domingo, 9 de diciembre de 2018

Calígula


Calígula
Albert Camus
Se está representando Calígula de Albert Camus en el teatro María Guerrero de Madrid desde el 4 de diciembre. La dirección es de Mario Gas. Los interpretes son: Pablo Derqui en Calígula, Borja Espinosa en Quereas, Mónica López en Cesonia, Bernat Quintana en Escipión, Xavier Ripoll en Helicón y Pep Ferrer, Pep Molina, Anabel Moreno y Ricardo Moya son el Corifeo.

 El Calígula histórico fue un emperador romano entre los años 37 y 41 d. de J. C. cruel, tirano y, probablemente sufrió un tipo de esquizofrenia o de disociación de la personalidad. Pero en su niñez era simpático al que adoraban los soldados de su padre, Germánico, cuando se encontraba en campañas, y que apodaron por este nombre que quiere decir Botita por el tipo de calzado   militar que usaba, pero su nombre era Gayo o Cayo. Al principio de su reinado era generoso con los pobres, restituyo a la Asamblea sus poderes y era conocido como soldado valeroso y concienzudo. Pero la rápida transformación hace pensar en la alteración de la personalidad de la que hablaba antes. En los raros momentos de lucidez era cordial, ingenioso y tenía el sarcasmo fácil y la respuesta pronta. Comenzó a tener crisis nocturnas de terror y a recorrer el palacio pidiendo auxilio. Fue apuñalado por el comandante de los pretorianos, Casio Quereas, cuando le acompañaba por el pasillo de un teatro. Los pretorianos también acabaron con la vida de su mujer, Cesonia, y de su hija pequeña.
Esta introducción me parece necesaria porque decir que Calígula esteba loco es simplificar demasiado. Ahora debo hablar de la obra de Albert Camus. Además de ser una crítica al poder tirano es un estudio de caracteres psicológicos. Calígula sufre y quiere que los demás también sufran, para ello emplea una lógica implacable a los demás hombres, se muestra integro pero quiere lo inalcanzable, la Luna. Quereas es un sofista, dialoga con Caligula en una de las escenas más interesantes de la obra de Camus, en la que ambos demuestran gran habilidad dialéctica. Helicón es el esclavo liberado, representa la lealtad. Escipión es el poeta, el que sufre y no se queja. Cesonia es la fidelidad a Calígula pero es condenada. Los demás patricios se lamentan de las decisiones de Calígula, de las humillaciones a las que los someten, pero no son capaces de tomar la decisión de eliminación del tirano y, ante su presencia se muestran cobardes y hacen todo lo que les pide, por cruel que sea.

Ahora voy con la representación que vi hace unos días, en el teatro María Guerrero en Madrid. Es complicado interpretar un personaje como Calígula, que es cómico y melodramático a la vez, que cuando se enfada hace temblar a todos. Resumiendo, que es histriónico. Pero no nos hace reír, porque sus decisiones no tienen nada de graciosas. Pablo Derqui no sabía transmitir esta complejidad de personalidad, hizo sólo un aspecto, la tiranía. Pero olvidó que Calígula también era un líder. Tampoco los demás actores lo tienen fácil. ¿Cuál debe ser su comportamiento? No todo está en el texto; son contradictorios como seres humanos que son. Pero no deben parecer marionetas sino transmitir credibilidad.
Dicho todo esto, no fue demasiado mala, tampoco buena, pero se dejaba ver si no somos muy exigentes. Hay que agradecer que Mario Gas fuera fiel al texto de Camus, aunque se ponga especial énfasis en la sentencia: el gobierno siempre roba. Sin embargo derrocho imaginación, no siempre acertada, cuando Calígula se transforma en Venus. Un número musical de Bowie, Let`s dance acompañado por Joker y La Máscara. Resultó patético y se distanciaba del sentido de la obra de Albert Camus. Para salir de semejante extravagancia y volver al texto original, no se le ocurrió, ni más o menos, que montar un baño turco en el escenario  con un Calígula desnudito mirándonos como si los raros fuéramos nosotros.

Aconsejo leer el libro antes de ir a verla, o después, también vale, pues conviene tener nuestro propio juicio y compararla con la versión de Mario Gas. Al final el diálogo entre Cesonia y Calígula cierra la obra, ya sólo queda la llegada de Quereas y los patricios para consumar la ejecución. Ejecución que se espera desde el principio, pero no sólo se mata al tirano sino que se mata a quién se ha reído de nosotros, al que nos ha puesto en ridículo.
Hasta el 30 de diciembre se puede ir a verla y sería muy provechoso leer otras opiniones. Las que han salido en prensa son más o menos acertadas. De las mejores son la de La Vanguardia y la de El Confidencial.

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