viernes, 9 de septiembre de 2016

The get down (parte I)

Netflix ha encargado a Baz Luhrman la producción de su serie más cara y el australiano ha hecho lo que mejor se le da: mezclar música, romanticismo y una pizca de fantasía.

Para ello ha elegido una sólida historia sobre el Bronx en los 70, época en el que las bandas dominaban la zona y el hip-hop y el graffiti empezaban a inundar las calles. Netflix, al parece por motivos de producción, ha decidido emitirla en dos partes. La primera ya está disponible y la segunda lo estará en 2017. Aunque no sea un musical, toda la serie gira en torno a la música y le da un ambiente festivo que dudo que tuviera el Bronx en los años en los que era más rentable quemar edificios que alquilarlos y en los que las bandas acampaban libremente a sus anchas en el que Furiosa (de Mad Max: Fury Road, para los Space Cowboys) no habría desentonado lo más mínimo.

La serie cuenta la historia de unos adolescentes que buscan su lugar en el mundo. El protagonista, Zeke, es un chico listo, al que se le da bien escribir poesía y que está loco perdido por su mejor amiga, Mylene. Pero ella prefiere salir del Bronx al amor, al menos en principio. Todos estos adolescentes y sus amigos tienen en común su amor por la música y el intento de mejorar su vida.



El que sea una serie favorece el que no solo conozcamos bien a los protagonistas, sino a los secundarios que los rodean: Fat Annie, una gánster en toda regla; Cadillac, su hijo, más interesado en la música disco (que competiría con Tony Manero) que en los negocios familiares; Jimmy Smith, que está espléndido como Papá Fuerte, un constructor local sin muchos escrúpulos y quizá el personaje más moralmente gris de la serie y, por supuesto, Shaolin Fantastic, un grafitero mítico entre los jóvenes que quiere reconvertirse en DJ, pero que está metido en negocios con Fat Annie, el productor acabado… Todos tienen historias interesantes, que no distraen de la trama principal, al contrario, consiguen que veamos muchas más facetas y puntos de vista de la historia.

Baz Luhrman no huye de la fantasía, principalmente en lo que rodea a Shaolin Fantastic en los primeros episodios (el primero lo dirige él mismo), pero la serie es mucho más realista que Moulin Rouge, por ejemplo, tanto visualmente como en cuanto a la construcción de personajes. Eso no quiere decir que muchos, en algunos momentos no rocen lo paródico (el baile de Cadillac) o parezcan estereotipos (el productor), pero se redimen porque tienen otras cualidades. De hecho no hay un villano al uso que se oponga al éxito o el amor de la pareja protagonista y al terminar la primera parte da la impresión de que es más posible que sean sus propias decisiones las que los separen.

Hasta los DJ necesitan un Sensei1
El amor, como siempre en Luhrman, es ciego y sus “víctimas” confían en que conseguirá sobreponerse a todos los obstáculos que se presenten y que, en el momento de terminar la primera parte, parecen venir sobre todo, de madurar y de las decisiones que tendrán que tomar en sus carreras profesionales.

No he hablado todavía de la música, que es espectacular, entre las canciones originales de la época y las elaboradas especialmente para la película. Todas ellas se mezclan de un modo natural, sin importar los estilos: dance, hip-hop, rap, espirituales, rock… incluso el tema principal de “La guerra de las galaxias” aparece en la serie para dar paso a uno de los momentos clave. Para ello, han contado con DJ de la época que empezaron trabajando de consultores y acabaron de productores, como Grandmaster Flash.

Aunque esta primera parte funciona de modo independiente, dejan para la segunda parte el conflicto entre vida profesional y personal o deseos e intereses/deber de muchos personajes. Pero eso tendremos que descubrirlo en 2017.

Lista oficial de Spotify de The Get Down

1 Maestro en japonés, normalmente se usa en artes marciales y los protagonistas están influidos por las películas de Kung Fu de la época. En la imagen están haciendo de "pequeños saltamontes".

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