viernes, 27 de enero de 2017

Martirio, fe y dudas: "Silencio" ("Silence" USA 2016) de Martin Scorsese



Queridos Cinéfilos:

A veces he sido muy osado en este Foro atreviéndome a poner en boca de grandes figuras del CINE frases que nunca dijeron pero que sí me parecía muy coherente que podrían haber opinado en el sentido que yo señalaba. Voy a atreverme una vez más a hacerlo, hoy ”en nombre” de mi admiradísimo Bergman o del gran maestro Dreyer, nada más y nada menos: “Interesante y profunda película, muy bien hecha; a mí también me hubiera gustado desarrollar este tema, que está muy en mi línea, dándole mi orientación personal, claro”.

Contando con “semejante” respaldo voy a tratar de convenceros para que veáis “Silencio”, la más reciente película de Martin Scorsese, cinta que me temo no durará mucho en pantalla habida cuenta las tendencias, estéticas y temáticas del enclenque cine actual que mayoritariamente reclama el público palomitero, con las dignas excepciones que aquí tratamos de recomendar como películas del CINE que nos interesa, educa, emociona y, además, nos entretiene, que no somos masoquistas.

Por si alguno de los que leáis esto aún no sabe cuál es el tema de “Silencio”, aunque dudo se dé tal caso, recuerdo los antecedentes históricos de la trama (en absoluto es esencial leerlo para entender la película, pero sí conveniente):

El Japón del siglo XVI (y así continuó ¡hasta mediados del XIX!) vivía en un autoimpuesto aislamiento “defensivo” respecto a la tradicional amenaza del vecino Imperio Chino en su occidente y con el mayor y más ancho océano del planeta en su oriente, manteniendo internamente una vetusta organización social, todavía puramente medieval, gobernada localmente por los daimios, con muy frecuentes guerras civiles entre señores de la guerra y con un pobre y atrasado campesinado disperso en un terreno muy montañoso y poco apto para la agricultura, aspectos que se pueden encontrar en cualquier película japonesa cuya acción se desarrolle en esos tiempos, por ejemplo las míticas “Los siete samuráis”, “Trono de sangre” o “La fortaleza escondida”, del gran Akira Kurosawa.

Hacia 1550 llegaron los primeros europeos, misioneros portugueses y españoles, principalmente jesuitas, con el navarro San Francisco Javier a la cabeza (que personalmente sólo pasó allí muy pocos años), pronto seguidos por los comerciantes holandeses. Durante 30 o 40 años los misioneros gozaron de una relativamente amplia libertad de acción, concedida por el Shogun Ashikaga Yoshiteru y el señor de la guerra Oda Nobunaga, llegando a bautizarse una significativa cantidad de japoneses, del orden de varios cientos de miles campesinos e incluso algunos señores feudales en ese periodo, especialmente en Nagasaki y resto de la zona sur del archipiélago.


Memorial de los 26 mártires en Nagasaki
En 1587 el Shogun Yoshiteru es asesinado y sustituido en el cargo por Toyotomi Hideyoshi que, alarmado por el avance del cristianismo, decreta la expulsión de los misioneros, la destrucción de las iglesias y la erradicación del cristianismo mediante una persecución que se hizo especialmente sangrienta hasta su muerte a finales del siglo, destacando en ese periodo la crucifixión de los llamados 26 mártires de Nagasaki el 5 de febrero de 1597, entre ellos San Pablo Miki y tres adolescentes monaguillos (a éstos se les puede reconocer por su corta estatura en el Memorial existente en Nagasaki), aunque las víctimas entre los campesinos “de a pie” durante esos años se debían contar por miles.

Pocos años después de la toma de shogunato por la históricamente famosa dinastía Tokugawa, con el edicto de 1613 se retoma y recrudece la persecución contra los cristianos, que habían tenido un corto paréntesis de permisividad, considerándose que no menos de 250.000 son asesinados entre esa fecha y 1660, cuando se da por “resuelto el problema” por parte de las autoridades niponas. No obstante, durante los dos siglos siguientes, coincidiendo con una de las más importantes fiestas budistas anuales todos los japoneses debían pisotear imágenes cristianas esculpidas en placas metálicas como prueba de que no practicaban secretamente la fe prohibida.


