miércoles, 7 de marzo de 2007

Conquistado

Bueno,

Me atrevo a escribir en este foro de cinéfilos con mucho respeto porque me siento abrumado por vuestro conocimiento del séptimo arte. Yo soy un completo ignorante a vuestro lado. Sin embargo, no puedo reprimir un comentario sobre las dos “seductoras” que han encandilado últimamente a Manrique.

Me gustó mucho Babel, me parece la mejor de la trilogía aunque, tengo que reconocer que la que más me impresionó fue “Amores Perros”. Creo que está muy bien contada, muy bien interpretada (es más, creo que sobra Brad Pitt) y sobre todo, creo que consigue lo que pocas películas: desnudar el alma. Hay películas duras, punzantes, escalofriantes, pero pocas tienen esa capacidad de sacarte de la butaca, provocar que te identifiques no con los personajes, sino con la condición humana y que, al final, siguas jurándote a ti mismo que merece la pena seguir siendo hombre. Y es que el pesimismo existencial en el que nos quieren recluir desde todos los artes me aburre y me deprime. Es más, creo que es una estrategia para mantenernos bien tranquilos en la butaca atiborrándonos de consumismo. La tesis del pesimismo es que nada se puede cambiar. Si nada se puede cambiar, para qué me voy a levantar del sillón: ¡pasa las palomitas y a vivir que son dos días!

Iñárritu nos sumerge en lo más común a la condición humana: el dolor y la soledad. Sin embargo, deja siempre abierta una puerta, un hilo de esperanza, precisamente para reivindicar lo más cercano y lo más esencial, lo único que nos puede salvar de esta soledad radical a la que parecemos abocados: el amor del que tenemos cerca. En cristiano, lo solemos llamar fraternidad.

Muertos los grandes relatos y las grandes ideologías, nos queda transformar nuestro mundo íntimo y familiar, para desde ahí, poder transformar un poquito el mundo.

En este sentido, rebosando positividad y buen humor, “Pequeña miss sunshine” es un torpedo en la línea de flotación de la cultura americana, nunca tan nuestra. Personalmente creo que es un canto a la familia, a la solidaridad entre personas que se quieren y se odian a la vez. El mundo no es perfecto, a veces se acerca demasiado a lo que siempre temimos. Las relaciones personales a veces son un infierno… y, sin embargo, nos tenemos los unos a los otros. Diferentes, raros, incompatibles, agresivos, defensivos, heridos y magullados, huérfanos o soberbios,… pero nos tenemos. Me encanta el símbolo de la furgoneta averiada: solo puede arrancar en tercera, y por tanto, toda la familia tiene que empujar. Magnífica parábola de la solidaridad familiar, se van montando por orden de debilidad: lógico, ¿lógico? Algunos nos quieren hacer pensar que no. Yo me resisto.

Perdón por el rollazo. Pero me ha salido del alma.

Javier L

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