domingo, 23 de abril de 2017

Eduardo Mendoza, Premio de Literatura en Lengua Castellana Miguel de Cervantes 2016




Recibiendo el Premio Cervantes en Alcalá de Henares 
Queridos Cinéfilos, amantes de la Literatura:

Descubrí a Eduardo Mendoza tardíamente, en los primeros 90, con "Sin noticias de Gurb", la única narración que me ha hecho reír a carcajadas. Corrijo, que nos hizo reír a carcajadas a todos en casa en una situación insólita y no repetida: se me ocurrió leer en voz alta unos párrafos escogidos y al día siguiente había disputa entre mis hijas para usufructuar la novelita.

Luego seguí con "El misterio de la cripta embrujada" y "El laberinto de las aceitunas", que me había recomendado Fernando, compañero de trabajo que algunos conocéis, y mi aprecio por Eduardo Mendoza se acrecentó. Pocos años después me gustó "Una comedia ligera".

Tras muchos años sin reencontrarme con el autor, con motivo de la entonces inminente entrega del Premio Cervantes, hace un mes quise aprobar una de mis "asignaturas pendientes" y por fin he leído "La ciudad de los prodigios". Me ha parecido magnífica, amenísima ilustración de un muy interesante periodo histórico en Cataluña, en mi opinión incluso con atractivos toques de "realismo mágico" y hasta resonancias de la saga de "El Padrino", naturalmente trasladada a la Barcelona de finales del siglo XIX y principios del XX. Absolutamente aconsejable.

En su discurso de aceptación del Premio Cervantes, Eduardo Mendoza se ha mostrado como lo que es, un gran autor y mejor persona; nada vanidoso ni prepotente, sino digno, elegante y con sentido del humor, sin que ello le obste para impregnar su obra con una profunda crítica a los comportamientos antisociales de trepas y corruptos, crítica tanto más eficaz cuanto que se hace desde la inteligencia y no desde la bilis putrefacta que, presumo por problemas de vesícula, parece haber infectado a algún otro autor anteriormente premiado, quién supongo que, en su correspondiente edición, solo se dignó a aceptar el premio, que él mismo había despreciativamente descalificado años antes, para acopiar los 125.000€ como financiación para curar sus males en el colédoco. Esperemos que lo haya conseguido.

Volviendo a Eduardo Mendoza, también quiero agradecerle su utilización masiva, pero no única, del castellano en su producción literaria, por cierto toda la que conozco dedicada a historias y tramas desarrolladas en Cataluña y mostrando en ellas un ferviente amor a Barcelona, lo que no ha impedido que, en múltiples ocasiones, la Generalitat no se haya dignado a incluirlo, junto con Joan Marsé y otros , en las listas de escritores catalanes en su participación institucional en ferias internacionales de Literatura, simplemente porque estos "represaliados" no utilizan únicamente la lengua catalana.

Mi consejo es, leed a Eduardo Mendoza. Lo agradeceréis. Yo sigo teniendo pendiente, mea culpa, mea maxima (sic) culpa, "La verdad sobre el caso Savolta" y "Riña de gatos". Espero no tardar en saldar mis deudas.

Y si por un casual, Eduardo Mendoza lee esta humilde crónica, le envío mi más sincera felicitación por su merecido Premio, mi agradecimiento por el regalo de sus novelas y tan sólo le deseo un pequeño, minúsculo disgusto: Que hoy pierda su muy amado Barça, porque se proclama profundamente culé ... y ¡yo me quedo con el Real Madrid!.

Muy buen literato y educada persona el último Premio Cervantes, que tanto honra a D. Miguel.

Manrique 




2 comentarios:

  1. Hace unos pocos meses decidí acercarme a Eduardo Mendoza y lo hice con La ciudad de los prodigios. La impresión que recibí es que la imaginación de Mendoza supera a su capacidad de expresión. En otras palabras la novela me pareció excesivamente compleja en cuanto a personajes y situaciones y excesivamente ambiciosa en cuanto su temática. No cabe duda que tiene una deuda con Garcia Marquez, no solo en la desmedida exageración que convierte situaciones creibles en situaciones "mágicas", como las que protagoniza el siniestro gato que aparece en los primeros capítulos sino también en hacer de un lugar algo con vida, Macondo-Barcelona, etc.
    No obstante voy a darle otra oportunidad por tres motivos: El excelente discurso de aceptación del premio, su actitud humilde digna de todo encomio y , last but not least, la recomendación de nuestro amigo Manrique

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  2. Rogelio, si quieres cambiar tu percepción de Mendoza, te recomiendo el primer libro que menciona Manrique, "Sin noticias de Gurb". Gamberro, disparatado, sin sentido... Nada que ver con el resto de su obra.

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