lunes, 25 de octubre de 2010

Sherlock (BBC)


Cuando vi los trailers del Sherlock Holmes de Guy Ritchie todo me chirriaba: esos no eran los personajes sobre los que yo había leído en mi infancia y que me habían cautivado. Sin embargo, cuando oí que Mark Gatiss y Steven Moffat (Doctor Who) se habían unido para hacer una miniserie de Sherlock Holmes, la curiosidad me picó y el trailer me pareció que iba mucho más en la línea de lo que yo imaginaba en mis lecturas.

Luego, después de ver el trailer y leyendo comentarios en Internet, caí en la cuenta de que este Sherlock estaba ambientado en el siglo XXI.

¿Que cómo no me di cuenta antes? Además de porque soy muy despistada, porque los personajes y la ambientación están tan cuidados que no se nota: Sherlock (Benedict Cumberbatch) y Watson (Martin Freeman, próximamente Bilbo Bolsón) viajan en taxi, pero los planos están rodados de modo que podría haber sido un coche de caballos. Esto no quiere decir que Sherlock viva al margen de la sociedad actual: aquí hay móviles, cámaras de seguridad y Bolgs, pero pervive el espíritu del original: Sherlock es un sociópata prácticamente amoral que no sabe que la tierra da vueltas alrededor del sol, pero que es capaz de descubrir el origen del tren en el que montó una víctima en unos segundos sin que Lestrade y Watson sepan cómo lo ha hecho; del mismo modo que le importa más "el juego" que la vida de las personas que forman parte de él.

Los actores están fantásticos: Cumberbatch crea un Holmes apasionado por su trabajo, pero también falto de empatía; es capaz de hacer creíble un personaje que va siempre por delante de los demás y que no se da cuenta hasta que se lo dicen, mientras que Freeman crea un Watson deslumbrado por Holmes pero también fuerte --no es un mero perrito faldero como en algunas versiones--, mención especial merece Gatiss como Mycroft, perfecto como poder en la sombra y Rupert Graves como un Lestrade ligeramente resentido con Holmes (aunque no tanto como sus colegas) pero más centrado en resolver los crímenes que en su ego.

Los autores no rehuyen tampoco especular sobre el origen de la amistad de Holmes y Watson y lo hacen de modo que no traicionan a los personajes (Holmes está casado con su trabajo y Watson interesado en las mujeres), pero hay guiños a aquellos a quien creen que hay algo más.

En el primer episodio (sólo hay tres, aunque lo han renovado para el año que viene) Watson, un medico retirado del ejército por una lesión en la guerra de Afganistán, intenta encontrar un compañero de piso y por casualidades de la vida, se topa con un excéntrico hombre que parece adivinar todo sobre su vida y decide que compartir piso con él es posiblemente mejor que seguir viviendo como hasta ahora. Este es el principio de "A study in pink", que se basa (bastante de lejos) en "Un estudio en escarlata" y que, como toda la serie mantiene el espíritu de Doyle.

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