Los dos jóvenes jesuitas con dos cristianos ocultos
En tal entorno se inicia la película en la portuguesa colonia de Macao y en la década de1630: dos jóvenes jesuitas, antiguos discípulos en el seminario del padre Ferreira, que ahora continuaba su misión evangelizadora subrepticiamente en Japón, cuando llegan noticias de que éste ha abjurado de su fe y se ha convertido en un sacerdote budista, con esposa y un hijo, se niegan a creer esa historia, presentándose voluntarios a su superior para ir a Japón y contrastarla, al mismo tiempo que para apoyar a las pequeñas comunidades cristianas que pervivían secretamente en su fe.

Ese viaje, el desarrollo de su misión y el desenlace de la misma (la estructura de la película tiene un cierto paralelismo formal con la de “Apocalypse Now”), junto con las tremendas dudas éticas y religiosas frente a las decisiones que deben afrontar los jóvenes jesuitas, son el objeto del guión de Jay Cocks y Martin Scorsese, basado en una novela de Shusaku Endo, escritor que algunos críticos nipones consideran el Graham Green japonés. He leído que en los años 90 Akira Kurosawa le regaló la novela a Scorsese, que, tras leerla, decidió que la llevaría al CINE a pesar de su dificultad. Al fin lo ha conseguido.


Scorsese dirige a Andrew Garfield y Shinya Tsukamoto
En mi opinión, ya sin usurpar a los Maestros del CINE, “Silencio”:
  • Por su temática es una película profunda y muy interesante, con un atrayente guión, al que únicamente se le puede señalar que quizá se podrían haber eliminado algunas escenas que más que repetitivas no son necesarias, reduciendo los 159 minutos de su metraje a ¿120?, ¿130?. Pero coincido con Oti R. Marchante “Y es excesivamente larga, pero no plomiza”.
  • Formalmente está muy bien realizada, como no cabía menos de esperar de un director como Martin Scorsese. Con excelente ambientación y localizaciones. Algunas secuencias merecerían figurar en una antología del CINE.
  • Cuenta con una acertada interpretación en los papeles de los dos jóvenes jesuitas: Andrew Garfield (nominado para el Oscar de este año por “Hasta el último hombre”, aunque he leído que algunos críticos opinan que lo debía haber sido más justamente por “Silencio”; era uno de los jóvenes estudiantes de "Leones por corderos", aconsejada en el Foro por Rocío, y el protagonista juvenil masculino en la interesante Never let me go , en España se tituló "Nunca me abandones", de la que también opinamos aquí varios Cinéfilos), que tiene el papel protagonista como Padre Rodrigues, sufre muy verosímilmente el enorme dilema al que debe hacer frente, y Adam Driver como un convincente Padre Garupe, se compañero en la odisea o, mejor dicho, dantesco descenso a los infiernos. Liam Neeson cumple correctamente como el apóstata Padre Ferreira, que en sus circunstancias no es un personaje de “una pieza”, sino con muchos matices.
  • Y con un puñado de magníficos los actores japoneses, muy especialmente Issei Ogata como Inoue Masashige, “el Inquisidor” perversamente sutil (me recordó el “tratamiento” final que O’Brian le daba al “disidente” Winston en la mítica e imprescindible “1984” de Orwell; escojo este diálogo de la misma: “Dime, Winston, ¿cuáles son los verdaderos sentimientos que te inspira el Gran Hermano?. - Lo Odio - ¿Lo odias?. Bien. Entonces ha llegado el momento de aplicarte el último medio. Tienes que amar al Gran hermano. No basta que le obedezcas; tienes que amarlo Empujó delicadamente a Winston hacia los guardiasHabitación 101 – dijo"), Tadanobu Asano como ayudante del Inquisidor y Shinya Tsukamoto como destacado miembro de una pequeña y clandestina comunidad cristiana campesina.
  • Fotografía excelente de Rodrigo Prieto (nominado por ella al Oscar de este año, también lo fue por “Brokeback Mountain” y antes responsable de la fotografía de “Amores perros”).
  • Comparándola con la famosa, y muy buena, “La Misión”, de temática “convergente” pero en absoluto similar en su esencia, aquélla me pareció que fácilmente tenía un mensaje obviamente inequívoco y universalmente aceptable, mientras que en “Silencio” se nos deja a los espectadores que cada uno juzguemos, poniéndonos en la posición de los jóvenes jesuitas. ¡¡Menuda tarea!!.
Llegando la pleamar a los crucificados
Consecuentemente con todo lo anterior, aconsejo verla… pronto. Esta no es una película de masas ni, en absoluto, hagiográficamente religiosa (de facto ha tenido críticas de una parte de la jerarquía católica respecto a su contenido por considerarlo históricamente no fiel, ya que protesta que en sus archivos no hay la menor constancia documental  de apostasía por parte de los misioneros en Japón y sí certificación indiscutible de un elevadísimo número de mártires) y, por ello, desafortunadamente espero que no durará en cartelera. Ojala me equivoque.

