Queridos Cinéfilos:
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Cartel alemán de la película para el DVD |
“El
cebo” (1958, “Es geschah am hellichten Tag”, traducción
literal del título original: Sucedió a plena luz del día) es una
película de culto, al menos en España. Desde luego, creo que lo es para la gran
mayoría de los Space Cowboys. A poco que
busquéis en otros foros de cine, comprobaréis que también lo es para la
generalidad de los aficionados al Cine (votada por más de 3.200 personas, su
nota media en Filmaffinity es nada menos que 7,8, a pesar que la gran mayoría
de los comentarios sobre esta película en ese Foro parecen corresponder a personas
que no habían nacido cuando se estrenó).
En diciembre pasado, cuando comenté la novela “Los
crímenes del Museo del Prado” e introduje a su autor, Tomás García
Yebra, escribí de él, respecto a “El cebo”:
“Ya en un capítulo de su libro “Historia secreta de las Navas del Marqués” narra su no superado terror
infantil al ver la primera película que recuerda, “El
cebo”, inusual y excelente coproducción hispano-suiza-alemana del director
húngaro Ladislao Wajda, en cuyo guión coparticipaba nada menos que Friedrich
Dürrenmatt (es pecado mortal que no hayamos publicado nada sobre ella en el
Foro)”
Hoy trato de redimirme de dicha falta con este comentario.
La pregunta es: ¿Merece “El cebo” ser considerada
una película mítica?. Racionalmente no puedo dar una respuesta aséptica; como cualquiera,
soy un observador subjetivo. Para mí, sí lo es, porque:
- Me
gusta la dirección de Ladislao Vajda (nombre completo correcto, László Vajda Weisz). Húngaro, inicialmente director expresionista en la senda de Fritz Lang, también montador con Billy Wilder (antes de que éste abandonara Austria), escapó a Italia y luego pasó a España huyendo de la Guerra Mundial. Aquí rodó, entre otras, dos películas muy notables, “Marcelino pan y vino” (1955) y “Mi tío Jacinto” (1956), premiadas respectivamente en Cannes y Berlín, donde posteriormente “El cebo” estuvo nominada para el Oso de Oro.
- Considero
muy bueno su guión (magnífico detalle, por ejemplo, la utilización del dibujo
infantil de la última víctima del asesino) y con personajes muy verosímiles: el
inspector Matthäi (por el actor alemán Heinz Rühmann; solamente recuerdo haber
visto otra película suya, ya que casi no llegaban cintas alemanas a España en
los finales 50s); el asesino Herr Schrott (Gert Fröbe, creo que en su papel más
importante, inolvidable su expresión cuando, en una escena con espléndido
enfoque, coge su cuchilla de afeitar “profesional” del estante de su cuarto de
baño, arma con la que se venga en el género femenino, en las niñas, siendo preciso,
de las permanentes ofensas que recibe de su rica y despótica esposa; esto se
desvela pronto, no me estoy “cargando” la película); la pequeña Annemarie,
ignorante del terrible peligro que corre actuando como cebo para el “Señor
Mago”, que la embelesa con su marionetas y le regala riquísimos erizos de
chocolate; su madre, la recatada, pero atractiva, viuda Frau Heller (la actriz
española María Rosa Salgado); el buhonero Jacquier (el actor francés Michel
Simon, muy bien en su secundario papel) falsamente acusado de los crímenes...
- Encuentro
magnífica su fotografía en blanco y negro.
- En
mi admiración existe, sin embargo, una excepción: no me gusta nada la música
original de la película, que pretende ser descriptiva de la acción e incluye
varios muy desafortunados “sobresaltos” para subrayar momentos de tensión o
peligro, cosa muy normal en las películas de aquella
época.
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El inspector Matthäi con Frau Heller |
Recuerdo que
fue un auténtico éxito popular desde su estreno hasta que consumó su exhibición
comercial, entonces en los cines de reestreno de programa doble y sesión
continua, por lo que ocupa un lugar destacado en la galería de películas de mi infancia.
Por completar sus referencias, quiero señalar que el
coguionista y autor de la idea original, el famoso dramaturgo suizo Friedrich
Dürrenmatt (recuerdo un fastuoso montaje de su famosa obra “La visita de la vieja dama”
en el María Guerrero hace una década o más), parece ser que no quedó muy conforme
con el desenlace del guión y que, poco después del rodaje de la película,
escribió una novela sobre el mismo tema, con el título “La promesa”, obviamente con
un final distinto, que ha dado lugar a un par de películas, desconocidas por mi
parte. La última, reciente, he leído que es la primera de Sean Penn como
director: “The Pledge”.
