viernes, 22 de enero de 2016

El Hombre que Susurraba a los Caballos.

¿Acaso es tan difícil de entender que solamente se necesita un lugar suave en el que caer?
En ocasiones la gente sólo busca un lugar tranquilo en el que refugiarse, estar. No habría que darle más vueltas. Podríamos, incluso, tomar como ejemplo a los perros; ellos se acurrucan en tu costado a la menor ocasión buscando un lugar tranquilo en el que reposar un poco, en el cual sentirse un poco seguros, en el que abandonarse a cualquier amenaza. Acaso ¿no has tenido en tu regazo a un pequeño peludo aterrado en días navideños de petardos?. No nos sintamos mejores que un perro. Ese podría ser un buen punto de partida vital para un humano.

Vamos por la vida sacando pecho. Vamos intentando ocupar más espacio del que nuestro cuerpo desaloja y vamos intentando dejar una permanencia tras de nosotros que ni se ajusta a nuestro volumen. Vamos desalojando materias del lugar que residen por el simple hecho de sentirnos protagonistas, mejores que esa materia que desalojamos o así lo creemos. Pero… es posible que ese desalojo provoque que alguien solamente quiera encontrar un lugar en el que descansar.

Si sumamos el dolor de una hija al de una madre, si sumamos la necesidad de comprensión de dos mujeres dispares, es posible que obtengamos una bomba.

Una bomba, casi seguro, nos explotará entre las manos. ¿Sabe alguien desactivar una bomba? ¿Eh? ¿Tú? ¿Cómo? ¿Cómo dices? ¿Ah? No. Bueno. No pasa nada. No. No te preocupes. Sí. Sí, claro. Ah, eso. Sí. Va, no pasa nada; que no, que no te preocupes. Todo está bien. Sí. Sí. Te entiendo. Si te entiendo. Claro. Tú tranquilo. Eso. (Mil respuestas.)

Cuenta conmigo. Eso, cuenta conmigo si necesitas algo. Ah. Eso. (Quizás hayas leído rápido el párrafo anterior. Es posible que hasta hayas pensado que qué es lo que he escrito. Lo sé. Bueno. Te diré que he escrito lo que suele decir alguien que se presupone se ofrece a ayudar sacando pecho, pero luego se justifica la huida sintiéndose incapaz de echar una mano, sin embargo quedando de maravillas). ¿Quién ayuda a ese inseparable binomio de madrehija ahogadas en tragedias y aporta la serenidad que necesita la desactivación de una espoleta? ¡Decidme!, ¿sois capaces de construir los diálogos mentales que no se muestran en esta película? Seamos empáticos. ¿Entendamos al desbordado? ¿Somos capaces de ayudar a los que decimos ser nuestros amigos? Perdonadme. Sí, perdonadme. Y digo esto porque... otrora, la gente de nuestro tiempo éramos capaces de fundirnos con aquél que estaba en una situación anímica complicada sin juzgarlo; no pensábamos ni 'resolvíamos' con un: "Tienes que ir a un psicólogo. Te pido cita yo mismo". Los amigos estaban. Los amigos te ayudaban. Los amigos, eran amigos. Entendamos el arrebato del dolor. Al fin y al cabo… esos que lo pasan tan mal, ..., sólo buscan un lugar suave, tranquilo, comprensivo, en el que estar. Y si una recorría océanos de carreteras o de temores para encontrarte... te encontraba. Estabas. Deberías saber la razón por la que te he llamado, por la que me he acercado a ti. Lo malo de todo es que, frecuentemente, esos lugares no existen. O es posible que tú no existas. O yo. No hay lugares suaves en los que caer.
Párate, sólo atiende a esta canción: (Es más, pasa de esta canción, visiona la película entera y observa tu vida y decide en qué punto de esta paleta de colores de la vida estás tú.). https://youtu.be/5jzIL85SbrA

Si un amigo en su dolor debe buscar la ayuda en un profesional porque tú no estás... , dime, ¡dímelo...! Exacto... : Se prostituye. Paga por la comprensión y solidaridad igual, exactamente igual, que por la compañía (aunque sea sexual).
 En cambio, si estás tú... si estamos nosotros... ninguna espoleta estallará y habrá un lugar suave en el que descansar.
https://youtu.be/5jzIL85SbrA

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Lo que tengas que decirnos, nos interesa. Gracias.

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.