¿Y qué opina la crítica profesional?.. Para vuestro conocimiento adjunto, como es habitual, los siguientes enlaces con una variedad de referencias:

Rápida presentación de la película en el programa semanal “Días de Cine” en La 2 de TVE (incluyendo una muy breve opinión en vivo del propio Scorsese):
http://www.rtve.es/alacarta/videos/dias-de-cine/silencio-ddc/3866182/

Tráiler oficial en español (2 min):

Comentario de Oti R. Marchante en ABC: “De nuevo la fe en el cuadrilátero de Scorsese”:

Crítica de Carlos Boyero en El País: “Otro Scorsese religioso, otra decepción”:

Los tres jesuitas: Rodrigues, Ferreira y Garupe

Comentario de Luis Martínez en El Mundo: “La última tentación de Scorsese” (con el que más me identifico en este caso, os aconsejo leerla íntegra):

"’… Scorsese se sabe fiel heredero de una tradición que tiene en nombres como Carl Theodor Dreyer y su ‘Pasión de Juana de Arco’ quizá su momento fundacional. Pero, más allá, la película dialoga con el gesto arrebatado y exultantemente místico del cine de Tarkovski, sin renunciar al peregrinar por los abismos de Ingmar Bergman. ‘¿Suicidarse...? No, no... pero puedes quedarte inmóvil, en silencio, así al menos no mientes y puedes aislarte en ti misma, sin interpretar ningún papel, sin tener que exteriorizar gestos falsos’, dice la doctora al personaje interpretado por Liv Ullmann en ‘Persona’ y ahí, en el reconocimiento del silencio como la última oportunidad para evitar la máscara, la mentira, Scorsese y el director sueco comparten algo más que solamente una herida. El resultado es una película que coloca al espectador en una posición tan reveladora como incómoda. Nunca complaciente. Scorsese quiere en todo momento acercar el héroe al traidor. Y hacerlo con una mirada tan compasiva como finalmente cruel. Sólo las máscaras aciertan a dar con el sentido profundo de la más radical de las paradojas. Y así hasta dar con uno de los finales más delicados y tristes del cine reciente”

http://www.elmundo.es/cultura/2016/12/22/585c2618268e3e49178b468e.html


Crítica de Sergi Sánchez en Fotogramas: “Para creyentes que tengan un lado oscuro”:

http://www.fotogramas.es/Peliculas/Silencio#critFG


Finalizo animándoos a que los que la veáis compartáis vuestra más libre y personal opinión en este Foro.

Buen CINE. Amigos

Manrique

1 comentario:

  1. Querido Manrique:
    Como tantas otras veces, coincido contigo en tu crítica de “Silencio”, incluso enfatizando tus palabras: “muy interesante y profundísima película, muy bien hecha”.
    De las muchas que he visto sobre temas religiosos es la que más me ha impactado. Las escenas de la crucifixión (tortura/martirio) con intervención de las mareas son inolvidables. En verdad creo que toda es inolvidable.
    Estoy leyendo el libro y después pretendo volver a ver la película, aunque quizás no pueda ser – como pronosticas – en salas comerciales.
    Todo en la película está expresado de forma muy inteligente y creo que original. Ejemplo: las reacciones de los sacerdotes ante las situaciones límites a que deben enfrentarse. Pero nadie debe buscar respuestas explícitas en la película a las cuestiones éticas que plantea. Creo que los guionistas conocen, aunque no aprecio que lo expresen, que las respuestas – las valoraciones éticas - a dichas cuestiones deben buscarse en la conciencia íntima de los personajes. ¿Y qué ser humano puede conocer tal intimidad de un tercero?
    En respuesta a tu pregunta sobre la reunión. La Sala de mayor capacidad de Maldonado estaba llena, sin duda por lo ya dicho: las preguntas sin respuesta que la película genera. El s.j. Lamet hizo un buen marco histórico, aunque no tan completo como el tuyo, y lidió muy bien con las preguntas. Informó que la Compañía de Jesús asesoró en varios aspectos a Scorsese.
    Abrazos,
    Luis Lomo

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