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Dibujo realizado por la última niña asesinada |
Si no habéis visto “El cebo”, aconsejo que lo hagáis
tan pronto la repongan en TVE2. También la dan con cierta
frecuencia en el Canal 8 Madrid (creo que propiedad del productor, y presidente del Atleti, Enrique Cerezo).
Pero como anuncia el título de este cometario y señalé en el
que he citado sobre “Los crímenes del Museo del Prado”, Tomás García Yebra se
embarcó en 2009 en escribir su versión novelada de “El cebo”, película que
le seguía fascinando, trasladando la acción a su querido pueblo, Las Navas del
Marqués, manteniendo la trama fundamental, con bastante libertad en cuanto a
los detalles, retrasando la historia a mediados de los 60 y ¿manteniendo al
asesino original?.
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El Sr. Mago embelesa a Annemarie |
Y para esta reescritura se olvida del inspector Matthäi, que
no pegaría nada en la España en los años del desarrollo, pero lo
sustituye por Samuel González, Jefe de la Guardia municipal de Socuéllamos y
primo del alcalde de Las Navas, al que éste llama para que trate de resolver
los asesinatos de niñas que la Guardia Civil no consigue aclarar. Para cerrar
las referencias hispanas, Samuel González se supone que es hermano de Manuel
González, alias Plinio, probablemente el más famoso policía español con
anterioridad al detective Pepe Carvalho, todo ello con permiso del creador
literario de los casos de Plinio, Francisco García Pavón, que con dos de ellos,
“El
reinado de Witiza” y “Las hermana coloradas”, ganó
respectivamente los premios de la Crítica y Nadal.
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Portada de la novela |
De la trama no voy a desvelar nada más, para pasar a lo más
complicado en este caso: opinar sobre la novela, porque, como advertí en mi citado
comentario sobre “Los crímenes del Museo del Prado”, “siento a la vez ganas y temor, por el respeto
y admiración que tengo por la película original de 1958, a leer “El cebo” que también ha escrito García
Yebra”.
En la historia de la Literatura (tanto en el teatro como en
la novela), de la Música, de la Pintura, de la Escultura y, no digamos, del
Cine, hay múltiples casos de nuevas versiones de una obra preexistente o la
incorporación a una nueva creación de elementos de una anterior ajena. Tales antecedentes autorizan que García Yebra reelabore, convertiéndolo en
novela, con los significativos cambios antes señalados, el guión de la película “El
cebo”. Y aquí llegamos al quid de la cuestión: Habrá cinéfilos que sentencien:
¡ANATEMA!. Nos han destrozado nuestro querido Cebo, como si fuera el
celebérrimo caso del Ecce Homo de hace un año. Habrá otros que, en cambio, sientan interés por conocer esta nueva
adaptación de la misma trama y se acerquen a ella honestamente, esto es, sin
prejuzgarla negativamente de forma inquisitorial.
Desde esta segunda actitud, yo señalaría que el desarrollo
de la trama está muy bien adaptado a sus nuevas peculiaridades, pleno de
anécdotas y guiños que, por haber vivido esos tiempos, serán mucho más
comprensibles para los Space Cowboys que para los del Brat Pack, y muchos de
ellos resultarán impagables para los que, además, conocemos Las Navas del
Marqués, mientras que alguno, como, por ejemplo, el berlanguiano e inapropiado uso
de un melón, a mí me parece demasiado "atrevido" hasta para la pluma de Azcona.
Desde luego García Yebra no da puntada sin hilo y es
habilidosísimo para sacar provecho de todos los elementos nostálgicos de ese
tiempo y lugar, llegando en su desparpajo hasta incluir su personal cameo con unos 10 años de edad en una escena. Y ya en el desenlace intentar un triple
“looping” de alternativas que alguno considerará excesivo, pero que sería
razonable en la boca de Poirot cuando al final de sus casos explicaba a todos los
participantes en la trama las posibles soluciones y eliminaba razonadamente
las falsas hasta llegar a la verdadera.
De lo que no cabe duda es que Tomás García Yebra ama al CINE
en general y a “El cebo” en particular, película a la que rinde su muy
particular homenaje en su homónima novela. Creo que en esto estaréis de acuerdo
todos los Cinéfilos que os animéis a leerla, tanto los que la apreciéis
mucho como los que la consideréis como una variación innecesaria para una obra
maestra preexistente.
Buen CINE, amigos.
Manrique
Enlaces de interés:
Trailer alemán de la película:
Opinión en Filmaffinity de “Neathara”
(la persona que ha escrito el mayor número de críticas en ese Foro,
generalmente muy interesantes):
Comentario en el blog “Esculpiendo el tiempo” sobre la película:
Un comentario sobre la novela de García Yebra:
Anuncio de presentación de la novela en el
Ateneo el 16.11.2012:
http://www.ateneodemadrid.com/index.php/esl/Agenda/Actividades/Presentacion-de-la-novela-El-cebo