viernes, 18 de enero de 2019

Yo, Julia


Yo, Julia
Santiago Posteguillo

Imposible que pase desapercibido  este libro, último Premio Planeta 2018, porque se encuentra en los escaparates de las principales librerías de nuestro país y solo falta que nos lo pongan en  la mano cuando entramos en cualquiera de ellas. También llama la atención la fotografía de una señora imponente vestida a la moda de la antigua Roma. Así, que de entrada ya sabemos que se trata de una novela histórica.
Santiago Posteguillo, especializado en la antigua Roma, ha elegido esta vez un personaje que, según él mismo, es menos conocido popularmente pero que fue muy influyente en su momento y que, hasta ahora, se ha escrito muy poco sobre esta extraordinaria mujer de la antigüedad. Posteguillo incluye en el apéndice una nota histórica que nos ánima a leer después de la novela y no antes. Por tanto, no seré yo, quien cuente la biografía de Julia.
El mayor acierto, según mi modesta opinión, es el personaje de Galeno, el médico de la familia imperial, que nos relata en forma de diario, diario secreto por el momento, lo que ve, lo que oye y lo que tiene que callar. Por tanto, es un narrador testigo excepcional de la historia de Julia y Septimio Severo. Porque de esto se trata, de la historia de ambos, no se puede hablar de Julia únicamente. Severo resulta tan atractivo como Julia. ¿Dominado por su esposa? Quizás, o ¿es que se deja dominar, dulcemente? Severo se deja llevar porque le atrae ser emperador de Roma. Severo conoce los riesgos que asume por dar gusto a su encantadora esposa, de belleza exótica y única en el lecho. Severo es un soldado romano en toda su dimensión, gran estratega y valiente. No sin esfuerzo consigue todo lo que se propone. Después de leer la novela me imagino a Severo guapo, imponente.
Casi al final de la novela, en el diario de Galeno flota una idea: ¿Por que llegar tan lejos? ¿Se equivocó Julia, deseando fundar una dinastía? No hay respuesta a estas preguntas, pero sí anuncia una segunda parte.
Más de cincuenta personajes acompañan a estos dos protagonistas, conformando una novela coral, exhaustiva, larga, quizás demasiado, pero de intriga fascinante. Algunos de éstos podrían ser principales en otra novela, porque cuesta entender, por ejemplo, a Marcia, amante de Cómodo o a Julia Maesa, hermana de Julia Domna, ambas son también personajes  históricos.
El objetivo del autor, según él mismo dice, ha sido dar importancia histórica a las mujeres, ya que, en ocasiones, se ha olvidado su papel. En mi opinión, deseo que la importancia histórica de la mujer sea menos malvada. En cualquier caso ánimo a leerla, por todo lo dicho y porque relata muy bien los distintos escenarios, muy importante la descripción de las batallas y, no digamos, las intrigas.
Una cosa más: mejor como título solo  Julia, ya que no es una novela autobiográfica. 

2 comentarios:

  1. Aunque todavía no he leido esta última novela de Santiago Posteguillo que nuestra amiga Ana Díaz comenta, quiero animar a leer también las dos excelentes trilogias del autor sobre Escipión el Africano y sobre Trajano.
    Para mi gusto se codean en amenidad, rigor e interés con la justamente famosa Yo Claudio de "Robert Gavres", estan a años luz de muchos autores actuales de novela-bestseller-seudohistórica de cuyos nombres no quiero acordarme y solo se queda a unos pocos peldaños de la "María Antonieta" de Stefan Zweig cumbre inalcanzable del género.
    Está claro que, de niño, Santiago Posteguillo quería ser Consul de Roma para extender la "civilitas" por todo el orbe pero es encomiable el retrato laudatorio que hace de Anibal y otros enemigos de Roma.

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  2. Pues yo si he leido Yo Julia, siguiendo la recomendación de Ana Diaz; 600 páginas en 10 dias. Mas que leerla la he devorado.
    Me ha parecido una novela apasionante y no solo por la interesante trama que nos presenta del emperador Septimio Severo luchando contra los otros dos autoproclamados emperadores de Roma a finales del Siglo II, sino por el brillante personaje de Julia, su mujer, una atractiva siria, mucho mas joven que el emperador, inteligente estratega, capaz de conducir a su esposo hacia la victoria militar y política y seducir con sus decisiones y actuaciones a las legiones y el pueblo romano.
    A mi me parece que la historia y la vida misma están llenas de casos como éste, en los que muchas mujeres, desde un discreto segundo plano, han conducido y conducen con sus sugerencias y observaciones a los teóricos líderes de los pueblos, las empresas, las sociedades y las familias. Afortunadamente ha llegado el momento en el que estas mujeres abandonen el tradicional segundo plano y adopten posiciones de liderazgo económico, político y social sin ningún tipo de restricción. Mejor así para todos.Hoy Julia hubiera sido la emperatriz y Septimio Severo no hubiera pasado de Comandante en Jefe de su ejército, pero Santiago Posteguillo nos cuenta, muy bien, una historia de hace 1800 años donde los roles y los protagonismos se repartían con otros criterios....

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