sábado, 26 de mayo de 2012

“Entremeses barrocos” en el Teatro Pavón


Queridos "Cinéfilos":


He visto la representación de "Entremeses barrocos" (cuatro, de Calderón de la Barca, Bernardo de Quirós, Agustín Moreto y terminando con otro de Calderón, dirigidos respectivamente por Pilar Valenciano, Elisa Marinas, Aitana Galán y Héctor del Saz, versionados por Luis García-Araus) exitoso montaje de hace pocos años repuesto por la Compañía Nacional de Teatro Clásico en su sede "temporal" del T. Pavón (donde ya llevan  más de diez años, creo, mientras no acaban las eternas obras del Teatro de la Comedia), reposición que sólo ha estado programada cuatro semanas y termina mañana, por lo que, suponiendo que os interesara, tenéis un mínimo plazo para poder ir a verla (saqué las entradas sólo con dos días de antelación y entonces quedaban un 25% libres, en la función ya estaba lleno, lo que no me extraña con la subvención que permite precios tan contenidos en los Teatros Nacionales en montajes como éste, con 22 buenos actores y cuatro músicos en vivo).


Interesa verla  o no, esa es la cuestión. Por partes: Yo, en absoluto me arrepiento de haber ido y, si sirve para algo el dato democrático de base, la gran mayoría del público se lo pasó muy bien.


¿Cuál es el "pero"?: Pues el rompedor montaje que se ha hecho, muy especialmente para el primero de los cuatro entremeses ("Los degollados") donde se le ha puesto de música y hasta como estética parcial nada menos que rock duro-duro, eso sí, con un decorado, para mí, muy atractivo y audaces guiños, como cuando la desvergonzada y adúltera protagonista se traviste desde musa de Metallika (no sé si se escribe así) a dama atrevida del XVII con sólo ponerse por encima una falda con su guardainfante (o sacristán, que no me quedó claro). Y lo asombroso es que comprobé que ¡hasta resultaba creíble su nuevo aspecto!.


Los otros tres entremeses son más "realistas", aunque en el tercero, "El cortacaras", las vestimentas se han trasladado al romanticismo del siglo XIX. El cuarto entremés, "El toreador", está excelentemente representado, es visualmente muy atractivo y el que marca la cumbre del espectáculo (recuerdo haber visto al menos un par de comedias de Calderón, que me resultaron absolutamente divertidas, lo que parece chocante con la profundidad y trascendencia de sus Autos Sacramentales o de "La vida es sueño").

Todo el espectáculo tiene música en directo (salvo la del rock duro, que está enlatada) y la hora y tres cuartos de la representación de los cuatro entremeses, con sus correspondientes  "entresijos" intermedios, se pasa volando.


Buen Teatro, amigos.


Manrique

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