jueves, 4 de mayo de 2023

César García Fermín revela un Madrid desaparecido ...

Queridos Cinéfilos:

Plaza mayor: Arco de Cofreros

Permitidme que os presente a César García Fermín, que junto con su gemelo, Pepecompletaron el núcleo duro de mis amigos, cosecha del 50, al empezar el curso de Preu en el otoño de 1966, cuando vinieron a vivir a Madrid y se unieron a los otros cuatro compañeros que habíamos formado nuestra panda a lo largo de los seis años del bachillerato de entonces en nuestro colegio, San Estanislao de Kostka, actualmente convertido en el elitista SEK, pero que entonces mantenía en funcionamiento, además de su novísimo internado en Arturo Soria, sus tres clásicos centros (uno femenino y dos masculinos, sin mezclar, como era preceptivo en esa época) en la zona alta de la calle Atocha, impartiendo el último curso escolar, el preuniversitario, en el situado en el nº 45 de esa calle. 

Comercios en la calle de la Sal
En la Navidad de ese mismo año, los seis nos incorporamos a un centro juvenil con actividades formativas y recreativas, afortunadamente ya para ambos sexos, ocupando la cripta y sótano del convento/parroquia de los Dominicos en la calle Cañizares 4a una manzana de nuestro cole, centro que durante los siguientes dos o tres años fue el "local social" de nuestro grupo, ya entonces de unos veinte integrantes, habiendo llegado incluso a montar dos obras de teatro ("Otra vez el Diablo", de Alejandro Casona, al que le debo una muy merecida entrada específica aquí, que espero pronto tendrá, y "Vd puede ser un asesino", de Alfonso Paso, autor que en esa época solía tener dos y hasta tres obras simultáneamente en la cartelera teatral madrileña) en su sala principal, que contaba con un altillo elevado en su cabecera, como modesto escenario, y capacidad para unos 100 o 150 espectadores, eso sí, sentados en incómodas sillas de tijera. Pero nosotros lo pasamos muy bien, en plan compañía de teatro amateur autosuficiente.
Arco de Cuchilleros

El local también nos servía como punto de reunión muchas tardes de sábados, para luego, a falta de un guateque, siempre en casa de una chica (gracias mil, si lees esto, querida Ana Arigita, nuestra mejor y más firme amiga de esos años, por los muchos guateques que nos montaste en la casa de tu abuela francesa en la calle Duque de Sesto, con la que vivías, de la que educadamente siempre nos despedíamos, en nuestro pésimo francés, al terminar), decidir si ir en grupos a nuestras cafeterías o bares preferidos en la vecina zona de la Plaza de Santa Ana (allí sigue impertérrita la inolvidable Cervecería Alemana) o, alejándonos más, hacia los mesones del barrio de los Austrias, donde las juergas permitidas eran mucho más sonoras y más que menos etílicas. 

El Cine, que en esa época de mi vida ya me empezaba a infectar, era más bien para los domingos por la tarde y, obviamente, no en panda, sólo con uno o dos amigos.  

Puerta del Sol en 1857, antes de su reforma
Hasta aquí, Cinéfilos, como si se tratara de una película neorrealista española, he tratado de reflejar el contexto en el que se forjó la amistad de nuestro núcleo de seis amigos en el paso de la adolescencia a la juventud, particularizado respecto a César en este comentario, ya que supongo que en nuestros recorridos por los barrios de los Austrias y la Latina es donde él debió ir reflejando en su retina el atractivo de rincones de un Madrid que desaparecía aceleradamente y que, gracias a su innata habilidad y/o adquirida técnica, ahora nos revela tal como eran en el pasado en sus detallados dibujos, mayoritariamente  realizados  tras jubilarse de una vida profesional muy absorbente.
Corrala en el Barrio de Lavapiés

Con estos antecedentes es perfectamente lógico que César sea un entusiasta lector de Pío Baroja y especialmente de su trilogía "La lucha por la vida" (compuesta por "La busca", "La mala hierba" y "La Aurora Roja") que se desarrolla en los barrios más populares de Madrid en los años de cambio del siglo XIX al XX, novelas que yo también leí entre entre 1969 y 1971, que me gustaron tanto que inmediatamente después seguí con su tetralogía "El Mar", que siendo yo tan aficionado a los barcos... Pero ése es tema para otro día.

Volviendo al central de hoy: He querido compartir en este Foro la obra de mi amigo César mucho más para descubriros su Arte y la Belleza nostálgica del viejo Madrid, exponiendo aquí una mínima muestra de sus excelentes dibujos, que por promocionarle a él, que además es familiar político mío, ya que Pepe y yo nos casamos con dos hermanas, ya en los 70s, lo que declaro por la requerida transparencia frente a vosotros en este caso, Cinéfilos, tan poco practicada por algunos políticos ante los ciudadanos de base

Lhardy, en la Carrera de S. Jerónimo 
Confío que compartáis mi calificación de "excelentes" respecto a sus obras cuando veáis las que aquí inserto, que podéis y deberíais ampliar accediendo a https://www.instagram.com/cesargarciafermin/?hl=es , donde encontraréis un centenar de temas variopintos diferentes a los antiguos paisajes ciudadanos madrileños: cabezas de Cristo, copiadas de famosos cuadros o imágenes esculpidas; retratos "sentidos", como el dedicado a la abuela de una persona amiga, los de dignos ancianos hindúes frente a los críticamente deformados italianos renacentistas o el de homenaje a Rembrandt; paisajes urbanos de otras ciudades, esta vez coloreados, desde Venecia o la Alhambra a Ragusa (ciudad siciliana donde se ruedan las escenas correspondientes a la imaginaria Vigata de la serie  Montalbano),  caras de niñas con inmensos ojos, algún desnudo...  

Quiero subrayar el mensaje de César que acompaña uno de sus dibujos, porque es muy de su estilo y modo de pensar: El tiempo entra por nuestra vida a través de la maquinaria de los relojes de nuestra existencia, haciéndola mover y, sin poder evitarlo, nos va robando segundo a segundo nuestra vida. Ese pensamiento ha impregnado mi comentario ahora que, en pocos días, cumpliré 73 años.

Solo me resta aclarar, por si alguno tuviera interés en contactar a César, que él dibuja por pura afición, no ha organizado, que yo sepa, ninguna exposición ni puesto a la venta sus obras, pero que, por si alguno de vosotros tuviera interés en contactarle por algún motivo, me ha autorizado a publicar aquí su correo: cesargarciafermin@yahoo.es 

Excelentes dibujos de un excelente Amigo. Gracias, César.

Manrique

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