agatha ya no es mi escritora favorita, ni siquiera en el campo de la novela policíaca, pero antes de recomendar otros autores (el objeto de esta “trilogía”) sería un malnacido, como establece la equivalencia castellana, si no dejara aquí constancia de mi agradecimiento hacia ella por cientos de tardes de lectura y, todavía de vez en cuando, por poder rememorar el proustiano olor como de plumcakes con mermelada de naranja amarga (nada de magdalenas francesas de D. Marcelo) cuando recuerdo sus novelas que más me impactaron o aún descubro, a estas alturas, alguna que me retrotrae a  una época en que el futuro era prometedor .

Pero como aquí hablamos fundamentalmente de Cine, termino, cómo no, aconsejando una película (no porque sea excepcional, aunque sí más que digna y con excelente ambientación y fotografía del multioscarizado Vittorio Storaro) de la que nunca hemos hablado en este Foro, creo: “Agatha” de Michael Apted (1979), protagonizada por Vanessa Redgrave (en el papel  de AC) y Dustin Hoffman, donde el guión desarrolla una posible explicación para el misterio real, que la escritora nunca nos desveló, de su misteriosa desaparición de 11 días en 1926, a raíz de que su primer marido le solicitara el divorcio para casarse con su amante.

Tenéis un trailer de la película en:

y un resumen de su trama en:

Como muchos sabréis, años después, AC se casó con su segundo y definitivo esposo (Max Mallowan, arqueólogo, aunque ella artísticamente siempre conservó el apellido de su primer marido) y su consecuente vida, con múltiples largas estancias en excavaciones en el Oriente Medio, le proporcionó una sólida base para varias de sus futuras novelas (“La venganza Nofret”, ¡se desarrolla en el Antiguo Egipto!) y para poder declarar ya en su ancianidad (no literal, lo escribo de memoria) haciendo gala del sentido del humor inglés que tanto me gusta: “Lo bueno de casarse con un arqueólogo es que, mientras más envejeces, más te aprecia”. ¡Chapeau!, Dª Agatha.

Buena mente la suya, amigos.

Manrique