
Libros para leer por
la noche antes de acostarnos.
Son esas lecturas íntimas que se
tienen sin ruidos molestos o que nos preparan para el sueño.
Muy apropiada para estas fechas
es: Tres cuentos de Truman Capote en
la editorial Anagrama, reúne tres relatos: Un
recuerdo navideño, Una navidad y El invitado del día de Acción de Gracias. Recuerdos de la infancia,
alguno triste, otro risueño, no hay mucha alegría en ellos pero sí un
conformismo inevitable. Habla de aquellas personas que dejaron huella en él y
que las recordará siempre. En resumen, relatos de una gran sensibilidad propia
de la naturaleza del autor.
Memorias de un cazador de Iván Turguénev, escrito en primera
persona, es una colección de relatos de un cazador muy especial, amante de este
deporte, por lo que tiene de grandes caminatas, pero también por la caza en sí
misma. Sin embargo, también la caza constituye el auténtico pretexto que le permite ofrecer los encuentros con diferentes personas, tanto en un caserio como en una casa señorial, en un molino, en una taberna, en la caseta de un guarda forestal o en una feria. Sabe ganarse la confianza de quienes le rodean, y éstos le hablan gustosamente de su pasado y su presente, y con ello va dando paulatinamente una visión riquísima en imágenes de la vida rural rusa. Abarca también otros temas, el autor se declara contrario al eslavofilismo. El enfrentamiento entre los sentimientos humanos de los siervos y la tiranía de los señores o de los intendentes. Escenas de una cruel burla de la actitud de los terratenientes respecto a la persona de sus siervos, de los castigos corporales a los que sometían a aquellos humildes y oprimidos seres.
Un asunto tenebroso de Honoré de Balzac, es una historia de
conspiraciones, traiciones y también lealtad en plena época napoleónica.
Dividida en tres partes perfectamente bien delimitadas, con minuciosas
descripciones, nos mete de lleno en un mundo del que nadie se libra de
sospecha.
Italo Calvino hace una
recopilación de Cuentos fantásticos del
siglo XIX en dos tomos en la Editorial Siruela. En la introducción Calvino nos anuncia que el cuento fantástico es uno de los productos más característicos del siglo XIX y más significativos , pues es el que más nos dice sobre la interioridad del individuo y de la simbología colectiva. Autores muy conocidos, famosos, que han escrito relatos cortos
sumamente fascinantes. Edgar Allan Poe, Hans Christian Andersen, Charles Dickens, Iván Turguéniev, Nikolaj Semënovic Leskov, Guy de Maupassant, Robert Louis Stevenson, Henry James, Ruyard Kipling, Herbert George Wells. En el segundo tomo: Jan Potocki, Waler Scott, Honoré de Balzac, Nathaniel Hawthorne, Nikolaj Vaslievic Gógol, Théophile Gautier, Prosper Mérimée.

Siguiendo con cuentos. Javier
Marías hace su propia selección llamada
Cuentos
únicos, también en la Editorial Siruela. Para Marías, el cuento fantástico o de horror o de fantasmas ha sido una tradicción muy rica en la literatura de lengua inglesa y es el más propicio hallazgo como joya minúscula y única. Este género tiene la capacidad y la virtud de enfrentarse de manera abierta y directa con los grandes temas de la literatura: la soledad, el miedo, el amor , la venganza, la risa, la cobardía, la locura, la muerte, también la guerra, o el combate al menos. Lo que tiene en su contra, sigue diciendo Marías, la acusación que no se le hace explicitamente pero por la que se le pasa factura y se lo rebaja, es justamente la de no ser lo bastante metafórico, lo bastante indirecto, lo bastante sutil. En el fondo se le reprocha su propia y mayor virtud, la de atacar descarnadamente lo que, por otra parte, constituye la materia y esencia de la literatura, o de la más perdurable.

Dicen que los ingleses tienen una
curiosa forma de pasar la Navidad y es leyendo cuentos de fantasmas. Para quién
tenga tal curiosa tentación, el mejor es el clásico
El guardavias y otras historias de fantasmas de Charles Dickens. Son relatos que dejan un sabor agridulce, muy interesantes

Para terminar
Los relatos del padre Brown de
G.K.Chesterton, un simpático sacerdote católico metido a investigador sin
proponérselo, pues siempre se encuentra en el lugar indicado para descubrir un
crimen que, por otra parte, pocas veces puede señalar al culpable ya que lo guarda
como secreto de confesión. No son las clásicas novelas policiacas sino más bien
misterios que el padre Brown resuelve gracias a su agudeza visual y, es que, a
veces, las cosas no son lo que aparentan. Se han hecho versiones cinematográficas
que no voy a comentar porque no he visto. Como la mayoría de las veces prefiero
leer el libro.
Todos estos libros los he leído
más de una vez, menos el de Turguénev que lo leí por primera vez este verano y
disfruté muchísimo. El de Truman Capote lo estuve leyendo durante años por
navidad. El de Balzac lo tengo en una edición de RTV, colección baratísima que
editó hace años títulos clásicos. Pues bien, el mío tiene las hojas amarillas y
ásperas y la letra pequeñísima sin embargo he vuelto a leerlo recientemente y
no lo cambio por uno nuevo. Se puede encontrar en nuevas ediciones.
Los de Italo Calvino o los de Marías son esas
historias fantásticas que son posibles y no hay quién se atreva a desmentirlas.
Los relatos de Dickens tienen de misterio el propio contexto histórico. Y los de Chesterton son
historias que se encuadran en novelas enigmas.
Feliz navidad y felices lecturas fantásticas.
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