martes, 12 de febrero de 2019

ROMA


La película es muy lenta y cuesta centrarse. Durante muchos minutos de cinta el juego consiste en tratar de adivinar cual es el tema, o de qué va, como se dice ahora.

Sin embargo, en un momento de la proyección puede que el espectador se de cuenta de que por ensalmo del director Alfonso Cuarón, ha sido transportado a los años 70 del siglo XX. Radios omnipresentes a todo volúmen, actividad bulliciosa, claxons de automóviles, salidas dominicales de cines atestados - ¡ay! cómo me dolió esta imagen cuando me di cuenta de que estaba viendo la película en Netflix.

Pero ¿cómo es posible que la recreación del ambiente de México DF en los primeros 70 presente delante de mis ojos el ambiente de mi barrio de Argüelles en esa época en Madrid? ¿será que no eran tan distintos? ¿será una reedición del milagro de las lenguas de Pentecostés?

Una vez captados por la batuta de Alfonso Cuarón vemos que la película tiene más mensaje que una pura recopilación de recuerdos - he oido o leido por ahí comparaciones con Amarcord de Fellini. Nada que ver, Roma tiene tésis y  muy bien expuesta, es uno de los alegatos contra el machismo mejores que puedo recordar.

La verdad es que Alfonso Cuarón es un gran director. Incluso el viejo truco de crear un personaje abyecto y ridículo y asignarle después una ideología deleznable le funciona y casi ni se nota.

¿Qué si recomiendo ver la película? Eso es cosa tuya, a mi me ha encantado.


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